Inicio de Estancias y Formación Libre en Agricultura 2024
Inicio de Estancias y Formación Libre en Agricultura 2024
Para solicitud de información e inscripciones, escribe indicando tus datos a: lacalmadepamies@gmail.com
Para solicitud de información e inscripciones, escribe indicando tus datos a: lacalmadepamies@gmail.com
Mi nombre es Nuria, tengo 46 años (agosto 2024) y vivo en La Orotava (Tenerife). En octubre de 2022 me diagnosticaron cáncer de ovarios con metástasis en peritoneo.
Comencé a sentir unas molestias en la zona alta del abdomen (lado derecho). Conforme iban pasando los días esas molestias iban convirtiéndose en un dolor cada vez más intenso que no remitía con ningún analgésico. Así estuve como unos cinco días, hasta que decidí acudir a un centro médico. Allí me exploraron y me dijeron que tenía muy inflamada la zona. En ese momento, intentaron hacerme una ecografía pero no tenían hora disponible para este día y me citaron para el siguiente. No obstante, me mandaron medicación para el dolor y la doctora que me atendió me dijo que si no notaba alivio, que fuese por urgencias al hospital. Y así sucedió. El dolor no desaparecía, cada vez se manifestaba con mayor intensidad, hasta el punto de que se convirtió en insoportable.
Antes del diagnóstico tomé medicación para aliviar el dolor. Una vez me dieron el diagnóstico y, hasta que se realizaron todas las pruebas para conocer el alcance de la enfermedad, me recetaron una medicación más fuerte porque los dolores eran insoportables.
Al confirmar el diagnóstico me explicaron que la idea era realizar una histerectomía radical, pero antes de llevarla a cabo, debía someterme a unas cuantas sesiones de quimioterapia porque el tumor, debido al lugar dónde se encontraba, no se podía operar. La pauta eran seis sesiones de quimioterapia. A la mitad de ellas, realizarían un TAC y valorarían si había reducido para poder intervenir, o por el contrario, ponerlas todas y ver si después de ellas se podía finalmente operar.
Con dicho diagnóstico era imposible que el miedo y la incertidumbre se apoderasen de mí. Fue entonces, cuando una amiga me puso en contacto con una persona que para mí ha sido fundamental en mi proceso de recuperación y sanación. Estoy convencida que sin ella, mi historia no se hubiese escrito igual. Esta persona, me habló de la importancia de abordar mi enfermedad desde tres aspectos básicos, la alimentación, el ejercicio físico y el control de la mente. Juntas, nos centramos mucho en la alimentación, lo que debía comer para reforzar mi sistema, sobre todo, de cara a las quimios.
Hice todo tal cual me dijo, licuados diarios, suprimí el azúcar en todas sus modalidades, tomaba frutas y verduras a diario, etc. Me dijo una frase que llevaba muy grabada: "el azúcar es la comida de las células cancerígenas, así que no les des de comer". Eso hice y en cada analítica que me hacía, mis valores tumorales iban descendiendo de una forma increíble. Después de mi tercera quimio, repiten TAC y curiosamente, los implantes que habían en el peritoneo habían desaparecido por completo y el tumor de los ovarios había reducido de unos 5 a 2,6 cm.
Con esos resultados, decidieron intervenir, pero como se demoraba un poco la disponibilidad de un quirófano, optaron por poner la cuarta dosis de quimio y así no romper la dinámica. Al mes de esa cuarta quimio, me operan y el cirujano al día siguiente de la intervención habla conmigo y me dice que solo quedaba un pequeño trozo de tumor en el ovario derecho, que el equipo médico estaba asombrado como la quimio había actuado con tanta efectividad en mi cuerpo. Sin embargo, yo sabía que no había sido solo la quimio. Estoy convencidísima que la alimentación jugó un papel fundamental en todo el proceso. Sin lugar a dudas, ayudó a que todo fuese mucho más rápido.
Durante todo el proceso, caminaba unos 5 km diarios, excepto los 4 días posteriores, pues me era imposible hacer absolutamente nada. Me ayudaron mucho los baños de sal que realizaba después de las quimios.
Recibí, con frecuencia, ayuda psicológica por parte de los profesionales de la unidad de psiquiatría del hospital. También hicimos varias terapias a nivel familiar, en casa, por parte de una psicóloga especializada en ello.
Recibía dos clases semanales de terapia mística.
A nivel físico, noté una mejoría notable. Poco a poco iba mejorando y sintiéndome con más fuerza para llevar a cabo mis actividades diarias. A nivel psicológico, aprendí a controlar un poco más mis emociones y a valorar mucho más los pequeños detalles que en nuestro día a día pasan totalmente desapercibidos.
A día de hoy continúo cuidando mucho la alimentación, como mucha verdura y mucha fruta, tomo licuados para reforzar mis defensas y también tomo el tratamiento oncológico que terminaré en mayo de 2025, pero sé, y así lo siento, que mi tratamiento preventivo es la alimentación y el ejercicio.
A través de mi experiencia, quiero incidir en la importancia de tener unos buenos hábitos alimenticios. Es necesario que la alimentación se entienda no desde la perspectiva de lo que me gusta o no me gusta, sino de lo que nuestro cuerpo necesita para estar sano.
Que prioricemos lo natural frente a lo manipulado y a la química.
Que en la medida de nuestras posibilidades, busquemos un tiempo para cuidar y mimar nuestro cuerpo y nuestra mente. En definitiva, que tomemos consciencia que la salud es el bien más preciado que tenemos, por tanto, hay que cuidarla.
Mi nombre es Teresa Moreira (junio 2024), vivo en Santiago de Compostela (A Coruña). Hace un año, a mi mascota, un labrador retriever de 13 años, le volvieron a crecer dos tumoraciones en el costado donde ya, en dos ocasiones, le habían operado. Hace unos meses estaba muy somnoliento, dormía como muy profundo y desconectado del entorno. También notaba que cojeaba de la pata delantera.
Las tumoraciones se las traté con par biomagnético y le disminuyeron tanto de tamaño que no se palpaban (el veterinario le llevaba los controles).
Hace como un mes, para la somnolencia, le empecé a echar unas 10 gotas de clorito de sodio en el agua (5 gotas por la mañana y 5 por la tarde). El perro pesa 38 kg. Está sorprendentemente mucho más despierto y conectado. No noto mejoría en la cojera, aunque le estoy poniendo imanes en las patas delanteras. A fecha de hoy sigo dándole el clorito de sodio.
Mi nombre es Alberto, tengo 70 años (diciembre 2023) y vivo en Baiona (Pontevedra). En enero de este año me encontraba mal: dolor en la parte baja de la espalda, tenía pérdidas de orina, perdía peso, pero pensaba que era pérdida de masa muscular al no estar haciendo gimnasia. En Julio de 2023 fui diagnosticado de cáncer de próstata extendido también en los huesos.
Desde el diagnóstico estoy tomando CDS: Tomo 20 ml disueltos en 1 litro de agua durante el día. También hago el protocolo R (6 gotas en 150 ml de agua). Tomo dos pastillas de Prostmix Forte (de Pamies Vitae) en la merienda. Además de: kalanchoe, cúrcuma, cardo mariano, vitamina D y la mezcla de Prosvita: Hojas de Epilobio (Epilobium parviflorum), Raíz de Ortiga (Urtica dioica), Hojas de Gayuba (Arctostaphylos uva-ursi), Corteza de Uña de Gato (Uncaria tormentosa), Hojas de Stevia (Stevia rebaudiana Bertoni).
Empecé a comer más verdura y zumos con verdura cruda. Dejé las harinas, la pasta, el arroz y el azúcar.
He notado menos dolor y sobre todo que el tumor ha reducido. Los índices de PSA están bajando. En el hospital me recetaron unas pastillas y una inyección cada 3 meses. No quise ponerme quimio. Las pastillas no las estoy tomando y estoy pensado en dejar de ponerme la inyección.
En mayo de 2013 me operaron de cáncer de colon. Además del trozo de colon me extirparon un trozo de estómago, la vesícula, duodeno, un trozo de conductos biliares y la cabeza del páncreas, todos los pronósticos eran favorables a ser insulino-dependiente. Estuve ingresado durante 5 semanas y me inyectaban diariamente insulina. Al salir del hospital estuve controlándome el azúcar en casa durante un tiempo. Las pastillas de estevia me ayudaron a bajar los niveles de azúcar cada vez que los veía alterados, sobre todo durante los seis meses que duró la quimioterapia (pues esta contenía glucosa).
Hoy, día 27 de febrero de 2017, hace tres años que dejé atrás la quimio, junto con el control de azúcar. Ya no tengo que tomar la insulina y las pastillas para el colesterol y la tensión que eran mi día a día antes del cáncer. La estevia para el páncreas fue mi mejor aliada.
Mi nombre es Norma y vivo en Paterna (Valencia). Hace 5 años diagnosticaron a mi madre (65 años – julio 2023) un cáncer de útero (endometrio) mediante biopsia a una masa de 3 cm de endometrio. El diagnóstico fue: carcinoma seroso de alto grado. Lo notamos porque tenía sangrados y estaba ya en la menopausia. Mientras esperaba la operación (unos 2 meses), le hicieron biomagnetismo, mejoró su alimentación, tomó cada noche Artemisa annua en infusión y con MMS se hizo irrigaciones vaginales (10 gotas activadas en 400 ml de agua y un chorro de agua de mar) todos los días. Algunos días por la mañana y por la noche.
A partir de entonces desaparecieron los sangrados.
En la operación le extirparon el útero y salió limpio. Los médicos patólogos analizaron el “tumor” varias veces porque no coincidía con la primera biopsia. Anularon todos los tratamientos de quimio y radio previstos porque “no había malignidad”.
A fecha de hoy no toma nada especial. Se cuida con calma y todas las revisiones salen perfectas.
Mi nombre es Isabel, tengo 45 años (abril 2023) y vivo en Valladolid. En 2021, a mi madre, con 75 años, le diagnosticaron tumores en la vejiga y uréter. Después de varias intervenciones, lavados, sondas… seguía teniendo muchísimo dolor.
Cuando vi que la sanidad pública no hacía nada por aliviar sus dolores, me puse las pilas para buscar algo alternativo. Desde Dulce revolución, Rubén nos ayudó. Por otra parte, investigué hasta que conseguí dar con el aceite de THC.
Esto fue lo que tomó durante 3 meses antes de volver a realizarle las pruebas:
Lo aplicaba en la zona afectada 3 veces al día. A los pocos días ya notó alivio en el dolor.
Lo único que le quitó el dolor y le ayudó, después de meses sin poder salir casi de la cama, fue el aceite de CBD con THC. Esto la devolvió a la vida normal.
También hacía mudras e intentaba visualizar como una luz la curaba.
A fecha de hoy sigue tomando las infusiones de Artemisa Annua, las gotas de CBD + THC, suplemento de vitamina C y Magnesio.
Tengo que decir que su confianza en probar otros remedios a pesar de que sentía miedo a priori y su fuerza de voluntad, ha sido de mucha ayuda para ella. A día de hoy, no puede entender cómo es posible que lo la ha ayudado no sea legal o alegal. Ella ha abierto su mente totalmente y gracias a todo ello, los resultados de sus últimas pruebas han dado todo negativo en células cancerígenas.
