Si no nos podemos comer lo que nos ponemos en la piel, algo está mal o muy mal. En la fabricación de productos cosméticos industriales se utilizan nanomateriales (material insoluble o biopersistente del tamaño de una millonésima parte de un milímetro) en forma de colorantes, filtros ultravioletas y conservantes. Los protectores solares suelen llevar nanopartículas de titanio o de óxido de zinc, que una vez entran en nuestro organismo, no vuelven a salir. Existe un debate sobre los peligros que puede generar su uso a largo plazo, tanto para el consumidor como para el medio ambiente, mientras las autoridades permiten su comercialización sin aplicar el principio de precaución.
Catálogo de actualización periódica que publica la Unión Europea con la relación de los nanomateriales que se utilizan en cosmética. Ver aquí.
Además, a los jabones corporales, exfoliantes faciales, pastas de dientes y otros productos indicados para el cuidado personal, se les añade polietileno o polipropileno, minúsculas perlas de plástico que se van por el desagüe, pasan a través de la mayoría de las plantas de tratamiento de aguas y llegan al medio ambiente; estas microperlas plásticas absorben toxinas del agua y son consumidas por una amplia variedad de vida marina y, finalmente, también por los seres humanos.
Sin olvidar, la larga lista de químicos que contienen estos preparados, puesto que alteran sustancialmente las hormonas. Es preocupante la exposición diaria, especialmente de mujeres y adolescentes a estos productos y la desinformación ante los peligros que suponen para la salud. Algunos de los más dañinos son:
- Parabenes: los encontramos en desodorantes y otros cosméticos. Imita la hormona femenina (estrógeno) y puede producir cáncer de pecho.
- Sulfato laurico de sodio (SLES o SLS): presente en champús, tratamientos para el cuero cabelludo, tintes y decolorantes de cabello, pastas dentales, jabones líquidos para el cuerpo, limpiadores faciales, bases para maquillaje, jabón líquido para manos, detergentes de ropa, y en aceites y sales de baño. También puede resultar cancerígeno si en el proceso de fabricación se contamina con dioxano.
- Ftalatos: ingredientes plastificados relacionados con defectos de nacimiento en el sistema reproductivo de los niños y una baja motilidad del esperma en hombres adultos, entre otros problemas. Pueden aparecer en la etiqueta bajo el término “fragancia”.
- Metilisotiazolinona (MIT): un químico utilizado en el champú para evitar que se desarrolle la bacteria, que puede tener efectos nocivos en el sistema nervioso.
- Tolueno: está hecho de petróleo y alquitrán y se encuentra en la mayoría de las fragancias sintéticas y el barniz de uñas. La exposición crónica a este producto se ha relacionado con la anemia, una disminución de glóbulos rojos en la sangre, daño en el hígado y riñones y puede afectar al feto en desarrollo.
Queda clara la necesidad de utilizar productos naturales de producción ecológica, hay que desconfiar del enunciado “a base de productos naturales” y leer igualmente los ingredientes.
Lo ideal es procurar dirigirse, en la medida de lo posible, hacia la autosuficiencia: piedra de alumbre como desodorante, bicarbonato como dentífrico, aloe vera, manteca de karité o aceite de oliva o de coco para el cuidado de la piel y el cabello, almendras molidas y sal de mar como exfoliante, …
Interesante información para el uso de aceite de coco
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