Mi nombre es Alba, tengo 32 años (abril 2020) y vivo en un pueblo de la provincia de Huesca.
El primer fin de semana de marzo estuve en Barcelona. A la vuelta me sentía el cuerpo extraño, como si tuviera algo de fiebre (no me la miré), pero seguía trabajando y haciendo vida normal, sin problemas.
Diez días después de empezar el confinamiento, comencé con una tos (nada habitual), escalofríos y dolor en el pecho a la hora de respirar (durante dos días).
Comuniqué mi estado a una amiga médica ya jubilada y con una mirada "abierta" en torno a la salud y la enfermedad.
Ella me habló del MMS, de Josep Pàmies y Andreas Kalcker. Por otro lado, me puse en contacto con otra amiga que realiza trabajos con el Par Biomagnético.
Con varias horas de tratamiento a distancia, en sólo 24h neutralicé mi cuerpo y comencé con el MMS, con el protocolo de mantenimiento (10 gotas activadas en un litro de agua al día en diez tomas).
A los tres días estuve curada, sin tos y sin dolores en el pecho. Me sentía con mucha más vitalidad y muy agradecida.
Vivo con mi compañero y un día, él comenzó a sentir alguna molestia corporal, más cansancio, etc... Se tomó durante 2 días el MMS con protocolo de prevención y ya no tuvo ninguna molestia ni incomodidad más.