Mi nombre es Ascensión, tengo 62 años (febrero 2023), vivo en Zaragoza y soy terapeuta. En marzo de 2021 me diagnosticaron un tumor retroperineal gigante en la cola del páncreas. Tuvieron que hacer una esplenectomía, gastrectomía parcial, pancreatectomía corporocaudal, nefrectomía izquierda, linfadenectomía, resección parcial diafragma izquierdo, neumonectomía atípica basal izquierda. Sentía muchas molestias, hinchazones digestivas, cansancio, pérdida de peso.
Durante 15 días antes de la operación, comencé a tomar fitominerales depurativos, kalanchoe, silicio orgánico, vitamina E, omega 3, vitamina C, reconstituyente de vitaminas B y minerales. Me puse compresas de DMSO y CDS sobre el tumor. Ponía 50% de DMSO y 50% de CDS (3000ppm) en una gasa y directamente a la piel.
También realicé baños de agua con 2 kg de sal marina y bicarbonato, enemas de café, ayuno completo durante 15 días desde el diagnóstico hasta la operación.
Hasta la fecha sigo sin complicaciones. Todas las pruebas perfectas. No hubo metástasis ni tratamiento de quimio ni radioterapia.
Hoy, sigo tomando suplementos según el resultado de las intervenciones: artemisa, moringa, romero, vitaminas, minerales, omega 3, protectores hepáticos, vitamina C y hongos medicinales.
Mi respuesta emocional fue positiva y siempre confiando en la protección divina. Mi vida ha cambiado a mejor, sigo dedicando mi tiempo a formarme en mi trabajo y tratando de ayudar desde mi experiencia y teniendo más tiempo de descanso, de disfrutar del momento y de la vida. Ojalá pueda ser de ayuda a alguien que necesite hablar o dar algún consejo en momentos de decaimiento o de salud física.
Mi nombre es Hernán Perlaza, soy médico y doy testimonio de mi paciente Martha Reina de 59 años (junio 2021) y residente en Cali (Colombia). Desde abril de 2021 se vio afectada de un cáncer uterino metastásico a pulmón. Sentía dolor abdominal, ahogo, cansancio. Durante 3 semanas tomó el protocolo C de CDS hasta 40 cc en 1 litro de agua y nebulizaciones con CDS 3 veces al día. El cansancio y ahogo desapareció, la saturación de oxígeno pasó de 89 % al 93% a los 3 días de estar con el protocolo C.
Mi nombre es Manuel, tengo 55 años (abril 2020), soy director de empresa y vivo en Madrid.
Hace unos años me asocié a Dulce Revolución. Este correo lo dirijo a la familia Pàmies y a las personas que hacen posible este proyecto.
Acabo de escuchar en la Cadena Ser, en el programa de la Ventana, cómo se desprestigiaba a "un pobre agricultor de la provincia de Lérida que manipula, engaña, bla, bla, bla", nada nuevo que no sepáis o que no hayáis escuchado ya.
Escuchando la "noticia", la indignación me ha subido como la espuma, pero me ha durado muy poco, y de la indignación he pasado a la alegría. A la alegría de saber que lo estamos haciendo muy bien (me incluyo por lo que más tarde reseñaré); a la alegría de saber que son ellos los que nos tienen miedo a nosotros, los diferentes, los que estamos en otro territorio que ellos no pueden controlar o manipular. Y comienzan a darse cuenta que este movimiento no tiene marcha atrás; que más tarde o más temprano la consciencia individual de las personas llegará, esto es, que ya está llegando, y que la conciencia de muchas personas atenta contra sus intereses sociales, económicos, de control y de poder.
Por eso me he alegrado de la "noticia", porque comienzan a tenernos miedo. Porque las que están contadas son sus horas, no las nuestras, que son las de nuestra Madre Tierra, las de nuestra Madre Naturaleza.
Tuve la ocasión y la suerte de asistir a una charla de Teresa Forcades y de Josep Pàmies el pasado año en un pueblecito de la sierra de Madrid. Después de acabada la charla, intercambié con Teresa unas palabras. Le expliqué que mi padre que ahora cumple 91 años, hace más de dos años se curó de un cáncer de vejiga (según el cirujano que operó mi padre éste no duraría más de un año, y ya va camino de los tres con buena salud, edad aparte), gracias al CDS (no tengo palabras de agradecimiento para Andreas) y gracias a la dieta disociada de Suzanne Powell (idem para ella), y a las hierbas que me recomendasteis que tomara (en mi terraza tengo Kalanchoe para aburrir).
Los oncólogos del hospital donde se trató mi padre y con ni siquiera un ciclo de quimio (dejó de sangrar por la orina antes de que pasaran 30 días del inicio del cambio de dieta y de la toma de CDS), todavía se están preguntando por qué el tumor ha desaparecido, por qué mi padre está bien y no sangra. En resumen, por qué mi padre no ha fallecido como mandan las estadísticas para ese tipo de patología. Y les da igual averiguar la causa.
Este es el motivo de mi correo; daros todo mi ánimo y todo mi apoyo por vuestra labor. A Andreas, a Teresa a vosotros los Pàmies, a todos los que divulgáis.
Mi nombre es Eugenia Rius, tengo 55 años (enero 2021) y vivo en Barcelona. Hace 6 años me diagnosticaron un cáncer en el pulmón izquierdo de células pequeñas. Le pregunté al oncólogo cuántas probabilidades había de supervivencia. Estimó un 34% (esto me pasa por preguntar). El tumor era inoperable.
Pasé la terrible quimio (ya no creo en la quimioterapia) y después me hicieron radio en el pulmón (sí creo en la radioterapia) y luego en el cráneo.
Tuve la gran suerte de conocer a una doctora (creo que es cirujana y traumatóloga) que sana con medicina holística. Entre otras cosas me recomendó que me hiciese cada día un zumo de remolacha, manzana y zanahoria.
También tuve la suerte de hablar con Aleix Pàmies. Me habló de la kalanchoe pinnata. La compré y la tomé durante 8 meses. Investigué en la web de Dolça Revolució y seguí algunas recomendaciones.
El año pasado visité de nuevo a la doctora y le pregunté si durante las sesiones que hacía con ella durante los tratamientos del cáncer me había hecho algo que yo no supiera y me dijo que sí. Estas fueron sus palabras: "te hice una intervención en el pulmón a un nivel energético". Estoy convencida que todo esto me curó. La información de la Dolça Revolució me ayudó mucho. Este diciembre pasado tuve visita con el oncólogo. Me dijo que el resultado del TAC y los análisis estaban perfectos.
Mi nombre es Eva, tengo 65 años (enero 2020) y vivo en Barcelona. En Julio del 2013 me detectaron un cáncer de colon. En septiembre de ese mismo año me operaron, quitándome 20 cm del intestino.
No acepté la quimioterapia, que me dijeron que "tenía que" hacerla. Sin embargo, hice un tratamiento homeopático de micro-inmunología.
A parte, tomé durante una buena temporada las hojas de la Kalanchoe, el MSM que ayuda también a desinflamar y varios productos naturales para desintoxicar / alcalinizar y reponer el cuerpo.
Lo cierto es que también he pensado, casi siempre en positivo, hecho que, creo, ha sido muy importante para no vivir con miedo constante. No tuve presente el tema casi nunca, salvo cuando tocaban las pruebas anuales que removían todo.
Pero ahora, después de casi 7 años, acabo de hacer los últimos análisis y colonoscopia y estoy perfecta.
Tomar una decisión así, es decir, no seguir el protocolo clínico establecido, evidentemente es muy muy personal.
La presión exterior suele ser bastante grande y cada persona ha de ver con qué decisión puede vivir más tranquilamente, que al final es lo que más importa, según mi opinión.
Mi nombre es Juan Echevarria, tengo 39 años (enero 2020) y vivo en Sort (Lérida). Para contar mi experiencia he dejado pasar un tiempo razonable (6 años), con el fin de poder afirmar con seguridad que el linfoma B de célula grande, está superado. El testimonio es puramente técnico e informativo, sin entrar en detalles ni profundizar en lo espiritual. Así mismo, dejo bien claro que estoy absolutamente convencido de que jamás he estado tan vivo como cuando viví este proceso. A mediados de diciembre del 2014, después de una ecografía, me confirman que la molestia abdominal que arrastraba desde hacía 3 meses, se debía a una invaginación del intestino delgado. El mismo día me operan de urgencias cortando 10,4 cm del intestino.
El día 31 de diciembre me comunican el resultado de la biopsia: Lesión en intestino delgado, resección ilegal segmentaria: Infiltración en mucosa, submucosa, muscular propia y serosa por un linfoma B difuso de célula grande, con ulceración superficial. Márgenes de resección de mucosa libres de neoplasia. En los días posteriores al alta hospitalaria me practicaron un Pet Tac y una prueba de médula ósea. El resultado de los dos estudios fue favorable, no se encontraban indicios de células cancerosas. Aun así, el día que me notifican el resultado de la biopsia (31/ 12/2014) ya tenía programadas las 6 primeras "sesiones preventivas" de quimioterapia que debía empezar el día 6 de enero del 2015, a la que me opuse por falta de confianza en el argumento de los médicos (cumplimiento protocolar para la total limpieza del cuerpo y muy posible, 70%, de reaparición maligna del linfoma).
Desde el día de la operación conté con el asesoramiento de nuestro osteópata familiar y una excelente terapeuta que trabajaba en ese momento con él. Dos personas que hicieron una gran labor para dejarme ver, sin presiones, que hay más de un punto de vista sobre lo que es un cáncer y el por qué llega a nuestras vidas. Leí sobre el Dr. Hamer y la nueva medicina germánica: http://nuevamedicinagermanica.org/es
Tuve la gran suerte de llegar hasta casa Pàmies donde en casi 2 horas de visita personalizada con Aleix Pàmies, con un nivel de humanidad y profesionalidad admirable, nos orientó al completo en las conductas alimenticias y la ayuda con plantas medicinales para poder llevar adelante el ciclo del cáncer con éxito. De un gran listado de consejos creo que los más relevantes fueron tres: la dieta alcalina, purificación de la sangre con la mezcla de infusiones de ortiga, milenrama y caléndula y los baños con sal, 3 veces a la semana.
En la búsqueda del real origen de mi linfoma, el osteópata (Néstor) y su colega (Caterina), me recomendaron la biodescodificación (Nuria), terapia que recomiendo ampliamente. Hoy por hoy estoy curado y estos son los resultados de mi última analítica hecha en el 2017:
MARCADORS TUMORALS 1.40 mg/L 0.4 - 2.4
Agradezco enormemente a quienes me ayudaron profesionalmente y muy especialmente a mi compañera de vida y madre de mis tres maravillosos hijos que fue pilar fundamental en este redescubrir la vida.
Comparto los datos de las personas que colaboraron en la recuperación:
Osteópata y homeópata: Néstor Calvete (666052066)
Caterina Boixader (661857266)
Nuria Noguera (620575416)
Mi nombre es Nieves, tengo 45 años (enero 2020) y vivo en Ibi (Alicante). En junio de 2018 Pepe (con 68 años) empezó a notar dolores de cabeza todas las tardes, no le dio demasiada importancia y lo achacaba a los problemas que tenía con la dentadura porque tenía una infección en las muelas. Así pasó el mes de junio y el mes de julio. Durante el mes de agosto además de los dolores de cabeza, empezó a encontrarse mal, tenía náuseas, vómitos y poco a apetito por lo que empezó a perder peso. Fuimos al médico en varias ocasiones, pero no nos daban ningún diagnóstico.
