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Testimonios de Cáncer de ovario

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Nuria, Tenerife - Cáncer de ovarios

Mi nombre es Nuria, tengo 46 años (agosto 2024) y vivo en La Orotava (Tenerife). En octubre de 2022 me diagnosticaron cáncer de ovarios con metástasis en peritoneo.

Comencé a sentir unas molestias en la zona alta del abdomen (lado derecho). Conforme iban pasando los días esas molestias iban convirtiéndose en un dolor cada vez más intenso que no remitía con ningún analgésico. Así estuve como unos cinco días, hasta que decidí acudir a un centro médico. Allí me exploraron y me dijeron que tenía muy inflamada la zona. En ese momento, intentaron hacerme una ecografía pero no tenían hora disponible para este día y me citaron para el siguiente. No obstante, me mandaron medicación para el dolor y la doctora que me atendió me dijo que si no notaba alivio, que fuese por urgencias al hospital. Y así sucedió. El dolor no desaparecía, cada vez se manifestaba con mayor intensidad, hasta el punto de que se convirtió en insoportable.

Antes del diagnóstico tomé medicación para aliviar el dolor. Una vez me dieron el diagnóstico y, hasta que se realizaron todas las pruebas para conocer el alcance de la enfermedad, me recetaron una medicación más fuerte porque los dolores eran insoportables.

Al confirmar el diagnóstico me explicaron que la idea era realizar una histerectomía radical, pero antes de llevarla a cabo, debía someterme a unas cuantas sesiones de quimioterapia porque el tumor, debido al lugar dónde se encontraba, no se podía operar. La pauta eran seis sesiones de quimioterapia. A la mitad de ellas, realizarían un TAC y valorarían si había reducido para poder intervenir, o por el contrario, ponerlas todas y ver si después de ellas se podía finalmente operar.

Con dicho diagnóstico era imposible que el miedo y la incertidumbre se apoderasen de mí. Fue entonces, cuando una amiga me puso en contacto con una persona que para mí ha sido fundamental en mi proceso de recuperación y sanación. Estoy convencida que sin ella, mi historia no se hubiese escrito igual. Esta persona, me habló de la importancia de abordar mi enfermedad desde tres aspectos básicos, la alimentación, el ejercicio físico y el control de la mente. Juntas, nos centramos mucho en la alimentación, lo que debía comer para reforzar mi sistema, sobre todo, de cara a las quimios.

Hice todo tal cual me dijo, licuados diarios, suprimí el azúcar en todas sus modalidades, tomaba frutas y verduras a diario, etc. Me dijo una frase que llevaba muy grabada: "el azúcar es la comida de las células cancerígenas, así que no les des de comer". Eso hice y en cada analítica que me hacía, mis valores tumorales iban descendiendo de una forma increíble. Después de mi tercera quimio, repiten TAC y curiosamente, los implantes que habían en el peritoneo habían desaparecido por completo y el tumor de los ovarios había reducido de unos 5 a 2,6 cm.

Con esos resultados, decidieron intervenir, pero como se demoraba un poco la disponibilidad de un quirófano, optaron por poner la cuarta dosis de quimio y así no romper la dinámica. Al mes de esa cuarta quimio, me operan y el cirujano al día siguiente de la intervención habla conmigo y me dice que solo quedaba un pequeño trozo de tumor en el ovario derecho, que el equipo médico estaba asombrado como la quimio había actuado con tanta efectividad en mi cuerpo. Sin embargo, yo sabía que no había sido solo la quimio. Estoy convencidísima que la alimentación jugó un papel fundamental en todo el proceso. Sin lugar a dudas, ayudó a que todo fuese mucho más rápido.

Durante todo el proceso, caminaba unos 5 km diarios, excepto los 4 días posteriores, pues me era imposible hacer absolutamente nada. Me ayudaron mucho los baños de sal que realizaba después de las quimios.

Recibí, con frecuencia, ayuda psicológica por parte de los profesionales de la unidad de psiquiatría del hospital. También hicimos varias terapias a nivel familiar, en casa, por parte de una psicóloga especializada en ello.

Recibía dos clases semanales de terapia mística.

A nivel físico, noté una mejoría notable. Poco a poco iba mejorando y sintiéndome con más fuerza para llevar a cabo mis actividades diarias. A nivel psicológico, aprendí a controlar un poco más mis emociones y a valorar mucho más los pequeños detalles que en nuestro día a día pasan totalmente desapercibidos.

A día de hoy continúo cuidando mucho la alimentación, como mucha verdura y mucha fruta, tomo licuados para reforzar mis defensas y también tomo el tratamiento oncológico que terminaré en mayo de 2025, pero sé, y así lo siento, que mi tratamiento preventivo es la alimentación y el ejercicio.

A través de mi experiencia, quiero incidir en la importancia de tener unos buenos hábitos alimenticios. Es necesario que la alimentación se entienda no desde la perspectiva de lo que me gusta o no me gusta, sino de lo que nuestro cuerpo necesita para estar sano.

Que prioricemos lo natural frente a lo manipulado y a la química.

Que en la medida de nuestras posibilidades, busquemos un tiempo para cuidar y mimar nuestro cuerpo y nuestra mente. En definitiva, que tomemos consciencia que la salud es el bien más preciado que tenemos, por tanto, hay que cuidarla.

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Carlos - Cáncer de estómago y ovarios

A mi novia Tebogo (se lee Tebujo) le diagnosticaron cáncer en el estómago y en los ovarios. Los doctores querían extirpar a través de una operación, pero no podían hacerlo, ya que tiene, o mejor dicho tenía (gracias a Dios se ha recuperado), una dolencia en el corazón que hacía imposible la operación debido a la alta probabilidad de morir durante la cirugía. Los doctores le administraron un medicamento para tratar su problema cardíaco, pero nada de tratamiento para el cáncer, sólo analgésicos.

