Inicio de Estancias y Formación Libre en Agricultura 2024
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Para solicitud de información e inscripciones, escribe indicando tus datos a: lacalmadepamies@gmail.com
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Mi nombre es Mercedes, tengo 56 años (febrero 2024) y vivo en Segovia. Hace unos meses me quemé la mano con agua hirviendo. Esto me provocó una quemadura muy grande.
Desde el primer momento me apliqué DMSO al 70% en el gel de aloe vera y CDS puro, en spray. Me lo aplicaba con mucha frecuencia a lo largo del día. Nunca se infectó ni me dolió y no me ha quedado ninguna marca. Se fue curando poco a poco, de dentro a fuera.
Llevo muchos años tomando CDS, agua de mar, vitaminas y plantas. En esos momentos aumenté la dosis de vitamina C. La mano, como se ve en las fotos, cicatrizó muy bien.
Mi nombre es Pilar, tengo 55 años (febrero 2021) y vivo en Huesca. Quería contar otra experiencia con el clorito de sodio (MMS).
La uña del dedo pulgar de mi mano derecha quedó afectada por unos hongos; casi la mitad de la uña estaba blanca y despegada de la piel. En un principio probé, durante unos cinco días, con el aceite del árbol del té; sin tener resultados notables. Fue entonces cuando se me ocurrió probar con el MMS de la manera siguiente:
Una gotita de clorito de sodio, más una gotita del activador, más dos o tres gotitas de agua; aplicada directamente en la uña afectada por el hongo, tres o cuatro veces al día.
En las primeras aplicaciones, ya comencé a notar mejoría y al cabo de cuatro o cinco días el hongo desapareció. Actualmente la uña está recuperando su aspecto normal y volviéndose a pegar a la carne.
Mi nombre es Alejandra, tengo 49 años (febrero 2021) y vivo en Argentina. Trabajo como odontóloga. Apliqué localmente CDS a una niña de 13 años en una verruga de su mano derecha. La aplicación fue local, tópica, ayudada de un algodón, con mucho cuidado, pues el CDS era puro.
Se le aplicó de forma intermitente: una semana lunes, miércoles y viernes y la siguiente martes, jueves y sábado.
Fue durante unos meses y, sin casi darnos cuenta, había desaparecido.
También hicimos una visualización de la emoción.
Deseo que este testimonio ayude a más personas, con mucha humildad, desde mi lugar, les deseo que la verdad nos dé libertad.
Calculo que fue hacia el año 1995 que me empezaron a salir verrugas en los dedos de las manos. Cada vez había más y se hacían más grandes. Fui a varios dermatólogos que me las quemaban con nitrógeno líquido, me recetaban productos de farmacia totalmente inservibles, que sólo hacen que ensuciar.
Cuando ya hacía 5 años desde que me había salido la primera, aquello cada vez iba a más. Tenía una verruga que ocupaba casi toda la tercera falange del dedo índice de la mano izquierda y otras que me tapaban 3/4 partes de las uñas en las dos manos. Era muy desagradable.
Un amigo mío me las vio y me dijo que conocía una planta que las curaba. No anduvimos más de 100m para encontrarla. Se trataba de la Celidonia o hierba verruguera (Chelidonium majus). Pintándome las verrugas de amarillo con esta hierba, fue cosa de unos 3 o 4 meses que un buen día vi que se estaban secando y fueron haciendo una costra y la misma semana cayeron sin dejar ningún rastro!!!!. Os aseguro que aquel día estaba muy contento.
Es difícil decir cuántas veces me ponía, pues cuando marchaba de fin de semana la tenía al lado, porque es fácil encontrarla, pero entre semana en un piso en Barcelona la hierba no vivía.
Los fines de semana me ponía 2 o 3 veces al día. Me traía algunos tallos a Barcelona y las dejaba en un vaso de agua para poderme poner entre semana, pero a veces en invierno me pasaba 2 o 3 semanas sin poder cosechar. El objetivo era pintarme las verrugas siempre que podía.
En resumen, yo lo que hacía era romper el tallo y entonces me pintaba la verruga con el líquido amarillo que sale, cuando dejaba de salir volvía a romper el mismo tallo un poco más arriba y así hasta que agotaba incluso las hojas.
En todo caso, yo creo que aplicándolo una vez al día sería suficiente.
Como estoy haciendo mis pinitos con agricultura orgánica en el jardín, dejo crecer la ortiga por sus beneficios para fortalecer los plantines y así mismo para fortalecer y limpiar nuestro organismo (hemos hecho un grupo de principiantes en horticultura con algún que otro veterano que nos presta su experiencia). Hace dos días me rocé con esta ortiga un par de veces.
Enseguida se me ocurrió que si el aloe era buen remedio para varios problemas de piel, ¿por qué no para el tóxico de las púas de la ortiga? Me unté directamente el jugo de la planta y en seguida empezó a aliviarse y disminuir la sensación de picor. En pocos minutos había desaparecido hasta los sarpullidos y gradualmente la picazón.
¡Cuánta medicina tenemos a nuestra disposición en la Naturaleza!
Un abrazo, y mil gracias por vuestra labor.
Os escribo para dejar mi testimonio de cómo he solucionado mi deshidrosis en las manos. He tenido los dedos de las dos manos completamente abiertos. Los médicos suelen dar corticoides - esta vez no los usé. He ido al mar dos veces al día. El agua de mar es lo único que me calmaba el picor, así que me traía agua de mar a casa, e iba poniendo las manos en un balde con esa agua cada vez que sentía el picor (hay que secarse muy bien las manos cada vez que se mojan). Fue la única solución para que no me rascara mientras dormía. También hay que hidratarse las manos con alguna buena crema. Probé muchas, incluso aloe puro directamente de la planta, aún así, no se me cicatrizaban totalmente.