Teníamos cita en el dentista y se lo dijimos al médico, nos dijo que una vez que el dentista lo tratara, si a los 15 días no se encontraba mejor, que volviéramos a su consulta. Fuimos al dentista, le quitó los dientes de la parte superior que le estaban ocasionando problemas y le pusieron dentadura postiza. A pesar de esto, seguía encontrándose mal. Durante todo el mes de septiembre fue un ir y venir del dentista al centro de salud y al hospital y Pepe seguía perdiendo peso y deteriorándose.
Fue a mitad de septiembre en una de estas visitas al centro de salud, que mientras esperaban para consulta, un médico, conocido de la familia, lo saludó y le preguntó qué hacía allí. Le explicó todo lo que estaba pasando y como se sentía y este médico lo envió a rayos para hacerle una radiografía. En la radiografía aparecía una mancha en el pulmón derecho, en seguida lo ingresaron en el hospital para hacerle más pruebas, entre ellas un TAC en el pecho y ahí estaba. Un tumor en el pulmón derecho. Estuvo ingresado una semana. Durante su ingreso empezaron a medicarlo con corticoides para la inflamación y notó mejoría, ya no le dolía la cabeza, ni tenía vómitos. Le hicieron un nuevo TAC, esta vez en cerebro para saber si había metástasis y desgraciadamente sí que había. Comenzó con el tratamiento de quimioterapia la última semana de septiembre 3 días seguidos, los días 25, 26 y 27, de martes a jueves. No tuvo apenas efectos secundarios de esta primera quimioterapia.
El diagnóstico era muy grave, los médicos nos dijeron que iban a hacer todo lo posible, pero que teníamos que estar preparados porque iba a ser muy duro. No fueron específicos en el pronóstico, pero no era nada positivo.
Cuando nos dan la noticia de que tiene un tumor en el pulmón derecho, un tumor que mide 8 cm con metástasis en el cerebro y que le quedaban pocos meses de vida y con mucho sufrimiento, nos hundimos, pero después de unas horas pensamos que no podíamos quedarnos de brazos cruzados, que teníamos que hacer algo. Durante los días que estaba ingresado, no paramos de investigar, leer, ver vídeos, testimonios de otras personas que habían superado el cáncer y cómo lo habían hecho.
El cáncer es una consecuencia de malos hábitos que contaminan el cuerpo y esto crea un entorno tóxico para las células, así que había que cambiar los malos hábitos por otros buenos y depurar ese cuerpo para que las células cancerígenas desaparecieran. Así que lo primero que había que hacer era eliminar las toxinas a través de una alimentación adecuada. Hace unos cuatro años estuvimos en una conferencia que hablaban de alimentación y enfermedades. Unos de los ponentes era un nutricionista que tiene su consulta en Castalla. El 25 de septiembre nos pusimos en contacto con él y nos dio cita para el 1 de octubre.
El viernes día 28 de septiembre le dieron el alta y nos fuimos a casa. Estábamos hundidos, tristes, impotentes, pero nos negábamos a aceptar la noticia, a aceptar que no había nada que hacer. Esa misma tarde fuimos a Alicante a la consulta de un médico homeópata al que hace años que visitamos cuando tenemos cualquier problema de salud o queremos hacerle alguna consulta relacionada con la salud. Cuando leyó el informe médico, nos confirmó el diagnóstico del médico del hospital: “la situación es muy grave y no hay nada que hacer. Va a morir de este cáncer. Os esperan tiempos muy duros. Disfrutarlo mientras esté con vosotros”.
La noticia nos cayó como un jarro de agua fría. Habíamos acudido a él con la esperanza de que nos dijera que había terapias y tratamientos alternativos o complementarios para luchar contra el cáncer y que nos dijera qué podíamos hacer o dónde acudir. Sin embargo, eso no pasó. Nos dijo que lo sentía mucho y que nos daba mucha fuerza y ánimo. Que le diéramos mucho amor y cariño y nos dijo algo muy importante: “permitiros y permitirle llorar. Soltar todos esos sentimientos y esa pena porque es muy necesario para sentir alivio y poder seguir día a día. No pretendáis hacer como que no pasa nada, haciéndoos los fuertes y no exteriorizando lo que lleváis dentro porque es peor y podéis enfermar”. Salimos de la consulta destrozadas ¿Cómo podía ser? ¿Ya estaba? ¿Eso era todo? ¿Era este el fin? La única persona que pensábamos que nos podía ayudar nos acababa de decir que no se podía hacer nada, FIN. En ese momento nos hundimos más todavía, no podíamos hacer nada más.
El día 1 de octubre fuimos a nuestra primera consulta con el nutricionista y a partir de ahí, empezó una dieta para limpiar y depurar su cuerpo y su organismo. Había que cambiar el hábitat de acidez donde vivían las células por un hábitat alcalino.
A principios de octubre un amigo de la familia, Paco, se ofreció para hacerle sesiones de Reiki. Nosotros aceptamos porque creemos mucho en la fuerza sanadora de la energía y eso sería una ayuda más para conseguir detener el tumor. Venía todos los días a casa a hacerle reiki, él sabía que estábamos investigando y buscando respuestas, por eso nos habló de Josep Pàmies, un señor de Cataluña que había demostrado que el cáncer se podía curar a través de plantas medicinales. Nosotros habíamos oído hablar de él anteriormente y por eso nos sonaba el nombre.
Los días 15, 16 y 17 de octubre le dieron la segunda sesión de quimioterapia, pero en esta ocasión sí que hubo efectos secundarios. Le bajaron las defensas y tuvo una infección que le provocó fiebre. Le salieron llagas por la boca y la garganta. El miércoles 24 de octubre por la mañana, al no bajarle la fiebre lo llevamos al hospital e ingresó en estado muy crítico. El médico nos dijo que la infección lo había debilitado mucho y que podía fallecer. Así estuvo durante 48h. El viernes 26 de octubre salió de peligro y el lunes 29 de octubre le dieron el alta. Durante el tiempo que estuvo ingresado, nosotros seguíamos investigando y leyendo todo lo que caía a nuestras manos. Paco iba al hospital a hacerle Reiki todos los días.
Estando en el hospital conseguimos el email de Josep Pàmies y el 25 de octubre nos pusimos en contacto con su sobrino Aleix, le enviamos el historial y los informes médicos y nos sugirió un tratamiento a base de infusiones y extractos de plantas, entre ellas la graviola. El día 27 de octubre hicimos el pedido de plantas y a principios de noviembre empezamos con el tratamiento de Pàmies. Casualmente, hablando de la enfermedad con una amiga, nos dijo que su hermana tenía una herboristería en Galicia, que conocía la graviola y que la tenía en cápsulas de manera que el concentrado de graviola era mayor que tomarla en infusión. Nos pusimos en contacto con ella para comprarle las cápsulas y nos recomendó que tomara también cúrcuma para la inflamación y moringa para mejorar sus defensas.
El 8 de noviembre, Paco, vino a casa con un producto llamado MMS, Clorito de Sodio. Es un concentrado depurativo para hacer el agua potable. Nos explicó que había sabido que puede combatir el cáncer y quería que lo conociéramos. Nos pusimos a investigar durante los días siguientes para saber más y tener más información. Pepe estaba dispuesto a tomarlo, así que hicimos el pedido y empezó a tomarlo el 12-13 de noviembre. Lo estuvo tomando desde noviembre de 2018 a mayo de 2019. Empezó con 3 gotas activadas y fue subiendo hasta una dosis máxima que en él, fueron 15 gotas diarias.
De esta manera empezamos el tratamiento complementario al tratamiento del hospital para acabar con el tumor: nutricionista, tratamiento a base de plantas, Reiki y MMS.
El día 15 de noviembre le hicieron el segundo TAC. El día 22 de noviembre, nos llamó el oncólogo y nos dio los resultados del TAC, el tumor había reducido y la metástasis tampoco había ido a más. ¡Fue una gran noticia! Cuando fuimos a consulta, decidieron no seguir con el tratamiento de quimioterapia porque no la había tolerado bien, y decidieron darle 10 sesiones de radioterapia en el cerebro.
Mientras tanto, nosotros seguíamos leyendo e investigando y aprendimos mucho sobre la enfermedad y el funcionamiento del cuerpo y la mente de las personas. Aprendimos que una persona no está formada solamente de un cuerpo y unos órganos, las personas somos también energía, poseemos una mente que es muy poderosa y que nuestros pensamientos, emociones y experiencias pasadas influyen de forma muy significativa en nuestra vida y nuestra salud.
Analizamos todo lo que estábamos haciendo:
Estábamos trabajando el cuerpo a través de la alimentación, las infusiones y los concentrados de hierbas y la energía a través del reiki y la meditación. Pero teníamos que sanar también una parte muy importante: la mente, a través de los pensamientos y las emociones. A principios de diciembre hicimos una terapia familiar con caballos para ayudarnos a detectar y liberar problemas, emociones y traumas que arrastrábamos del pasado. Esta terapia fue solo un paso más en este proceso, fue hacernos más conscientes del poder que tienen las experiencias pasadas en nuestra vida y cómo aprender a soltarlas para que no nos afecten en nuestra vida actual. Hacernos más conscientes también de que es un trabajo constante el gestionar las emociones y los pensamientos que son muy poderosos y pueden ocasionarnos enfermedades y no vivir una vida plena, sana y feliz.
Durante el mes de diciembre recibió el tratamiento de las 10 sesiones de radioterapia que acabó el 24 de diciembre. En enero le hicieron un nuevo TAC y el 8 de febrero nos dieron los resultados. El tumor había reducido de 8cm a 3cm, la metástasis del cerebro también había reducido. Se consideró darle otras 10 sesiones de radioterapia en la zona paratraqueal porque ahí quedaban células cancerosas activas. Pero las noticias fueron muy buenas y animaron a Pepe a seguir luchando porque todo el esfuerzo estaba valiendo la pena y estaba dando resultados.
En marzo le dieron las sesiones de radio y en abril le hicieron un nuevo TAC, en mayo nos dieron los resultados y en esta ocasión fueron extraordinarios. En el cerebro y en la zona paratraqueal no quedaba casi nada y el tumor del pulmón apenas medía 1 cm, medía 9mm. La alegría fue inmensa. El médico en esta ocasión decidió no darle ningún tratamiento más y esperar a ver cómo el cuerpo reaccionaba por sí solo. En julio le hicieron un nuevo TAC y los resultados fueron mejorando, el tumor ya solo medía 8mm. Estábamos consiguiendo que el cáncer fuera desapareciendo.
El último TAC ha sido en octubre y en esta ocasión el oncólogo confirmó que el tumor había desaparecido totalmente. Su cuerpo está limpio de tumor y metástasis.
Durante 8 meses seguimos al pie de la letra todo lo que el nutricionista nos recomendó. Actualmente sigue cuidando mucho su alimentación tomando productos sanos y ecológicos.
En junio realizamos una sesión de Constelaciones familiares.
