Me llamo Miguel Ortega, tengo 47 años y soy de Madrid, aunque este último año y medio he residido en un pueblo de Ávila para estar cerca de un entorno natural.
En diciembre de 2014, me diagnosticaron un adenocarcinoma de estómago de células en anillo de sello (biopsiado en una lesión de unos 7 mm). No hubo síntomas. Se detectó en una revisión del aparato digestivo por infección de anisakis en una clínica de Madrid donde me propusieron la extirpación del 75% del estómago para “curarme”.
Inmediatamente después del diagnóstico, inicié una dieta vegetariana orgánica y tomé infusiones de guanábana (graviola) en semanas alternas desde el primer momento. Elaboré también un protocolo complejo de: baños de sal, enzimas, vitaminas, dicloroacetato, magnesio….
En febrero de 2015 acudí a una clínica de Navarra para confirmar el diagnóstico. Allí me propusieron la extirpación del 50% del estómago, de manera preventiva, al no detectarse ya la enfermedad, pero sí una predisposición genética a la misma. Además se analizaron las biopsias obtenidas en la clínica de Madrid y se confirmó que las células cancerosas tenían mi ADN.
Desde junio de 2015 he hecho revisiones cada 6 meses con endoscopia y ecoendoscopia, sin evidencia de enfermedad. Con respecto a la toma de infusiones, hago descansos después de las revisiones con un mantenimiento de un mes y dos de descanso aproximadamente.
En este momento (mayo de 2016) ya no voy a ir cada 6 meses a revisión sino dentro de un año, por lo que aún no he fijado el protocolo exacto. La última revisión de este mes de mayo ha confirmado ausencia de enfermedad.
En la revista de Discovery Salud de este mes de mayo hay un reportaje completo de mi experiencia (obviamente han visto todos los informes médicos que acreditan el caso).
Mi objetivo es compartir la información para que pueda servir a otros, entendiendo que el protocolo que he empleado no tiene por qué tener el mismo resultado en otras personas, entre otras cosas porque el nivel de disciplina que requiere es extraordinario y porque cada tipo de cáncer puede requerir actuaciones diferentes o complementarias. Mi experiencia tiene la particularidad de estar exhaustivamente documentada con informes de centros hospitalarios de máximo prestigio en cuanto a medios tecnológicos de diagnóstico.
Mi nombre es Daniel, tengo 55 años (2016) y vivo en Buenos Aires (Argentina). Les cuento mi experiencia con esta enfermedad tan mala, pero que con mucha fe y cuidando la alimentación es curable. Hace un año que me diagnosticaron un cáncer en un ganglio del estómago, los médicos me dijeron que no se podía operar porque estaba en una parte muy delicada. Fue muy fuerte para mí y mi familia, pero hay que ser fuerte y pensar en los seres queridos.
Yo pensaba en mis tres hijos. Tuve que esperar cuatro meses para que me dieran los medicamentos. Entonces, empecé a leer sobre el cáncer, porque no quería darle ventaja, quería luchar contra esa enfermedad, para que no le fuera tan fácil. Era una lucha a muerte.
Empecé a leer libros, internet, experiencia de doctores con plantas que combatían el cáncer, leí sobre la comida que están elaboradas con químicos, las gaseosas que son dañinas para el cuerpo humano, y todas esas cosas que se dicen sobre la alimentación y el cáncer. Cuando comencé la quimioterapia a los cuatro meses estaba bien enterado de lo que era el cáncer, y empecé a dialogar con las personas que acudían a ese hospital donde atienden solamente personas con cáncer.
Cuando entré al hospital por primera vez no podía creer ver tantas personas con cáncer, parecía una epidemia, una enfermedad que se contagiaba por contacto, entonces comprendí: Abrí los ojos y me di cuenta que el 90 % de estas personas tenían algo en común: su alimentación. En ese momento dejé de comer todo lo que venía comiendo hacía 55 años: comida elaborada, gaseosas (yo tomaba 2 litros de gaseosa todos los días) y un montón de cosas más. Con todas las personas que hablé sobre la alimentación comían comida chatarra. Hace un año que no como azúcar, ni nada que tenga azúcar.
Como mucha fruta en jugo, poca carne y toda comida natural. Ahora estoy cuidándome. Todas las mañanas: jugo de jengibre, en ayunas. Hago gimnasia, dos veces por semana. El tumor que tenía media 10 cm, ahora mide 1 cm. Yo creo y estoy tan seguro que la comida es el problema, principalmente el azúcar. Si las personas que tienen cáncer quieren curarse y que no vuelva más: NADA DE AZÚCAR. Se puede endulzar con miel o stevia.
