La fruta es el alimento perfecto, requiere muy poca energía para ser digerida y ofrece muchos beneficios al organismo. Se compone principalmente de agua (90-95%) y fructosa, por lo que limpia y alimenta al mismo tiempo. Para permitir que el cuerpo asimile correctamente sus nutrientes, se debe comer siempre con el estómago vacío, puesto que no es digerida en el estómago sino en el intestino delgado, donde libera sus azúcares que se convierten rápidamente en glucosa.
Lo correcto es esperar 15-20 minutos antes de ingerir otros alimentos Si comemos fruta después de carne, patatas o almidones, ésta queda atrapada en el estómago y fermenta; de ahí muchas digestiones pesadas. Los zumos envasados suelen ser calentados en el proceso de producción y su estructura original se vuelve ácida. Hay que tomar los zumos de fruta, recién exprimidos, también con el estómago vacío. Recomendamos iniciar el día con alimentos de fácil digestión como las frutas frescas de temporada porque limpian el cuerpo y se absorben de inmediato. Tomar sólo frutas o zumos recién hechos durante la mañana hasta el mediodía, nos va a aportar mucha vitalidad y energía, además de limpiar el cuerpo.
Los chinos y japoneses beben té caliente durante las comidas, hábito que deberíamos adoptar. Los líquidos helados durante o después de las comidas solidifican los componentes oleosos de los alimentos, retardando su digestión y endureciendo las grasas que permanecerán más tiempo en el intestino. Un té caliente o agua caliente, después de una comida, facilita la digestión y ablanda las grasas para ser expelidas más rápidamente, lo que también ayudará a adelgazar.
Las frutas de mayor calidad son las de cultivo ecológico. Busca el productor ecológico más cercano a tu casa y consume proximidad.