Ahora estamos siguiendo un tratamiento de biocuántica que consiste entre otras cosas, hacer una dieta para que el fórnix ayude a limpiar el cuerpo de toxinas, patógenos y virus, bacterias, etc.
Desde hace un mes ha comenzado a hacer ejercicio físico para fortalecer el cuerpo y recuperar masa muscular.
Tenemos que destacar que Pepe ha sido muy buen enfermo, ha tenido una actitud muy positiva durante todo el tiempo y ha estado muy predispuesto a tomar y a hacer todo lo que hiciera falta. También ha tenido mucho apoyo y mucho amor de la familia y amigos.
Tratamientos llevados a cabo:
A continuación, detallamos el tratamiento de hierbas que nos recomendó Aleix Pàmies:
Vaso en ayunas de ARTEMISIA ANNUA (1 cucharada de postre por elvaso de infusión).
Durante el día beber de 0,5L a 1L de la mezcla para el cáncer (ortiga, caléndula y milenrama).
Graviola (en lugar de infusión se las toma en capsulas, 3 al día).
Una cápsula de Cardo mariano.
Cataplasmas de COLA DE CABALLO y arcilla en la zona afectada.
SEMILLAS DE ALBARICOQUE: 2 mañana y 2 tarde.
Me llamo Begoña, tengo 43 años (enero 2020) y vivo en Asturias. Quería contaros el testimonio de la curación de una lesión en la piel que tenía mi abuela en la frente. Empezó como una manchita oscura que fue creciendo y engordando. Decidimos llevarla al dermatólogo y le diagnosticaron queratosis actínica bowenoide. La solución que nos daban era una operación de cirugía para extirpárselo. Nos explicaron que le quitarían un trozo más grande, teniendo que hacerle injertos de piel. Decidimos no hacerlo, ya que ella tenía en ese momento 93 años y nos parecía bastante agresivo para su edad.
Empecé a tratarla con jugo de celidonia. Aquí, en Asturias esta planta es muy abundante. Se lo echaba todos los días procurando impregnar toda la lesión. Al cabo de cinco meses aproximadamente la lesión se fue desprendiendo y cayendo a cachos. Os adjunto fotos para que veáis la evolución.
Mi nombre es José y escribo desde Córdoba (España). Quería compartir el testimonio de Antonio, un hombre de 82 años con un diagnóstico de cáncer de próstata y metástasis en huesos. Los médicos decidieron no darle tratamiento por la edad (gracias a Dios). La familia, al mismo tiempo tampoco le dicen a él nada sobre su enfermedad y comienzan a darle tintura de kalanchoe (2 gotas de tintura 5 veces al día) y flores de Bach: mezcla de Remedio Rescate, Mimulus y Castaño blanco (4 gotas, 4 veces al día) para tratar algunos problemas emocionales que tenía. Toma todo esto durante 3 meses.
Cuando empezó a tomar todo esto llevaba bolsa para la orina y hacía 3 meses que no salía a la calle por la dificultad de la bolsa y por el cansancio físico que tenía.
A día de hoy (agosto 2019) está totalmente recuperado. Hace vida normal, no toma nada alopático ni natural, pues su familia, al ver la mejoría no quiso darle más tintura de kalanchoe.
Tanto la familia como yo comentamos que, si no fuera porque los médicos decidieron no darle tratamiento por el estado avanzado de la enfermedad y por su edad, hoy no estaría con vida.
Siempre he tenido la piel muy blanca, y nunca me protegí debidamente del sol, al menos durante mi niñez y adolescencia. Hace un par de semanas noté una mancha cutánea de unos 5-10 mm de diámetro aproximadamente, creciendo en relieve a un ritmo vertiginoso en mi espalda, de color oscuro. Me asusté, evidentemente, y acordé una visita a mi dermatóloga, que aplazó el encuentro unas semanas, por tener su agenda llena. Este descubrimiento de la mancha tuvo lugar a la par que otra mancha con relieve que tenía en el hombro, más pequeña pero que también crecía con rapidez, comenzó a sangrar, probablemente por el roce de la ropa.
De modo instintivo, tomé una solución alcohólica (tintura) de própolis, de un color casi negro, y la apliqué con un algodón. Lo lógico hubiera sido desinfectar únicamente con alcohol, pero al ir a buscarlo encontré casualmente la tintura de própolis, y sentí que sería un remedio aún más eficaz para desinfectar la zona. Sabía que el própolis de las abejas tiene propiedades antibacterianas, antifúngicas y antivíricas. Las abejas, además, me caen bien, son unas trabajadoras incansables que fabrican miel, polen, própolis y jalea real y constituyen una fábrica biológica magnífica. Al día siguiente repetí la operación, en realidad sin entender muy bien por qué lo hacía, al menos de modo consciente. Procedí de este modo durante 3-4 veces, lejos de esperar lo que sucedería más tarde.
Cuál fue mi sorpresa cuando la pequeña protuberancia oscura se cayó, así, literalmente. Ahora mismo no queda ni rastro, sólo un ligerísimo color rosado y un relieve casi imperceptible. En cuanto a la de la espalda, también comenzó a caerse con el roce de la toalla después de la ducha, por lo que seguí aplicando el própolis, esta vez dejando un algodón con el líquido, sujeto con un esparadrapo hipoalergénico, gracias a lo que también ha (casi) desaparecido. A veces el instinto nos guía, los perros toman hierbas del campo sin saber muy bien por qué, lo hacen, y eso les ayuda a purgarse. Supongo que actué con el instinto de un perro, lo cual en cierto modo me enorgullece.
Lo acontecido me ha llevado a querer profundizar en la naturaleza de las verrugas cutáneas y en propiedades del própolis. El virus del papiloma humano (VPH) es un virus que está implicado en neoplasias benignas y malignas. Las verrugas suelen eliminarse mediante terapias destructivas tales como ácido salicílico, ácido tricloroacético, crioterapia (congelación mediante nitrógeno líquido), etc. ¿Podría ser que el própolis ayude a eliminar el virus de las verrugas?. No he encontrado ninguna publicación que describa el tratamiento de las verrugas cutáneas mediante própolis por vía externa (también llamada vía tópica). Sin embargo, sí que he encontrado un estudio clínico del 2009, de una duración de tres meses y publicado en el “International Journal of Dermatology”, en el que se evaluó el efecto de própolis o equinácea, administrados de forma oral, para combatir las verrugas. Se investigaron el própolis y la equinácea, por ser inmunomoduladores seguros y con propiedades antivirales. En pacientes con verrugas planas y comunes tratadas con própolis, en un 75% y 73% de los casos, respectivamente, desaparecieron las verrugas. Estos resultados fueron significativamente mejores que los obtenidos con la toma de la planta equinácea (que estimula el sistema inmunitario) o un placebo (control). Los autores concluyen que el própolis constituye una terapia segura y efectiva para el tratamiento de las verrugas (Zedan, 2009).
Me ha sorprendido no encontrar más datos científicos publicados sobre la eficacia del própolis para el tratamiento de las verrugas, así que he decidido extender mi búsqueda a otro tipo de virus que afectan a la piel, como el virus del herpes simple (herpes simplex virus, HSV), causante de herpes labial. En un estudio realizado por investigadores del Departamento de Virología de la Universidad de Heidelberg (Alemania) en el 2010, se analizó el efecto del própolis in vitro (es decir, en estudios que no se realizan en animales ni humanos, sino en células), contra el virus del herpes simple tipo 1 (herpes simplex virus, HSV-1). Los autores concluyen que los extractos del própolis podrían ser adecuados, mediante aplicación tópica, contra la infeción cutánea por el virus del herpes (Schnitzler, 2010).
Otro estudio, realizado mediante una colaboración entre varios Departamentos de Dermatología de Hospitales de Eslovaquia y la República Checa, en condiciones “doble ciego” (en los que ni los pacientes ni los médicos saben qué producto se está aplicando, hasta después de analizar los resultados), se probó una crema de labios con extracto de própolis a una concentración del 0,5% y esta crema resultó más eficaz que una crema que contenía 5% de aciclovir –el antivírico convencional para el tratamiento del herpes labial- para el tratamiento del herpes labial en fase vesicular (Jautová, 2018). Resultados similares fueron encontrados por otros laboratorios, para tratamiento del herpes labial en el estadío eritematoso-papular (Arenberger, 2017).
Esta es una pequeña incursión en la vasta literatura científica que demuestra los efectos antivirales del própolis. Las abejitas no dejan de sorprendernos, cuidémoslas más de lo que lo hacemos, evitando en el planeta el uso de insecticidas que las dañan y las están diezmando.
Este relato no pretende sustituir la opinión médica, por favor, visite su dermatólogo con regularidad para evitar y tratar las afecciones cutáneas.
Bibliografía
Arenberger P, Arenbergerova M, Hladíková M, Holcova S, Ottillinger B.
(2017). “Comparative Study with a Lip Balm Containing 0.5% Propolis Special Extract GH 2002 versus 5% Aciclovir Cream in Patients with Herpes Labialis in the Papular/Erythematous Stage: A Single-blind, Randomized, Two-arm Study.” Curr Ther Res Clin Exp. 14;88:1-7.
Jautová J, Zelenková H, Drotarová K, Nejdková A, Grünwaldová B, Hladiková M. (2018). “Lip creams with propolis special extract GH 2002 0.5% versus aciclovir 5.0% for herpes labialis (vesicular stage) : Randomized, controlled double-blind study.” Wien Med Wochenschr. Nov 7.
Schnitzler P, Neuner A, Nolkemper S, Zundel C, Nowack H, Sensch KH, Reichling J.
(2010). “Antiviral activity and mode of action of propolis extracts and selected compounds.” Phytother Res. 24 Suppl 1:S20-8.
Zedan H, Hofny ER, Ismail SA. (2009). “Propolis as an alternative treatment for cutaneous warts.” Int J Dermatol. 48(11):1246-9.
Mi nombre es Elisabet, tengo 64 años (abril 2019) y vivo en Manresa (Barcelona). Hace alrededor de 2 años me detectaron un adenocarcinoma de 9 cm en el pulmón con ganglios afectados en el mediastino y en la cavidad abdominal y metástasis en el cerebro y en el colon. Era cáncer en estadio IV. El pronóstico no era muy reconfortante: no me daban más de 1 año de vida.
Empecé el tratamiento con quimioterapia. Después de 6 sesiones tuve que dejar el tratamiento, pues me causaba anemia. El tumor había reducido 2 cm. Fue entonces cuando empecé a seguir los consejos del señor Pàmies tomando kalanchoe todos los días, infusiones de la mezcla de: hojas de ortiga, flores de caléndula y flores de milenrama, infusiones de Artemisa annua. También tomaba cápsulas de cúrcuma (500 mg).
Cambié completamente mi alimentación, eliminando los fritos, los productos procesados, las carnes rojas, reduciendo a 2 días por semana la ingesta de carnes blancas o pescado, tomando agua de mar y extracto de cannabis. Pasé a una alimentación alcalinizante.
La metástasis del cerebro desaparició y también las adenopatías. La metástasis del colon se resolvió con cirurgía y me recuperé de la anemia. El tumor primario fue reduciendo de tamaño. En cada tomografía se detectaba una reducción de 1 a 2 cm. hasta que llegó a medir 2,5 cm. En este momento se decidió eliminar lo que quedaba del tumor mediante radioterapia.
