Inicio de Estancias y Formación Libre en Agricultura 2024
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Para solicitud de información e inscripciones, escribe indicando tus datos a: lacalmadepamies@gmail.com
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Mi madre tiene 62 años y llevaba un tiempo con dolor de tripa, pero pensaban que eran gases hasta que le hicieron unos análisis y le dieron los marcadores tumorales por las nubes. Nos mandaron al especialista de medicina interna, el cual la ingresó para que le hicieran un TAC y una colonoscopia rápido. Allí fue donde vieron un tumor importante en el colon.
A mí me dijeron que el hígado también estaba bastante afectado. Al día siguiente de la colonoscopia sufrió una peritonitis así que tuvieron que operarla de urgencia. Aunque la operación salió muy bien, el cirujano nos dijo que el pronóstico era muy malo. Después de recuperarse de la operación tuvo visita con el oncólogo y me dijo lo mismo, que, por ser una persona joven le iban a dar quimio, pero que “no había mucho que hacer”. Yo me negué a dejar las cosas así y, más aún al ver unos médicos tan fríos, así que me puse a investigar. Esto me hizo llegar a vosotros y a otra gente que me ha ayudado también muchísimo.
Lo primero que hice, y para mí lo más importante, fue un cambio radical de los hábitos alimenticios. Suprimí por completo el azúcar, las harinas, carnes y leche. Básicamente comía verduras, hortalizas y fruta, algo de pollo, pescado y frutos secos. Por las tardes, hacía un zumo de frutas y ahí metía la kalanchoe (unos 11-15 gr) y añadía una infusión de stevia y por la noche la otra toma de kalanchoe en una ensalada. Dos veces al día 10 gotas de diente de león diluidas en agua. También por la noche tomaba una infusión de stevia y fitoterapia hepática, además de un chupito de agua con magnesio en puro.
Cuando volvimos al médico dijo que le iba a dejar de dar la quimio, ya que no había mejoría, que esperaba otros 15 días a ver cómo la encontraba. Mi madre, en esa temporada, estuvo fatal. Casi no hablaba, no salía de la cama, tenía la cara y los ojos amarillos, las piernas y la tripa hinchadísimas. Poco a poco empecé a ver cómo, de repente, cada día estaba menos hinchada, el color amarillo se transformaba en un color de cara alegre, la energía empezó a subir... etc.
Al volver al oncólogo, éste no creía los resultados de los análisis: había bajado todos los marcadores muchísimo.
Ya han pasado dos meses y cada vez que vamos al médico (cada 15 días) sigue en la misma línea, bajando muchísimo todo. El hígado ha empezado a funcionar (ya que antes tenía una insuficiencia hepática importante). Estamos todos que no nos lo creemos: súper contentos.
Actualmente no le doy kalanchoe, ya que he tomado un descanso y la he sustituido por una pastilla al día de graviola con moringa.
Hoy por hoy seguimos luchando contra esta enfermedad, pero tenemos mucha esperanza y yo sé que va a vencerla. Es largo, pero tenemos herramientas en nuestras manos. Nunca se puede tirar la toalla ni esperar a que los médicos hagan su trabajo mientras nos quedamos cruzados de brazos.
Animo a toda la gente. Y os animo a vosotros a haceros escuchar y seguir dando vida y esperanza.
Gracias por tu palabras de aliento y esperanzadoras.
Por compartir tu experiencia...y que finalmente son mas reconfortantes y de lucha.
si nos queddamos con las palabras de pecimienmo de los medicos moriria mas gente.
Tu mensaje es cierto que es muy esperanzador...ojala yo pueda tb ayudar a mi madre a curarse.....