La noticia me sentó como si me hubieran dado una paliza. Me dejó destrozado, pero soy muy positivo e inmediatamente me puse a investigar en internet, porque ya tenía previo conocimiento de varias formas de curar el cáncer.

En las primeras dos semanas después del diagnóstico comenzó a empeorar, con frecuentes dolores agudos e imposibilidad de aguantar la comida en el estómago, ya que la vomitaba.

Tebogo comía muy mal: hamburguesas y comida basura y tenía sobrepeso; no demasiado, pero sí lo suficiente como para haberla hecho enfermar. Tenía una cierta resistencia a cambiar de hábito alimentario. A raíz de los vómitos y empeoramiento comenzó a tomar un batido diario de  una remolacha, una manzana y una zanahoria. Comenzó a tomar una cucharada sopera de miel orgánica, mezclada con una cucharilla de canela, que tomaba con el estómago en ayunas tres veces al día. Dejó todo alimento procesado o cocinado salvo té sin azúcar, ya que el sabor de la estevia no le gusta.

En la primera semana desaparecieron los vómitos, los dolores continuaban pero solo a la hora de ir a orinar. Con altibajos estuve testando esto durante casi dos meses, ya que quedó en un proceso de estancamiento en el que los dolores continuaban y se iban haciendo más agudos pero a un ritmo mas lento que al principio.

Entretanto descubrí que en una universidad americana habían testado con éxito en ratones una solución al cáncer de ovarios: el jengibre. A partir de ahí, y en los tres meses siguientes, suspendí la miel con la canela y cambié la remolacha por gazpacho o batidos de frutas en los que siempre ponía un trozo de jengibre combinado con té de jengibre. Además tomaba pescado hervido, huevo hervido y vegetales fritos con arroz.

Al quinto mes del diagnóstico de cáncer se hizo unos test que incluían escáner y tomografía computerizada y análisis químicos. Los test dieron negativo en dos hospitales diferentes y confirmaron el diagnóstico de que se había curado del cáncer. Sin embargo le quedaba algún quiste en los ovarios.

Ahora estamos tratando estos quistes, pero el cáncer en el estómago está curado.

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Judith, Colombia - Cáncer de ovarios con metástasis

Mi nombre es Judith Contreras y vivo en la ciudad de Santiago de Cali en Colombia. El 2 de julio de 2013 a mi hermana le diagnosticaron cáncer de ovarios con metástasis en hígado, apéndice y peritoneo. Estuvo dos semanas hospitalizada y le dieron el alta porque los especialistas dijeron que no había nada que hacer.

Yo me puse a averiguar si había alguna solución para este enfermedad y el día 8 de julio me llegó la información de la kalanchoe. Esa misma semana me puse a buscarla y el día 12, en el sito menos esperado, la conseguí. Un señor que vende plantas medicinales cerca de mi casa me la consiguió con el nombre de OJARANSIN (así se conoce aquí en Colombia).

Mi hermana empezó a tomarla el día 16 de julio en infusión y se la aplicamos también en forma de cataplasma. Al final explico los detalles de las preparaciones.

Los resultados no se hicieron esperar. Debido a la enfermedad mi hermana tenía inflamado el abdomen, la vagina y las piernas y el día 17 amanecieron desinflamadas las piernas. Fue tanta su alegría que se despertó en ella una fe milagrosa, porque ella no era mujer de fe y, como dice Josep Pàmies, el que se quiere curar se cura.

Desde entonces hasta la fecha (30-08-2013), sigue tomando el Kalanchoe y también se está ayudando con la autocuración, el Reiki, asiste donde los hermanos Gregorianos, está leyendo diversos libros sobre sanergia (entre ellos el de Anita Moorjani  "Morir para ser yo" que le ha servido mucho) y sus familiares nos reunimos todas las noches a las 9:00 pm en cadena de oración.

A comienzos de agosto le hicieron nuevos exámenes y todos le salieron dentro del rango. Al oncólogo le pareció extraño ver el buen estado en que se encontraba el hígado y le dijo que ella estaba en condiciones de soportar una cirugía para la extracción del aparato reproductor, para eliminar el foco del cáncer. La programaron para el día 27 de agosto. La anestesióloga le comentó que para ser un cáncer tan agresivo, el aparato reproductor no había perdido su forma, que todo había salido muy bien y enviaron una muestra a patología para determinar que clase de quimio le van a realizar.

Hoy 30 de agosto le dieron el alta y ya se encuentra en casa. Tiene un semblante excelente y sigue con muchos ánimos de seguir viviendo y disfrutando de la vida y de su nieto y tiene fe que se va a sanar en un 100%.

Preparación de la kalanchoe en infusión:

Se coge tres hojas pequeñas partidas en varios trozos (o una cucharadita de postre). Se pone a hervir una taza de agua y cuando está en ebullición se echan los pedazos de las hojas y se deja hervir por tres minutos, se baja del fuego y dejamos reposar por cinco minutos. Mi hermana se la está tomando tres veces al día, media hora antes de cada comida.

Preparación de la kalanchoe en cataplasma:

Se coge un manojo de hojas o la cantidad que se estime conveniente, dependiendo del tamaño del órgano o la zona afectada, se machaca muy bien y se mezcla con media cucharadita de aceite de oliva. Se aplica en la parte afectada y se deja mínimo tres horas.
Entre las dos preparaciones, en dos meses se ha tomado 9 hojitas diarias, por lo tanto ha consumido 540 hojas pequeñas.

Actualmente no está tomando porque esta esperando que le sane la herida de la cirugía.
Hasta la fecha no se han presentado efectos negativos.

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