Después de más de 2 años de finalizar los tratamientos, el cáncer no se ha vuelto a manifestar. Sigo con la alimentación alcalina, las infusiones , los baños de sal y los productos ecológicos, intentando eliminar al máximo los tóxicos. También sigo tomando kalanchoe, alternándola con infusiones de graviola.
Recomiendo al cien por cien la medicina natural y complementaria, no como sustituta de la convencional, sino como una ayuda muy valiosa que, junto con una dieta correcta, ejercicio físico y una actitud positiva, pueden ayudar a la recuperación e incluso la curación de enfermedades para las cuales la medicina convencional no ofrece resultados definitivos. Estoy convencida de que los consejos de Pàmies y su equipo me han ayudado mucho en este sentido.
Mi nombre es Juana, tengo 46 años (julio 2018) y vivo en Sierra (Albacete). Deseo contar mi experiencia con el MMS.
Mi gato empezó a ponerse malito en octubre del año pasado. En la clínica le diagnosticaron el virus de la leucemia felina (está vacunado, ya que vivo en el campo) y me dijeron que no le quedaba mucho tiempo de vida porque también tenía el virus de inmunodeficiencia adquirida. Como estaba desahuciado y sufriendo mucho, comentándoselo a una hermana me dijo que probase a darle el MMS y hasta el día de hoy, que sigue vivo y, sobre todo, que no está sufriendo.
No le he vuelto a repetir los análisis porque como me dijeron que le quedaba una semana y a fecha de hoy sigue vivo, pues es que está mejor seguro. Mientras tanto, se me puso mala mi perra Chispa, concretamente después del celo, empecé a verla mal y enseguida la llevé a la clínica (12/03/2018), tenía leishmania, y a consecuencia de la leishmania, también tenía erliquia y anaplasmosis.
Pesa 4 kilos, así que desde ese mismo día empecé a darle a razón de una gota por kilo de peso, en al menos 10ml de agua de ósmosis por gota, cada hora-hora y media, y las analíticas salen excelentes. No le piché más glucantime, salvo el pinchazo que le pusieron el día que la llevé a la clínica (12/03/2018). Desde el día 21/04/2018, le estoy dando alopurinol, que ayuda a que no se desarrollen los parásitos de forma masiva. El veterinario me comentó que está muy bien (cuando la llevé la primera vez prácticamente no tenía sangre), pero que aún sigue activo el bicho, así que empezaré a darle otra vez MMS. En realidad, sólo han sido tres meses lo que ha tomado seguido. Incluso la veterinaria me ha dicho que cree que es digno de estudio. Hoy por hoy ambos están fenomenal.
Mi nombre es Vicky y vivo en Sabiñánigo (Huesca). Quiero relatar la experiencia con una perra de 10 años llamada Lupa. Hemos usado MMS, DMSO y kalanchoe a raíz de diagnosticarle una neoplasia maligna de comportamiento agresivo con potencial de metástasis elevado. Diagnostico final: osteosarcoma productivo.
En mayo de 2017 la perra empieza a cojear. Se le hace una radiografia y el veterinario lo achaca a desgaste de cadera por edad. Un mes después se le inflama una pata trasera y empeora rápidamente. Se le vuelve a hacer radiografias y se le achaca a una fractura que tuvo de cachorra, así que se le pone tratamiento durante un mes con antiinflamatorios. No solo empeora sino que deja de apoyar la pata. A principios de septiembre se le hace una biopsia y nos anuncian que tiene aspecto de osteosarcoma.
El 15 de septiembre nos confirman el resultado dándonos las siguientes opciones:
* 3-4 semanas sin tratamiento sufriendo mucho, recomiendan parches de morfina (no se le dan).
* 4 meses amputando la pata.
* 1 año amputando la pata y dándole quimioterapia.
Las tres opciones con el mismo resultado final: la muerte de la perra.
Descartamos las tres opciones e inmediatamente comenzamos con el tratamiento máximo que se le podía hacer con MMS.
La perra no llegó a dejar de comer ni un solo día (se le motivaba con comida más apetecible) aunque su estado anímico era bastante bajo.
En una semana empezó a mejorar notablemente. A los 15 días la perra empezó a apoyar la pata y un mes después sin fallar en el tratamiento ni un solo día y siendo muy constants, la perra corría, la inflamación de la pata empezó a bajar notablemente (más o menos un 60/70%) y su estado anímico era fantástico.
Seguimos con el tratamiento los 3 meses que nos indicaron. Se le hicieron dos analíticas completas con buenos resultados. La hinchazón que le queda en la pata es casi inapreciable y es resultado de la biopsia.
- Tratamiento que se le dió durante 3 meses a Lupa pesando 27 kilos:
Este es el tratamiento que nosotros aplicamos a nuestra perra Lupa de 9 años y 27 kilos.
En la actualidad le seguimos aplicando en la pata MMS y DMSO por vía externa como recuerdo y seguimos disfrutando de una perra sana y feliz.
Mi nombre es Vicente, tengo 61 años (abril 2018) y vivo en Madrid.
En septiembre de 2015, tras una biopsia y analítica con PSA de 9,35, me diagnostican un cáncer de próstata. Un mes después, en una revisión del cáncer que padecí en 2011 (linfoma del manto folicular grado 4) me detectan una recaída.
La medicina oficial me propuso lo siguiente: tratar primero el linfoma con quimioterapia y autotrasplante y realizar un bloqueo hormonal temporal del cáncer de próstata hasta ver la evolución del linfoma. Inicialmente me planteo renunciar a la medicina oficial y hacer sólo un tratamiento desde la medicina complementaria, pero finalmente decido hacer las dos cosas.
El tratamiento desde la medicina oficial lo realicé entre noviembre/2015 y marzo/2016. Para paliar los efectos secundarios de la quimioterapia, que fueron muy potentes, asesorado por una terapeuta floral tomé marihuana en diferentes preparados y, cuando el malestar digestivo me lo permitía, infusiones de una mezcla de plantas (té verde, uña de gato, ortiga, caléndula, milenrama, graviola, vara de oro y alcachofera).
En otoño de 2016 conozco información de Josep Pàmies y de la Dulce Revolución a quien solicito asesoramiento. Me proponen un tratamiento que inicio en diciembre/2016 y continúo en el momento de escribir este testimonio abril/2018.
Durante estos 17 meses he tomado:
Un aspecto muy importante, desde mi punto de vista, a tener en cuenta cuando hay enfermedades graves es la resolución de conflictos emocionales y la reestructuración de creencias negativas, por lo que trabajé y sigo trabajando con ambos aspectos.
Para resolver los conflictos emocionales realicé, durante 8 meses, terapia y, actualmente, cuando tengo una alteración emocional me autoaplico EFT.
Para reestructurar las creencias negativas me formé en el Método Integra y lo utilizo periódicamente.
Periódicamente recibo sesiones de terapia craneosacral biodinámica para potenciar los mecanismos de autoregulación y autosanación de mi organismo.
Todos los días me autoaplico Reiki.
La situación actual es que:
Agradezco a Josep Pàmies y a Dulce Revolución su lucha y dedicación en defensa y promoción de las plantas medicinales y animo a todo el mundo a incorporar las plantas en su dieta habitual y, por supuesto, a utilizarlas como tratamiento en el caso de padecer alguna enfermedad. Eso sí: sin prisas, sin expectativas y con mucho agradecimiento.
Mi nombre es Mercedes, tengo 43 años (abril 2018) y vivo en Madrid. Mi padre de 76 años de edad, enfermó en el año 2015 de cáncer de próstata. El tumor era muy agresivo. No quisieron operarlo. Sólo le radiaron, ya que toma sintrom y tiene muchos antecedentes. Aparentemente estaba controlado hasta que hace unos meses se observa que de un 0,3 de PSA se eleva a 12.
Deciden hacerle muchas pruebas médicas y biopsias. En el PET TAC se vio una metástasis de huesos (pelvis y vértebras, principalmente la L5) originada por la próstata. En el transcurso de todo esto su PSA se elevó a 500. Nos comunican que solo le podían radiar la vértebra L5 como tratamiento paliativo más unas pastillas hormonales para frenar la enfermedad, ya que no tendría cura y sus efectos se verían a largo plazo. Afortunadamente un buen amigo mío me ha ido enseñando y hablando de remedios naturales por lo que yo también me puse a estudiar sobre el tema. Mi padre ha comenzado una dieta alcalina, toma stevia y bebe agua de mar y no solo eso, desde hace un mes y medio le estoy dando el MMS. Antes de dárselo a él lo tomé yo y al ver que no me hacía daño se lo empecé a dar a él.
La dosis que está tomando es la siguiente:
Primero una gota, después dos, y por último tres gotas, dos veces al día, media hora antes de cada comida. Como es un hombre que toma sintrom, se le alteraba mucho así que se lo bajé a dos gotas dos veces al día. Su sintrom sigue normalizado.
Al mes de tomarlo nos han comunicado que la próstata esta curada y su PSA ha bajado 500 a 11. Se pueden imaginar la gran sorpresa que nos llevamos, la extrañeza de los médicos y lo que anímicamente esto le ha supuesto a mi padre. Ahora quiere seguir luchando. Recientemente se ha hecho otra analítica y estoy deseando que me avisen para los resultados. Mientras tanto sigue con la misma dosis.
Vamos a incluir en la dieta la kalanchoe.
Yo de algo estoy segura y es que las casualidades no existen y sé que mi padre algún día fallecerá, pero no será el cáncer quien se lo lleve, así que seguiré luchando a su lado. Mi próximo testimonio será para comunicaros que está curado totalmente.
Mi nombre es Brenda Macías, tengo 39 años (septiembre 2017) y vivo en Guanajuato (México), gracias a Dios y a la kalanchoe, soy sobreviviente de cáncer.
Hace dos años empecé con malestar en mi seno izquierdo. Detecté un pequeño bulto, acudí al médico a revisión y después de hacerme un ultrasonido, la doctora determinó que solo era un quiste y me recetó pastillas. Me las tomé durante un tiempo y después dejé de tomarlas pues me causaban bastante malestares: náuseas, me bajaba la tensión….. Cabe mencionar que el bulto se hacía más palpable cuando tenía mi periodo menstrual y al terminar, se hacía pequeño de nuevo. Así transcurrió el tiempo hasta que en noviembre de 2015 comencé con fuertes dolores en la espalda y acudí nuevamente al médico. Me recetaron hormonas. Por fin, decidí acudir a otro doctor en febrero de 2016, ya que el bulto creció y ya no disminuía al terminar la menstruación. Ahí empezó todo. La doctora inmediatamente me envió a un centro médico especializado para un ultrasonido tridimensional y una mamografía. Después de eso me hicieron una biopsia, pero no dio un resultado concreto, ya que la muestra de tejido fue insuficiente. Decidí acudir a un oncólogo particular que me realizó una biopsia abierta. Los resultados dieron: tumor triple negativo etapa 2. Esto fue el 14 de marzo de 2016.
Desde febrero yo había decidido cambiar mi alimentación, eliminar toxinas y empezar a alcalinizar mi cuerpo.
