Mi nombre es Yolanda, tengo 56 años (febrero 2023) y vivo en Villameca (León). Tuve una lesión en la rodilla derecha producida por accidente de tráfico agravada por posteriores roturas de menisco con las consiguientes operaciones y pérdida total de cartílago. El accidente ocurrió hace 23 años. Con el paso de los años fui perdiendo movilidad y aumentaron los dolores. Era tanto el dolor y el deterioro que el médico, ya me había propuesto implantarme una prótesis de rodilla.
He estado tomando plata coloidal, una cucharada pequeña al día. Durante los dos últimos años. He aplicado la plata de vez en cuando, vía tópica con un spray sobre las zonas afectadas.
He llegado a tener una movilidad prácticamente normal y la remisión casi total de los dolores.
La plata también me ha curado infecciones en la boca sin tomar antibióticos tomándola junto con MMS.
En otra ocasión se me curó un orzuelo en el ojo en 3 días, cuando el médico dijo que con el antibiótico tardaría entre 7 y 10 días y que no era seguro que se quitara.
Me siento más sana con más vitalidad y energía.
Mi marido pasó el Covid19 con síntomas muy leves y en poco tiempo tomando plata coloidal cada 3-4 horas e inhalándola por la nariz y la boca.
Mi marido y yo estamos disponibles por si desean que les expliquemos cómo hacer la plata y qué materiales se necesitan.
Mi nombre es Sandra, tengo 45 años (junio 2018) y vivo en Olot (Girona). En el año 2016, después de que me despertara muchas noches con la mano dormida y con dolor, el traumatólogo me pidió un electromiograma. El diagnóstico de la prueba fue síndrome de túnel carpiano severo. Me recomendaba una intervención inmediata. Me quería operar la semana siguiente, después de la visita, para comentar los resultados, pero yo decidí que quería esperar. Él me dijo que cuanto más tardase era más perjudicial, pues el nervio estaría mucho peor y entonces también iba a ser más difícil la recuperación.
Empecé acupuntura, y el acupuntor, cuando ya llevábamos 6 o 7 sesiones, me recomendó biodescodificarlo. Me decía que estaría muy bien saber, a nivel simbólico, a qué me aferraba o qué no quería soltar.
Tuve la suerte y con una sola sesión de biodescodificación encontré lo que daba sentido a este dolor y ahora, ya hace más de un año que la mano no se me duerme y no tengo nada de dolor.