Inicio de Estancias y Formación Libre en Agricultura 2024
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Para solicitud de información e inscripciones, escribe indicando tus datos a: lacalmadepamies@gmail.com
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El diagnóstico que tenía mi padre era de un cáncer de piel, a sus 85 años. Le salían costras por toda la cara. En la navidad de 2012 llegó a tal extremo, que no quería salir a la calle para que nadie le preguntara nada.
Lo único que le recetaban eran cremas y geles caros, que no hacían nada, o trasplantes de piel. Es decir, ningún tratamiento interno que curase esta enfermedad. Prácticamente daban a mi padre por desahuciado. No tenían más solución que aportar.
La lástima es que no le hice fotos de aquella época, pero tenía costras hasta en las cejas y por la parte de arriba, no se le veía la piel, sólo las costras. Asustaba sólo de verlo.
Entré a varias páginas de medicina natural y leyendo todas las páginas y los estudios de Otto Warburg, observé que el cáncer se podía curar alcalinizando el organismo y oxigenando.
No tenía nada que perder y mi padre peor no podía estar. Así que le hice una lista de alimentos beneficiosos (alcalinos) y otra de alimentos perjudiciales (ácidos), y decidí comprar un frasco de peróxido de hidrógeno de 250ml para uso alimenticio en una página web.
Me decidí por el peróxido al leer el libro "La cura en un minuto", en el que se explicaba cómo administrar el producto y los efectos que producía.
Empezamos a mediados de enero de 2013 con el tratamiento. Lo importante fue que mi padre se tomó muy bien el tratamiento. Él nos pidió ayuda porque veía que la medicina oficial no daba para más y él quería seguir viviendo con un mínimo de calidad, y por eso recibió tan bien el tratamiento.
También le compré el libro de una médica de familia, para que viese como ella afirmaba que el cáncer se puede curar mediante la correcta alimentación. Así que compramos estevia en lugar de azúcar y frutas, en lugar de leche con galletas. Era la época de las fresas y le dije a mi madre que le comprase fresas y que comiese todas las que quisiera. Qué contento se puso mi padre al saber que podía curarse comiendo fresas.
Respecto al tratamiento con peróxido, lo hicimos como indicaba el libro. Empezamos con 3 gotas diluidas en un vaso de agua mineral y creo que iba aumentando 3 gotas cada 3 días hasta llegar a 25 gotas. Intentando siempre que el estómago estuviera vacío al tomar las gotas y no ingerir nada hasta pasadas 3 horas. Le hice una hoja para que llevase un control del tratamiento.
Pues bien, llegamos a las 25 gotas después de unas 3 o 4 semanas, y mi padre no notaba grandes cambios, las costras seguían ahí y no tenían intención de marcharse. En el libro se indicaba que llegados a las 25 gotas había que reducir la ingesta, puesto que los efectos positivos ya debían de haberse notado.
Hablamos con quien nos vendió las gotas, un naturista de Murcia, y nos comentó que siguiéramos con las 25 gotas todos los días hasta que notásemos una mejoría, ya que el tratamiento no tiene efectos secundarios. Lo que estábamos haciendo era oxigenar todo el organismo, pero mi padre había estado toda una vida acidificando su organismo. Había que tener paciencia.
Después de 2 semanas más tomando 25 gotas, llegaron las magníficas noticias. Las costras se estaban secando y se desprendían de la piel, dejando a la vista una piel que hacía meses que no veíamos.
¡Era cierto! Los estudios de Otto Warburg en 1930 eran verdaderos!!! El cáncer y la mayoría de enfermedades se curan alcalinizando y oxigenando el organismo!!! De modo que la triste realidad es cierta, la medicina oficial no recomienda estos tratamientos porque no se pueden patentar y no se puede ganar dinero! Por un lado mi padre estaba muy feliz, pero por otro se dio cuenta de por qué la medicina oficial lo ignoró completamente.
Soy ingeniero en informática y trabajo como programador siendo funcionario del estado. Pero mi padre, cada vez que voy a su casa me dice que soy el médico de la familia. Todos me piden consejo cada vez que tienen algo.
Después de 2 años mi padre sigue “vivito y coleando”. Con una buena calidad de vida y feliz. Yo me siento satisfecho de poder decir que no he dejado que mi padre caiga en las garras de la mafia médica.
Un saludo desde Valencia (España) y seguir así