Dentro de todo el shock por la noticia decidí buscar, leer e investigar y fue así que encontré a Josep Pàmies. Le escribí un correo y para mi sorpresa, me contestaron rápidamente con recomendaciones sobre cómo consumir la kalanchoe, así como algunas otras cosas que podrían ayudarme a sanar. Yo estaba un poco angustiada, ya que no encontraba la planta cerca de mi región, pero buscando en facebook, encontré a una persona cerca que, amablemente me donó plantitas, hojas y plantas adultas.
Así inicié mi consumo de kalanchoe tanto cruda, como en infusiones y licuados. También la use en cataplasmas sobre la piel. Inicié quimioterapia el 25 de mayo de 2016 y terminé en septiembre del mismo año.
El panorama que el oncólogo (un segundo doctor) me dio al examinarme por primera vez fue muy desalentador, ya que a pesar de que los estudios previos decían que el tumor estaba en etapa 2, este médico se atrevió a decir que tenía metástasis y que estaba muy avanzado. Me sentí mal, confundida y un poco derrotada, pero no quise hacerle caso y aun así me mandó hacer otros estudios. Los resultados dijeron que el tumor seguía siendo del mismo tamaño y que el cáncer estaba encapsulado.
Cuando tuve la segunda quimioterapia, el tumor empezó a hacerse gelatinoso y la piel dejó de estar rojiza. El tono de la piel empezó a ser normal.
Los médicos estaban sorprendidos y no sabían cómo el tratamiento había resultado tan exitoso llevando solo dos sesiones de quimio (yo sí sabía, fue la Kalanchoe). Mi vida seguía ahí, entre kalanchoe, cúrcuma, moringa y muchos otros súper alimentos. A la tercera quimio yo ya no tenía tumor. Aun así terminé la quimioterapia en septiembre y para el 1 de noviembre fui sometida a una mastectomía del seno izquierdo. En febrero de este año (2017) inicié las radioterapias que terminé el 7 de marzo. Hoy sigo consumiendo la kalanchoe en dosis de 2 hojas crudas masticadas cada mañana durante 30 días y descansando una semana entre la siguiente toma.
Sé que la kalanchoe fue primordial en el éxito de mi tratamiento y sanación así como la alimentación alcalina y la actitud positiva.
Actualmente tengo un grupo llamado Kalanchoe medicinal México y entre una servidora y varios amigos, apoyamos a personas donando plantas, dando nuestro testimonio y canalizándolas con posibles donadores cerca de su región y eso me hace muy feliz. Espero mi testimonio sirve de aliento a muchas personas; que sepan que el cáncer no es sinónimo de muerte, ya no.
Mi nombre es Paquita, tengo 43 años (diciembre 2017) y vivo en Lérida. Mi suegra tiene 72 años. En el año 2006 le diagnostican un tumor en el pecho que superó con operación y quimioterapia. A principios de 2017, fallece su marido, por lo que ella lleva una carga importante debido a todo el proceso de la enfermedad e ingreso de su marido. Hay que decir que su alimentación era muy mala: leche, fritos, cerdo, embutidos, vinagre de Módena, leche condensada, poca verdura, todo muy cocido.
Se hace unos análisis de sangre porque hace tiempo que no los hace y le encuentran una anemia. El día 7 de junio le hacen una colonoscopia donde le detectan pólipos malignos. No dudamos en ir a Balaguer. Allí nos atendió Aleix y nos recomendó: kalanchoe, la infusión para el cáncer (mezcla de milenrama, caléndula y ortiga) y cambiar la alimentación.
Ella sigue la recomendación al pie de la letra durante 15 días, hasta la operación que fue el 22 de junio. Una vez la operaron sólo tomaba kalanchoe, ya que la infusión le era indigesta. En la siguiente visita, el 18 de julio, la oncóloga nos dice que no hay que hacer quimio ni radio, que todo ha ido muy bien, que no hay rastros de ningún tumor. Este día ya deja de tomar la kalanchoe. La oncóloga nos comenta que está sorprendida de lo que ha ocurrido, pues normalmente esto no ocurre y hay que dar quimioterapia.
En estos momentos no toma nada, ha mejorado mucho la alimentación y se encuentra totalmente recuperada.
Mi nombre es Juan Enrique, tengo 58 años (diciembre 2017) y vivo en México. Paso a contar mi proceso con el cáncer de riñón que me diagnosticaron el año pasado.
7 de enero de 2016: diagnóstico tumor bipolar de 14 cm en riñón izquierdo, Furhman grado IV con metástasis de 1.2 cm en pulmón derecho.
3 de febrero 2016: operación para extirpar el riñón izquierdo.
07 de marzo 2016: metástasis en pulmón derecho crece 40% a 1.7 cm y aparece otra de 0.5cm en pulmón izquierdo, aparte de 2 ganglios retroperitoneales de 2 cm.
12 de marzo 2016: empiezo con quimioterapia en cápsulas solo una semana. El médico me dice que es solo tratamiento paliativo, que arregle mis asuntos. No me da esperanza de sanar.
19 de marzo 2016: dejo la quimioterapia y empiezo con los tratamientos alternativos.
12 de abril de 2016: desaparece tumor de pulmón izquierdo, y reduce más del 50% el tumor del pulmón derecho. Los ganglios siguen igual.
4 de junio 2016: desaparece tumor del pulmón derecho, ganglios retroperitoneales reducen más del 75%.
6 de septiembre 2016: desparecen todos los tumores.
11 de marzo del 2017: último estudio, libre totalmente de cáncer.
Tratamiento: 3 antígenos por semana a base del sedimento de la orina del Dr. Salvador Capistrán; planta kalanchoe draigremontiana mexicana y gastonis 20 gramos diarios combinadas, té de hoja de guanábana (graviola) una taza 3 veces al día, plantas depurativas, dieta alcalina, no sal, no azúcar, baños de sal 1 vez por semana.
Mantenimiento: sigo con 20 gramos de kalanchoe diarios y 1 antígeno por semana, extracto de plantas depurativas, diente de león, cardo mariano, epilobio, ortiga, stevia.
Alimentación: basada en el tratamiento del Dr. Alberto Martí Bosch, 3 días veganos y los demás igual, incluyendo una comida con proteína animal cada día.
Terapia: acupuntura.
Mi nombre es Paco, tengo 37 años (octubre 2017) y vivo en Alicante. Mi pareja Noelia de 34 años y yo llevamos un tiempo luchando contra un cáncer de huesos que le fue diagnosticado a ella en el mes de febrero pasado. Después de supuestamente haber superado anteriormente un cáncer de mama, aun así los resultados del PET-TAC fueron: metástasis ósea, en pierna, cadera y vértebras.
Después del diagnóstico busqué información en internet y empezamos con una dieta alcalina, además tomaba, 10 g kalanchoe diario, 5 mg de moringa y 2 mg de aceite de cannabis. Asesorado por dos personas de una asociación de cannabis en Murcia, comencé a tener herramientas para poder tener nuestra pequeña plantación y poder hacer nosotros mismos el aceite medicinal.
También le ayudó mucho la terapia técnica zen para trabajar el tema de las emociones. En marzo empezamos con el tratamiento, en el mes de mayo los marcadores tumorales habían bajado algo, en el mes de julio se redujeron a la mitad y hoy, 29 de septiembre, Noelia ha recogido los resultados del último PET-TAC y la oncóloga no entiende nada. Las metástasis han desaparecido y estamos encantados de poder compartirlo con vosotros. Mucha fuerza y optimismo para quien vea un cáncer como algo malo, un cáncer es una especie de enseñanza y cuando lo entiendes y pones medios tu cuerpo se cura. Saludos!
Me llamo Francisco, tengo 37 años (febrero 2017) y vivo en Granada. Deseo contar mi testimonio que tiene como protagonista la Artemisia Annua.
Hace aproximadamente un año me acosté como cualquier otra noche (me duché y lavé la cabeza sin notar nada raro). A la mañana siguiente mientras me peinaba me noté un pequeño bulto fijo, del tamaño de media canica, sin movilidad, en el interior del cuero cabelludo. Al principio no le di importancia, pero esa misma tarde, asustado, acudí a urgencias.
El médico después de palparlo, presionarlo y comprobar que parecía que estaba fijo al cráneo, me dijo que era probable que padeciera principios de cáncer óseo. Me envió a mi médico de cabecera para que me hiciera un volante al neurocirujano y que éste me hiciera las pruebas oportunas. Así lo hice, fui a mi médico de cabecera que lo primero que hizo fue mandarme una analítica completa. No me la hice, ya que no me hacen gracia las agujas.
Dejé pasar los días y, además de seguir creciendo el bulto inicial hasta el tamaño de media pelota de tenis, se me empezó a abultar también la parte del cráneo, no sé si del mismo bulto inicial o de otro alrededor del primero.
También noté que en la parte superior del paladar, en la boca, apareció otro pequeño. De nuevo me acerqué a urgencias y otro de los médicos me dijo que eso era normal de mi propia fisionomía. Algo que no comparto, ya que nunca antes me lo había notado. Regresé a la mañana siguiente a mi médico de cabecera, pero ya estaba de vacaciones y en su lugar había una sustituta que también me fue diciendo cosas diferentes al anterior. Me preguntó por qué no me había hecho el análisis y me mandó otro para salir de dudas.
Cansado de que cada uno me contara una cosa distinta. Sin ganas de analíticas ni neurocirujanos que hicieran conmigo pruebas de conejillos de indias me dije: “Tengo dos opciones”: Pedirle a Dios (soy creyente cristiano) o buscar una alternativa natural.
Por aquel entonces ya conocía algo la Dulce Revolución y empezaba a ver vídeos de las charlas de Josep Pàmies. Lo primero que hice esa tarde fue pedir a Dios. Por la noche empecé a notar pinchazos y cosquilleos por toda la zona abultada. Al día siguiente me toco y el asunto parecía haber mejorado un poco, pero tan poco que apenas era apreciable.
Como había escuchado hablar tan bien de la artemisia como una planta poderosa contra el cáncer, me decido a salir en busca de la misma por los herbolarios. Decidí por mí mismo, hacerme una infusión diaria, después de las comidas. Después de mes y medio tomando infusiones (lo que me duró la bolsita), poco a poco fue desapareciendo el abultamiento y el bulto (que ya me estaba deformando el cráneo completo).
A día de hoy ya tengo que esmerarme mucho para buscarme la chispa que me sigue quedando. No se nota absolutamente nada ni al tacto. Respecto al bulto del paladar, está a menos de la mitad del año pasado.
La verdad es debería haber seguido tomando otro mes más, pero se me acabó la bolsa y no compré más al verme bien. Realmente no sé si recibí ayuda divina, fue cosa de la planta o ambas cosas. No obstante, la naturaleza en sí misma es obra de Dios. De una forma u otra yo lo he vivido como un milagro.
Por tan sólo 2 euros resolví el 99% de mi problema. ¿Realmente hacen falta gastarse millones en quimioterapias absurdas, que más perjudican que ayudan?
