Actualmente tengo 64 años (2013) y hacia el año 2000 los médicos se empeñaron en que tenía la tensión alta (en realidad lo que tenía era la vida- laboral, familiar etc.,- muy alta) y me mandaron tomar un medicamento que se llamaba ATACAND. Así estuve más o menos hasta 2010, cuando un día, tras una práctica de kyudo, tuve que ir a urgencias porque se me había puesto un pie como un botijo. El médico de guardia me dijo que era un ataque de gota, y tras un auténtico calvario de análisis y pruebas de todo tipo, concluyeron que tenía INSUFICIENCIA RENAL, CRONICA, PROGRESIVA E IRREVERSIBLE de segundo grado, y que, excluido el factor herencia, ni la alimentación, ni el alcohol ni el tabaco, me dijeron que lo más probable es que el ATACAND habría sido el culpable! Después me he enterado de que, efectivamente, los medicamentos contra la hipertensión tienen multitud de efectos secundarios y que concretamente éste ya no se suministra.
De la insuficiencia renal me está tratando una nefróloga desde hace tres años y medio, con medicación para esta dolencia y con un antihipertensivo, porque dice que la tensión por encima de 13'8 ya es tensión alta y hay que tratarla para contener la insuficiencia.
Los resultados eran desiguales y con altibajos, pero con la constante sensación de cansancio extremo, cabeza embotada y un punto de gota en el pie izquierdo que, con cualquier descuido en la alimentación, se me disparaba.
La culminación del asunto la sufrí en el invierno del año pasado, cuando todos los síntomas antes descritos llegaron al máximo, a pesar de obedecer estrictamente con la medicación y, por supuesto, control de la alimentación. La nefróloga me decía que "esto es así, así y para siempre" porque, según la medicina occidental, la insuficiencia renal de segundo grado, crónica, progresiva e irreversible conlleva la inexorable degeneración de TODOS los órganos, pues falla la limpieza general del sistema, hasta el punto de que se considera un tremendo éxito simplemente contener la enfermedad. Es más, si no obedecía estrictamente me esperaba la máquina de diálisis.
Entonces, tras probar otras vías, fue cuando unos compañeros de kyudo me comentaron que conocían a un médico chino, Chen Chang. Así hace algo más de un año visité al citado médico y comencé a acudir a él una vez a la semana, sin abandonar, por consejo del mismo, la medicina tradicional. A partir de la tercera sesión noté una mejora y, muy poco a poco, he ido mejorando hasta el presente en puedo asegurar que soy otra persona. Estoy disfrutando del simple hecho de levantarme descansado, poder caminar normalmente, practicar kyudo en sesiones que antes me resultaban insufribles y desarrollar labores tanto caseras como intelectuales, cuando antes no podía casi ni enterarme de lo que estaba leyendo.
A pesar de que me encontraba infinitamente mejor, los resultados en las analíticas no daban mejoría "significativa". Así que, hace un par de meses, me enteré de la existencia de nuestro querido Josep Pàmies y su visión de la cuestión médica y farmacéutica, que coincidía al cien por cien con la idea a la que he llegado por mi experiencia. Le escribí contándole y me contestó de inmediato, amabilísimamente, y me recomendó la mezcla Vara de oro, ortiga muerta y galio, además de baños de asiento. Estoy tomando esta mezcla una vez por la mañana en ayunas y otra por la tarde, y también, dos veces al día, estevia para la tensión que, sin que suba mucho nunca, no he logrado más que por temporadas controlar por debajo de 13'8, por lo que no he podido librarme de tomar media pastillita para ello.
Bien, pues, por primera vez, la analítica ha dado un retroceso claro en la CREATININA, que es lo que al parecer mide el grado de funcionamiento de los riñones, lo que ha dejado pasmada a la nefróloga, porque, según la medicina occidental, ESTO ES IMPOSIBLE. De todas formas, creo, es pronto para sacar conclusiones. Hemos de seguir insistiendo.