Inicio de Estancias y Formación Libre en Agricultura 2024
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Para solicitud de información e inscripciones, escribe indicando tus datos a: lacalmadepamies@gmail.com
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Hola, soy mujer, vivo en Argentina, tengo 46 años (2014) y he sido fumadora hasta hace un año. En mayo del 2013 en un control de mamografía detectaron un tumor pequeño. Inmediatamente dejé de fumar tabaco y no volví, ni deseo volver a hacerlo.
Me operaron al mes, lo extrajeron y al estudiar unos marcadores dijeron que se trataba de un tumor muy poco agresivo, con baja tasa de crecimiento, no recesivo, de tipo hormonal. De todos modos, por prevención, me trataron con radioterapia, unas 33 sesiones. Bajé muchísimo de peso porque debido al shock emocional no quería comer nada. Me dijeron que era muy bueno que hubiera bajado de peso porque la grasa para este tipo de tumores es caldo de cultivo, pero que tuviera cuidado en debilitarme mucho. Me sugirieron la toma de por vida de un químico llamado tamoxifeno, pero luego de analizarlo mucho, charlarlo con mi oncóloga y con mi familia resolví no tomarlo porque me generaba mucha desconfianza.
He estado tomando kalanchoe desde octubre hasta marzo de este año. La tomaba un mes y descansaba 15 días, o tomaba dos meses seguidos, descansaba una semana y así... fui muy visceral con la toma del kalanchoe, en el sentido que si en medio de un descanso sentía necesidad de consumirlo lo hacía, quizá durante una semana y luego descansaba. El kalanchoe lo tomé picado pequeño con jugo de naranja por las mañanas. Cuando las plantas eran pequeñas comía dos o tres hojitas, cuando ya estuvieron más grandes tomaba los 30 grs diarios. Ahora la última vez que lo tomé fue para otoño durante un mes.
Luego de varios controles, con excelentes resultados, me han sugerido que lo tome en otoño y en primavera, y así lo haré. Tenemos en casa dos variedades: el kalanchoe pinnatta y el daigramontiana, éste último es el que mas consumí.
En los últimos controles por mamografía y ecografía mamaria correspondientes al año de la operación, unos quistes que estaban en mis mamas desde mis 20 años y hasta este último control, habían desaparecido por completo, no quedó ni rastro de ellos!
Desde la operación también hago sesiones de acupuntura por pulsos y he tomado varias tinturas, como la tintura de equinacea y también de graviola. También hicimos un set depurativo de la sangre con tintura de caléndula, milenrama y ortiga. Tomaba unas 20 gotas diarias de cada una. Quería tomarlas hasta terminar pero me comentaron que no era necesario para el estado de salud buena que tengo, así que las dejé y luego de un descanso las volví a tomar y aún no las he terminado.
En el principio no quería comer nada porque me parecía que todo estaba envenenado, pero luego fui logrando un equilibrio y en la actualidad estoy tendiendo a una alimentación sana, pero si alguna vez me invitan a un asado o a tomar un helado o solo hay pizza en casa de amigos como y bebo sin remordimientos. Estoy leyendo un libro sobre alimentación y grupo sanguíneo muy interesante y he encontrado allí algunas respuestas y he podido comprender después de mucho leer teorías y opiniones y estudios varios, que la conexión con el cuerpo, aprender a escucharlo, es muy importante.
Los controles eran antes cada dos meses y ahora son cada 4. En la actualidad tomo graviola y cuando la termine descansaré y volveré a la equinacea que es mi planta favorita. El kalanchoe lo volveré a tomar en primavera y estoy cultivando plantas para ayudar a quien pueda necesitarla. También trabajé y trabajo muy duro en terapia psicológica y hemos resuelto con mi familia un cambio tajante y rotundo de ritmo de vida, de vuelta a las raíces, al contacto con la tierra y con el ser, además de la alimentación que mi familia acuerda hacer en forma sana.
La noticia del tumor maligno me cayó como una bomba. Ahora estoy volviendo a la seguridad y a ser yo, aunque hay cambios de fondo que son para siempre. Es importante atender el cuerpo y también al alma. Buscar un camino de sanación completa que nos tomará hasta el último de nuestros días. La verdad es que para mí, más allá de que fue espantoso como llegó este cambio a nuestras vidas, tengo que reconocer que fueron muchísimas las cosas positivas que nacieron y se curaron a partir de semejante susto.
Deseo que este testimonio sea de utilidad y abra percepciones y pensamientos buenos para un camino de sanación. Nosotros debemos ser nuestros propios médicos.