Hasta que por fin di con RESCUE CREAM. Al día siguiente ya no tenía ninguna herida abierta. Sigo cuidando las manos con esa crema y usando guantes de algodón para tocarlo todo, ya que una gran mayoría de personas que tenemos deshidrosis también somos alérgicas al níquel, y el níquel está en casi todos los objetos, llaves, pomos puertas, palo de la fregona, etc...
También me acostumbré a cambiar la mitad del café que tomo por infusiones relajantes como: amapola, tila, estevia y salvia- porque son las que me gustan, seguro que hay muchísimas más relajantes- ya que la deshidrosis se nos suele disparar en situaciones ‘’con los nervios a flor de piel’’. Nunca mejor dicho.
Cuando tenía unos 8 años me empezaron ha salir un montón de verrugas comunes en las palmas de las manos. Al principio tenía pocas, pero al cabo de más de un año tenía las manos llenas. Entonces mi madre me dijo que la planta hierba verruguera (Heliotropium europaeum L.) quitaba las verrugas y empezó a aplicarme las hojas directamente a las verrugas, unas 3 o 4 veces al día.
La planta puede ser venenosa si es ingerida, pero para la piel solo basta con coger unas hojas y refregarte varias veces hasta que suelte un líquido verde. Si se guarda una rama en la nevera se conserva unos 3 o 4 días.
Al cabo de un mes, más o menos, las verrugas habían desaparecido, sin ninguna molestia, y hasta ahora no me han vuelto a salir. Para mí es la mejor manera de deshacerse de este tipo de verrugas, pero no sé si valdría para otros tipos u otros problemas de la piel.
Mi hija llevaba más de 3 meses con un hongo en un dedo de la mano. El hongo parecía un pedacito de coliflor pegado a la uña, un poco áspero. Le molestaba al tocarlo o si algo le rozaba.
Los médicos le daban antibióticos y pomadas, pero no se le quitaba y cada vez le molestaba más.
Un día se puso un algodón empapado de vinagre de manzana encima de la uña y lo dejó toda la noche. Al día siguiente se le empezó como a desmoronar y, para sorpresa de las dos, su dedo quedó como nuevo y su uña se recuperó.
Hasta el día de hoy el hongo no volvió.
Tengo un eccema en las manos desde hace cuarenta años. Tengo una hija médica y me han visto muchos médicos, me he untado muchas cremas, tengo temporadas mejores pero se activa en primavera y en otoño. Nunca me lo han podido curar.
Hace un mes me traje de la playa una botella de dos litros de agua de mar para ver si, al tomármela, me mejoraba el eccema. A los dos días de tomar el preparado ya notaba que mis manos estaban muchísimo mejor, y ahora están como nuevas.
Me preparo todos los días medio botellín (de esas botellas de plástico que tienen chupito, medio botellín serán como 250ml) con 2 partes de agua de mar + 5 de agua + el zumo de medio limón. Tengo el botellín al lado del ordenador y voy tomando el agua a sorbitos durante el día. Se me han puesto las manos limpias, sin heridas, sin piel descamada, sin picores, como nuevas. Y no me estoy echando ninguna crema porque no la necesito.
No tomo más cantidad porque vivo lejos de la playa y no tengo agua de mar fácilmente disponible, así que administro la que tengo para que me dure. Con el medio limón me sabe bastante bien, como una limonada un poquito salada.
Practico Taichi y Qigong y hasta el momento me encuentro bien de salud. No estoy tomando ninguna medicina.
La Quilcha Malis (Quinchamalium chilense) se usa para un montón de cosas, entre otras, heridas en humanos y animales. Mi esposa, que es Médica Infectóloga Pediatra, se interesó desde hace unos años en la fitoterapia y otras ramas de la medicina natural, recabando información por internet y sobre todo preguntando a gente linda y sabía que hemos conocido viajando por nuestro hermoso país. En el 2011 escalamos el Aconcagua y llegamos a Nido de Cóndores (a 5.660 metros de altitud). Allí se desató una tormenta que duró 8 días con temperaturas de -22º y, luego de atender a varios congelados, hipotérmicos y deshidratados en el refugio, bajamos a buscar las provisiones, que habían quedado en el campamento base. A los 4.400 m, para volver a subir y al sacarse los guantes encontramos que la primera falange del dedo medio izquierdo estaba negra y congelada. Era el dedo que usaba para tomar el pulso y por supuesto lo hacía sin guantes, tremendo error.
Bajamos a 2.700 metros de altura y fuimos a ver a los arrieros que nos acompañaron a juntar varitas, hojas y flores de quilcha malis. Preparamos una infusión con esta planta y sumergió el dedo en la taza. Al segundo té, el mismo día, que repetimos esta operación comenzó a verse una línea marrón de un milímetro de ancho, en la articulación de la primer falange. Evolucionó rápidamente, en un mes del negro pasó al marrón. Se iba poniendo marrón desde el cuerpo hacia la punta del dedo y se peló en 20 días más.
Al cabo de unos días nos fuimos de paseo al Sur de Mendoza y allí juntamos Jarilla y la agregamos a la quilcha para la infusión del baño del dedo. La frecuencia de la infusión era tres a cuatro veces por día y la ceremonia duraba 10 minutos. No había dolor y se iba descascarando.
Al regresar al hospital y ver cuanto había mejorado, sin tomar absolutamente nada de los medicamentos alopáticos recetados, sucedió lo de siempre en estos casos: le recomendaron un año de reposo, sin ascensiones, ni natación en aguas frías, ni exposición al frío. En el 2012 volvimos al Aconcagua y a los siete Volcanes más altos del mundo, sin ningún problema. Finalmente, no perdió el dedo ni la sensibilidad.