Dentro de 20 días me hacen una tomografía para ver cómo va el tumor. Ya les contaré cómo sale todo. Espero que esto les sirva a todos. Prueben a dejar de comer azúcar por un mes y verán cómo cambia todo. No tienen nada que perder. Un beso para todos, mucha suerte en su lucha y crean en Dios.
A mi novia Tebogo (se lee Tebujo) le diagnosticaron cáncer en el estómago y en los ovarios. Los doctores querían extirpar a través de una operación, pero no podían hacerlo, ya que tiene, o mejor dicho tenía (gracias a Dios se ha recuperado), una dolencia en el corazón que hacía imposible la operación debido a la alta probabilidad de morir durante la cirugía. Los doctores le administraron un medicamento para tratar su problema cardíaco, pero nada de tratamiento para el cáncer, sólo analgésicos.
La noticia me sentó como si me hubieran dado una paliza. Me dejó destrozado, pero soy muy positivo e inmediatamente me puse a investigar en internet, porque ya tenía previo conocimiento de varias formas de curar el cáncer.
En las primeras dos semanas después del diagnóstico comenzó a empeorar, con frecuentes dolores agudos e imposibilidad de aguantar la comida en el estómago, ya que la vomitaba.
Tebogo comía muy mal: hamburguesas y comida basura y tenía sobrepeso; no demasiado, pero sí lo suficiente como para haberla hecho enfermar. Tenía una cierta resistencia a cambiar de hábito alimentario. A raíz de los vómitos y empeoramiento comenzó a tomar un batido diario de una remolacha, una manzana y una zanahoria. Comenzó a tomar una cucharada sopera de miel orgánica, mezclada con una cucharilla de canela, que tomaba con el estómago en ayunas tres veces al día. Dejó todo alimento procesado o cocinado salvo té sin azúcar, ya que el sabor de la estevia no le gusta.
En la primera semana desaparecieron los vómitos, los dolores continuaban pero solo a la hora de ir a orinar. Con altibajos estuve testando esto durante casi dos meses, ya que quedó en un proceso de estancamiento en el que los dolores continuaban y se iban haciendo más agudos pero a un ritmo mas lento que al principio.
Entretanto descubrí que en una universidad americana habían testado con éxito en ratones una solución al cáncer de ovarios: el jengibre. A partir de ahí, y en los tres meses siguientes, suspendí la miel con la canela y cambié la remolacha por gazpacho o batidos de frutas en los que siempre ponía un trozo de jengibre combinado con té de jengibre. Además tomaba pescado hervido, huevo hervido y vegetales fritos con arroz.
Al quinto mes del diagnóstico de cáncer se hizo unos test que incluían escáner y tomografía computerizada y análisis químicos. Los test dieron negativo en dos hospitales diferentes y confirmaron el diagnóstico de que se había curado del cáncer. Sin embargo le quedaba algún quiste en los ovarios.
Ahora estamos tratando estos quistes, pero el cáncer en el estómago está curado.
A primeros de diciembre de 2013 me operaron de un cáncer de estómago, dejándome solamente la tercera parte de él. A continuación me programaron siete sesiones de quimio y según el oncólogo, al final habría que dar el correspondiente ciclo de radio. De cincuenta y siete kilos que pesaba, me quede en cuarenta y dos (15 kg. menos). No tenía fuerzas ni para hablar, no comía y no me encontraba nada bien.
En enero 2014, mi hermana me hablo de la guanábana, busque información y comencé a consumirla. Gracias a esta planta encontré a Josep Pàmies hablando de la kalanchoe. Empecé a consumirla combinada con el MMS y estevia.
Después de tres meses tomando la kalanchoe, MMS y llevando dieta alcalina, en la cuarta sesión de quimio en el mes de abril, me hicieron un TAC y el resultado fue contundente (el propio médico no se lo creía). “No existe evidencia alguna de enfermedad oncológica”, llegando a felicitarme y anulándome la sesión de quimio del día siguiente. Aún no me lo creo, a los cuatro meses de mi operación, ya curada, limpia… Veía el momento que me anunciaran que estaba curada, totalmente limpia y, así ha sido, pero sinceramente no pensaba que fuese tan pronto y estoy convencida que ha sido gracias a la cura que he llevado por mi cuenta.
La planta de kalanchoe la tomaba a media mañana, entre 15 a 20 gramos, y la misma cantidad en la tarde-noche. El MMS lo tomaba 5 veces al día: 5 gotas ácido cítrico + 5 gotas clorito de sodio combinadas ambas, incluso el mismo día que tocaba tratamiento de quimio, aunque procuraba tomarlo dos horas antes de ponérmelo. Hasta ahora no he tenido náuseas, vómitos ni diarreas. Siempre he procurado tomarlo, como mínimo, una hora antes y después de las comidas.