Me llamo Carolina, tengo 45 años (febrero 2017) y vivo en Tercui (Lérida). En un viaje que hice me encontré un perro de 18 años con artrosis, cáncer de testículo, cataratas, y no sé si llamarle “alzheimer” porque el perro iba caminando y de repente, paraba y se quedaba como si no se acordaba hacia dónde iba. Se quedaba quieto un montón de rato, no podía ni cerrar las piernas por la inflamación de los testículos (que parecían uno en vez de dos). Tenía unas costras en las orejas, le costaba horrores levantarse y acostarse. Le empecé a dar MMS con la siguiente dosis: de 2 a 4 gotas al día, en una toma de 1 gota y después 2 por la mañana y 2 por la tarde-noche.
A las dos semanas ya no le dolía al levantarse y acostarse, los ojos empezaron a recuperar su color negro y a perder el blancuzco, el pelo se le puso más brillante y más negro, desaparecieron las costras de las orejas, empezó a levantar la pata para orinar (antes no podía). Lo saqué a pasear y dio la vuelta a la manzana entera y no sólo eso, se quedó detrás de mí, no lo esperé y luego me alcanzó corriendo media calle. Después de 21 días los testículos ya eran dos (antes con la inflamación sólo se veía uno muy grande). Está contento, su alegría es otra, ha vuelto a festejar alrededor del coche cada vez que vuelven sus amos a casa.
Y ahora, en casa, como éramos pocos, cogí un perro (tiene 8 años) del refugio con leshmaniosis. Lleva dos semanas en casa, iba mal de las articulaciones y venía con otitis, le di MMS (de 2 a 4 gotas al día, en una toma de 1 gota y después 2 por la mañana y 2 por la tarde-noche), pues ya no tiene otitis y ya sube las escaleras de los dos bancales sin tropezarse como el primer día. Ya salimos a jugar, a correr y corre bien, ya no se hace nudos con las patas como al principio. Venia mal de cacas y ahora hace bien. Cuando hace flojo, ya sé que tengo que bajar la dosis de MMS y enseguida vuelve a estar normal.
También he probado con mis gatos, una de ellas vino de la calle con un bulto duro del tamaño de una pelota en la barriga. Le di MMS (de 2 a 4 gotas al día, en una toma de 1 gota y después 2 por la mañana y 2 por la tarde-noche) y en su caca expulsó un montón de gusanitos blancos, el bulto desapareció. El pelo se le puso guapísimo y los ojos cobraron brillo.
Utilizo también el MMS cuando veo a los gatos lagañosos, ni me lo pienso, les pongo MMS en los ojos (de 2 a 4 gotas al día, en una toma de 1 gota y después 2 por la mañana y 2 por la tarde-noche y fantástico. Les voy dando como mantenimiento, pues no veo en ellos efectos secundarios. Me he dado cuenta que los animales no ponen mucha resistencia a tomar el MMS.
Me llamo Emma, tengo 45 años (abril 2017) y vivo en Valencia. El 12 julio 2016 me decidí a ir al especialista de digestivo, después de haber estado durante todo el año con molestias estomacales que iban y venían y que yo atribuía al stress, al trabajo.
Eran como pinchazos o retortijones. Empecé a preocuparme cuando las notaba cada vez más y en el mismo sitio, en el lado izquierdo. Alguna vez sangraba en las heces.
El 18 julio me hicieron la ecografía y se vio como un tumor, de 9 cm, en el hígado, pero a mí eso no me dolía y el médico dijo que lo del hígado podía ser un tumor benigno y me mandó un TAC.
El 21 de julio me hicieron el TAC y en él, volvió a salir lo del hígado, pero también un engrosamiento de la luz del sigma, y entonces esto ya era el colón, que era donde yo notaba las molestias. El médico me pidió una colonoscopia y resonancia magnética, ambas con anestesia.
En el informe de la colonoscopia ponía neoplasia de sigma y pólipo adenomatoso sospechoso de malignidad. La biopsia confirmó que era maligno: Adenocarcinoma moderadamente diferenciado ulcerado e infiltrante.
Yo no me podía creer que me estuviera pasando esto, era como una pesadilla. Decidí que no era el momento de morirme y que quería ver crecer a mis hijos y conocer a mis futuros nietos.
Me operaron el 6 de septiembre y me extirparon medio colón e hicieron biopsia del hígado, ya que en el último TAC el tumor había aumentado. Estuve 10 días ingresada.
El día 19, en la consulta con el cirujano, me confirmó que tenía metástasis en el hígado.
Antes de empezar con la quimio, en el TAC se veía que el tumor del hígado había aumentado 2 cm medía 12 cm y había satélites.
La única noticia buena hasta el momento fue que el gen no había mutado y dijo el oncólogo que eso era muy bueno. La estrategia era darme 6 sesiones de quimio y ver si el tumor se reducía y se podía operar.
El 5 octubre empecé con la quimio.
Desde que me diagnosticaron el cáncer cambié la alimentación, suprimí los lácteos, azúcar blanca, alcohol, harina blanca refinada… empecé estrictamente una dieta alcalina, que para mí fue el primer descubrimiento importante.
También empecé a tomar la sopa hipócrates y a hacer enemas de café dentro de la terapia Gerson.
Tomaba zumos de frutas, sobre todo uno al día de manzana, remolacha, zanahoria y otro de naranja. Utilizaba cúrcuma en los caldos y en cápsulas también. Jengibre en polvo en las infusiones.
Para las llagas de la boca me fue muy bien enjuagues con infusiones de tomillo.
El segundo descubrimiento fue la planta kalanchoe, que encargué en la Dulce Revolución. Me tomaba en cada comida un trozo de kalanchoe del tamaño aproximadamente de una tarjeta de crédito, en ensalada o mezclada con el zumo de fruta o verdura. La tomé tres meses (octubre a diciembre) y después la sustituí por pastillas de graviola. Tomaba en infusión la mezcla de hierbas para el cáncer (caléndula, milenrama y ortiga), así como la mezcla para el hígado.
Me hacía dos baños de agua caliente con sal marina a la semana para alcalinizar el cuerpo.
A través de los testimonios publicados en la web de Dulce Revolución contacté con varias personas que se habían curado, y esto me animó mucho. Leí el libro de la doctora Odile Fernández “Mis recetas anticáncer”. Sesiones de Reiki, yoga, meditación, terapia mística, baile.
Después del 4º ciclo me hicieron un TAC, el 29 noviembre 2016, y los resultados fueron muy buenos: se había reducido el tumor 4 cm y los satélites que había se habían reducido a la mitad, incluso uno de ellos había desaparecido.
Estaba super contenta porque los cambios en la alimentación, estilo de vida y la quimio habían funcionado.
El 21 diciembre terminé con la quimio y en el siguiente TAC el tumor se había reducido 2 cm más. Ahora media 6.
El 1 de febrero de 2017 me operaron del hígado, me extirparon medio. En el TAC posterior ya no aparece nada malo y analíticas perfectas.
Aun así me van a dar 6 sesiones más de quimioterapia. En la primera analítica de estas últimas sesiones después de la operación, los marcadores tumorales los tenía a 7 y en esta segunda ya me salen a 2 (el 5 es un valor normal). Yo he llegado a tener los marcadores a 5.000.
Ya estoy terminando el segundo ciclo.
Siento que el mejor remedio sin duda es disfrutar de los hijos, la pareja, la familia y amigos.
Así que ánimo a las personas que están pasando por este trance, que con optimismo y fuerza de voluntad se consiguen cosas.
Me llamo María Antonia Navarro, tengo 49 años (enero 2017) y vivo en Sant Cugat del Vallés.
Hace unos años me diagnosticaron cáncer de piel. Todo empezó con una especie de burbujita que me salió en el hombro. Llamó mi atención porque empezó a picar mucho y crecer muy rápido. Fui a tres dermatólogos y todos coincidieron en el diagnóstico y en que se tenía que extirpar.
Antes de la operación, supe de los beneficios de las semillas de albaricoque. Encontré en diferentes blogs y webs que era un potente anticancerígeno y que debía tomar 3 semillas cada hora. Así lo hice. Tomé 3 semillas muy masticadas y ensalivadas cada hora. Leí también que, como preventivo podías tomar 6 semillas al día. Como tenía programada la operación no la anulé. Me operaron y, después de la operación y confirmado el diagnóstico al analizar me dijeron que no es un cáncer que haga metástasis, pero sí que era incurable y que irían saliendo más. Lo que si vieron es que estaba en recesión.
Dos años después volvió a salir otro. Esta vez fui de nuevo al dermatólogo y me dijo de hacer una biopsia, pues tenía un buen tamaño (medio centímetro) e iba creciendo con mucha alegría. Esta vez, como ellos ya sabían qué era, me dijeron que seguramente lo quemarían.
Yo por mi parte empecé de nuevo a tomar las semillas de albaricoque y a hacerme cataplasmas con las semillas encima del bultito. Para el cataplasma masticaba una o dos semillas y me las apliqué directamente en el tumor hasta que quedase totalmente cubierto. Le añadía encima una gotita de aceite esencial de clavo. El resultado fue que en unas semanas ya casi no quedaba nada. Cuando volví al dermatólogo, asombrado, me dijo que entonces es que no sería maligno. Yo sé que sí lo era, pues esa cataplasma la había puesto también sobre un nevus benigno y no desapareció ni cambio de forma. Estaba exactamente igual. Después de unas cinco semanas mi piel estaba perfecta.
A partir de esos resultados he seguido haciendo lo mismo con todos los que me han ido saliendo. El cataplasma, dependiendo de dónde esté el tumor, lo dejo secar o lo cubro con una tirita. Es curioso comprobar que si el tumor es maligno, al poco tiempo (segunda o tercera aplicación) empieza a picar y a irritarse. No hay que tener miedo. Hay que seguir adelante. A veces sangra un poco, otras se reseca o se expande. Al final acaba poniéndose rojo, se hace una costra y cae. Si cayendo la costra sigue picando, hay que seguir porque, si lo dejamos, crece rápidamente. Al final no queda nada. Miras y tocas la piel y como si no hubiese habido nada. Da la sensación que cuando escuece va bien. Lo he probado con lunares o tumores benignos y ni se inmutan.
Si el tumor no es muy grande con menos semillas al día (3 semillas unas 5 veces al día) podría ser suficiente. Hay que observarse.
Como casos, conozco un señor que tiene parada una metástasis en el pulmón, él no tiene dientes y se las tritura y se las come muy ensalivadas. Otro que se curó de un cáncer que ya había sido operado y se había reproducido en su oreja (en tres meses sanó).
Un día me asusté al leer en internet que son peligrosas porque contienen cianuro, pero el perro de una amiga de 29 kg se tomó 200g de una vez y el animal empezó al poco a buscar un rincón para morirse, pero al rato, ya en el veterinario empezó a reaccionar, a levantar la cabeza y mover la cola. Sólo le recetaron algo para limpiar los intestinos, pero ni se lo tomó, pues estaba perfectamente.
Así que acabé por no tener miedo y consumirlas con las dosis correctas.
Me llamo Sofía, tengo 36 años (enero 2017) y vivo en Madrid. En junio de 2010, con 29 años de edad, me diagnosticaron un Linfoma No Hodgkin de células B, con alto grado de agresividad, y un tumor que los médicos describieron como "enorme, del tamaño de una naranja" en mi pulmón derecho.