En cuanto a la alimentación, desde que comencé con todo el proceso, deje de consumir leche y sus derivados, azúcar, harinas blancas, pescado blanco, carne de vaca, frituras, etc. Sí consumía pan de espelta integral, pastas, macarrones y espaguetis integrales, pescado azul pequeño, muchas ensaladas, jugos licuados de vegetales, verduras, hortalizas y frutas, eso sí, todo de agricultura ecológica, a la plancha y al horno.
En cuanto a la dosis de mantenimiento, la kalanchoe la sigo tomando igual que antes, excepto algún día que me la salto por no encontrarme en casa. Y el MMS lo he reducido a dos tomas diarias: mañana y noche.
Envío mucho ánimo, mucha fuerza y muchas ganas a quien lo necesite que, si se quiere, se puede salir pa'lante.
En junio conocí a José, amigo de mis hijos y afectado de cáncer de estómago. Tiene 20 años de edad, con toda una vida por delante. Sus padres estaban devastados porque los doctores le habían desahuciado. La Unidad Médica de Alta Especialidad del Instituto Mexicano del Seguro Social consideró que ya no era candidato a continuar con la quimioterapia y se le envió a la unidad de medidas paliativas.
En estas condiciones tomamos el caso, con muchas dudas por parte de los familiares de este joven porque cuando la medicina oficial falla cuesta creer en un método sencillo. Pero al final confiaron y esa es la clave para sanar de cualquier enfermedad, creer, porque todo el poder sanador está en el cerebro.
Empezamos el día 25 de junio con la ingesta de hoja fresca de kalanchoe y hasta el día de hoy la sigue consumiendo, según los siguientes pasos.
1- Aplicación de agua alcalina al 10% vía sublingual para bajar la acidez y crear un ambiente mas propicio para las células sanas.
2- Ingesta de hoja fresca de kalanchoe daigremontiana: 30 grs por día.
3- Aplicación de extracto de kalanchoe, porque queríamos tener otra vía para administrar al paciente pues su estómago estaba muy reducido por el enorme tumor que en él albergaba (medidas 26x21x18 cm. Ovoide).
Pasado un mes desde el inicio del tratamiento con kalanchoe se observó una disminución en sus niveles cancerígenos y su caso fue retomado por los médicos.
El día 24 de agosto fue intervenido quirúrgicamente y le extrajeron el tumor antes mencionado.
El diagnóstico microscópico fue:
Resección de tumor retroperitoneal y apéndice cecal: Neoplasia germinal mixta compuesta por teratoma maduro multiquístico (99%) y carcinoma embrionario (1%) asociado a proceso inflamatorio agudo con tejido de granulación, hemorragia antigua, reciente y calcificaciones tamaño tumoral 26x21x18 cm. Límite quirúrgico de resecación positivo para neoplasia. Apéndice cecal con periapendicitis aguda con hemorragia a la serosa.
A día de hoy, 10 de octubre del 2012, este joven goza de buena salud y ya está pensando en volver a jugar fútbol.
Esto indica que estamos por buen camino, que la planta kalanchoe daigremontiana tiene propiedades muy poderosas y que es tiempo de seguir con más fuerza en la divulgación de las plantas medicinales.
Hola, soy Andreu de Sabadell y hace unos meses fui a Balaguer a visitaros a la asociación y a los huertos. Quiero explicar el testigo de mi madre, una mujer de 59 años que siempre ha estado bien de salud. Un viernes por la noche cenó marisco y le provocó vómitos y mucho dolor estomacal durante toda la noche. Al día siguiente, sin haber podido dormir, continuaba con los dolores y vómitos y decidí hacerle una infusión de Perilla que había secado unos días antes. Le gustó el sabor, se fue a la cama otra vez y a la media hora ya estaba comiendo un poco. Esa misma tarde salió a tomar un helado porque ya no se acordaba de su estómago. Ahora ya cree algo más en las plantas.
Octubre 2012
Se le llenó el estomago de lombrices, tanto que una vez expelió una viva, me asusté mucho y me acordé de las semillas de Papaya.
Parece que las lombrices que estaban viviendo en el estómago comieron las semillas y murieron, al otro día de comer las semillas salieron expulsadas muertas (claramente se notaba que su estómago estaba negro).
Se debe dar, aproximadamente, una cucharada por día; yo se las hacía comer junto con la fruta. A mí de niña me las hacían comer puras y mascándolas, pero no es necesario. Lo importante es que lleguen al estómago.
Espero que les sea de utilidad. Un saludo.