La situación era muy grave, eso me dijeron desde el principio. "Estás fatal, tía, vete directa de aquí al hospital, ni pases por tu casa, ya hemos avisado a tu médico" fueron textualmente las primeras palabras que recibí, cuando me hicieron unos rayos-X del pulmón en el ambulatorio, antes de que se supiese aún qué me sucedía exactamente. A mi familia, ya en el hospital, les avisaron de que se preparasen para todo, puesto que yo ingresé un 10 de junio y a ellos les dijeron que yo posiblemente no llegaría a vivir para finales de aquel mes.
Aun así, comenzó a dárseme una quimioterapia que parecía ser muy buena, lo mejor y lo más innovador, para los linfomas de mi tipo, un CHOP-R. Había que esperar a ver cómo reaccionaba aquella quimio en mi cuerpo. De funcionar, las probabilidades de recuperarme podían ser altas, eso dijeron.
Los síntomas que manifesté: Tos persistente desde hacía seis meses (tuve un catarro en Navidades... que yo pensaba no acababa de curarse), sudores profusos nocturnos (hasta tener que cambiar las sábanas por completo tres veces en una noche, pero nunca lo relacioné con la tos, y no sucedía siempre), pérdida de apetito y pérdida de peso, la sensación de una contractura enorme en el omoplato, como si tuviese un puñal clavado todo el tiempo en la espalda. En una ocasión, intenté estirarme en el suelo haciendo unos ejercicios, pero me dio un dolor tan fuerte de repente que tuve que parar de inmediato el ejercicio. Pensé en ir a urgencias aquel día, pero me dolía tanto que no podía moverme. Aquella noche apenas pegué ojo, pero al día siguiente o en algún momento el dolor había cesado o ya no era tan fuerte. Solo fui al médico un día, cuando subiendo una pequeña calle de mi barrio escuché que me silbaba el pecho al respirar. Fui al médico entonces, me habló de hacerme unas pruebas, pero quedamos en que me las haría en unos días, porque yo tenía un pequeño viaje programado para las próximas fechas, así que cuando volviese solicitaría las citas, y mientras tanto me recetó unos inhaladores para el asma. Empecé a usarlos... y a los pocos días acudí de nuevo a mi médico de cabecera porque por tres días seguidos había escupido algo de sangre (cada día un poquito más) al lavarme los dientes, y por más que me revisaba la boca, las encías, no me veía heridas. Fue cuando me remitió al ambulatorio. Y allí la chica joven de rayos X me dijo: Estás fatal...
Durante casi seis meses (la idea era darme la forma de ese tratamiento más agresiva: quimio cada 15 días, pero a veces tenía las defensas tan bajas que se tenía que posponer). Estuve recibiendo los 8 ciclos máximos de esa quimioterapia. Al mismo tiempo, acudía habitualmente a un centro donde me daban reiki, otro grupo de personas a las que no conocía me estuvieron también haciendo reiki a distancia, y un amigo terapeuta comenzó a aplicarme cosas que él había estudiado, kinesiología, terapia de polaridad... me habló de las setas reishi o shiitake, que empecé a tomar, y en algún momento también me remitió a un iridiólogo-homeópata... aunque este me recetó cosas que al final me parece que compré pero ni tomé.
Con la primera quimio que me dieron el linfoma reaccionó y empezó a remitir. Primero de una manera espectacular con lo que empezaron a hablarme de que igual con 6 ciclos de quimio podría ser suficiente. Sin embargo luego decreció más despacio. Y me terminaron dando los 8. Al final de los 8 ciclos el PET seguía dando algo de actividad. Pero no se sabía si la actividad correspondía a tejido cicatricial o a enfermedad activa. La quimio que me habían dado era la mejor, eso decían. Y no se me podía dar más, porque con más me mataban, eso dijeron también. Así que se me dijo que íbamos a esperar a ver qué pasaba, repitiéndome pruebas cada muy poco tiempo.
Las primeras y las segundas pruebas salieron bien. La enfermedad estaba quieta. Y se empezó a hablar de posible remisión en mis informes. Pero en abril de 2011, cuatro meses después de finalizada mi quimio, una de las pruebas PET salió mal. Los índices marcaban una captación SUV máx. de 12,5 (antes 2,7, en el PET anterior) en una zona que afectaba a mi pulmón y mi mediastino. El informe hablaba de alta probabilidad de malignidad. Y aquí empieza la historia que en verdad os vengo a contar...
Se me hizo una broncoscopia. Pero no se alcanzó a confirmar resultados con la broncoscopia. Me dijeron que mi lesión estaba en una zona de muy difícil acceso. Mi caso lo llevaba un equipo médico, que incluía entre otros a una hematóloga, que llevaba mi caso, y algún neumólogo. Me di cuenta de que entre ellos no estaban de acuerdo en cómo proceder ante mi caso. Mi hematóloga solicitaba que se me quitase el pulmón derecho, que se confirmase en laboratorio la malignidad de mi lesión, y una vez confirmado, que se me hiciese un trasplante de médula ósea y se intentase tratar mi caso con una nueva quimioterapia. Ella me explicó que el resto de quimioterapias, estadísticamente, no eran tan efectivas, pero que no se sabía, quizás en mi caso podían funcionar. Los neumólogos opinaban que para ellos la operación no era aconsejable. Era muy arriesgada, la cirugía no es efectiva contra los linfomas. Mi tumor, o mi lesión, afectaban a mi pulmón, a mi mediastino, a mi nervio frénico, al que habían paralizado por lo que la lesión no iba a poder extraerse con una cirugía, y dados los riesgos, para ellos era mucho más recomendable directamente dar quimio sin plantearse más.
Tras 4 meses desde el final de mi quimioterapia, yo ya sentía todos los efectos secundarios en mi cuerpo de ese tratamiento. Entre otras cosas, se me había diagnosticado una enfermedad autoinmune, el lupus, que puede llegar a inflamar cualquier parte de tu cuerpo y ser mortal, y esto como consecuencia de los tratamientos recibidos, los propios médicos lo reconocieron. Además, cómo explicar, la angustia, el pánico, el shock en que te quedas, cuando te dicen que te quieren quitar tu pulmón y que vivas sin él el resto de tu vida. Yo me veía incapaz de afrontar todos esos tratamientos. Si no me mataban los mismos, me iba a morir yo de un simple infarto, del miedo que me daba pensar en todo eso. Intenté que mi hematóloga me explicase por qué la necesidad de operarme, si desde el principio me habían dicho que los linfomas no son operables. Yo quería a toda costa evitar una operación similar. Parece ser que mi doctora estudió mucha medicina, pero olvidó la humanidad por el camino. Y no tuvo paciencia para explicarme. Tu vida en juego, en manos de esa gente, tú, tu familia, sin pegar ojo, a expensas de unos resultados... y esos médicos que no tienen un minuto para darte una explicación. Me negué a operarme, le pedí tiempo, le dije que iba a intentar otras cosas y pedir resultados pasados unos días. La médico me llamó loca. Salí de la consulta avisándole de que iba a solicitar un cambio de médico y ponerle una reclamación, cosa que hice, con lo que me quedé sin médico, y sin explicaciones, en esas fechas... y sin saber los riesgos que asumía, porque no me informó. Los neumólogos, aunque no estaban de acuerdo con operarme, finalmente habían acatado la imposición de mi hematóloga. Ella se negaba a darme más quimio sin previa operación. Yo sentía que no sabían cómo repartirse el muerto los unos a los otros...
Salí de la consulta sin saber qué iba a hacer. Los médicos habían decidido que había que operarme, confirmar los resultados en laboratorio, y hacerme el trasplante y la nueva quimio. Para los neumólogos estaba claro que una operación confirmaría la malignidad, pero bajo su propio punto de vista no la recomendaban. Me dieron unos 15 o 20 días hasta repetirme nuevas pruebas, y se me informó que se me asignaría un nuevo médico. Yo me fui a mi casa en estado de shock, blanca y en alerta, sin saber qué hacer, presa del pánico y también creyendo que había otra solución, otra opción, que tenía que encontrarla. Confiaba en las plantas, no sabía cuál tomaría, tenía que investigar, pero ya había observado para otras dolencias que podían ser mucho más efectivas e inocuas que los fármacos. Y sabía, en lo más profundo de mí, la relación que tiene esta enfermedad con el aspecto emocional, psíquico, vital, energético, relacional, con la toxicidad a veces del entorno y con todas esas emociones que nos permitimos sentir y que no sabemos a veces cómo gestionar. Decidí calmarme, respirar profundo, alejarme de las últimas discusiones familiares que se habían producido y que tanto me afectaban, decidí decirle al Universo que entendía de nuevo su mensaje, que sí, que lo entendía, que había sido un desliz enfrascarme de nuevo en aquellas discusiones, en ese estado. Le pedí al Universo con todo mi corazón que me diese de nueva una oportunidad, le prometí que haría las cosas de otra manera. También asumí que pasaría lo que tuviese que pasar. Y que si era mi hora, alguna vez nos llega, qué triste, pero lo aceptaría en paz. Y decidí meterme en internet en busca de la planta que podría tomar como refuerzo a toda esa comprensión sanadora de las cosas.
Intenté el preparado con Aloe de fray Romano. Licué los ingredientes, lo tomé, lo guardé en la nevera. Pero cuando quise volver a tomarlo... la mezcla había tomado un color negruzco. No supe si se había oxidado, si era normal, si se había dañado. El color era feo, y por miedo, lo dejé de tomar. Descubrí por internet, también,... que en A Coruña tenemos a uno de los mejores equipos médicos de cirugía de pulmón del mundo, que operan con técnicas de cirugía mínimamente invasiva. Solicité una cita con ellos, me atendieron, viéndome dos días. Ellos me indicaron igualmente, que mi situación era muy complicada, mi lesión muy difícil de extraer. Me aconsejaban que se me diese quimio directamente, pero si mi hematóloga se negaba estaban dispuestos a operarme ellos. No podían asegurarme la cirugía mínimamente invasiva, podrían intentarlo, y quizás durante la operación tendrían que abrirme por completo. En A Coruña yo viví de pequeña. Me fui a ver el mar, que siempre me ha sanado. Un mar que me recuerda a mi abuelo, que fue marinero allí. Decidí que de operarme, aquel sería un buen lugar, viendo aquel mar, aquel océano bravío. Que en caso de morir, también allí, sería un buen lugar. Pero aun así, yo no quería operarme. Aunque en todo caso, esta opción me dio tranquilidad.
De vuelta a Madrid, empecé a ver a una terapeuta que me recomendaron. Ella había pasado por un cáncer muy agresivo años atrás. Hablábamos mucho, me hacía reiki, me daba flores, trabajaba con el péndulo, con cuencos tibetanos, me ayudó a resolver uno de mis grandes conflictos vitales, y trabajó aquellos días conmigo intentando hacerme aceptar lo que decían los médicos, convencida de que finalmente yo me tendría que operar...
Un día, entonces... sucedió para mí el milagro. Quedamos una tarde en casa de unos amigos. Mi amiga me preguntó: ¿Cómo estás? En relación a esto del cáncer. Le conté: Los médicos quieren hacerme todo esto, yo he pedido tiempo, pensando en tomar plantas, y aún no sé qué planta puedo tomar. Su novio (cubano) nos escuchaba. Y entonces él me dijo: "A mi padre años atrás le detectaron un cáncer de próstata, le dijeron que le tenían que operar, mi padre le dijo al médico que no se operaba, él conocía el árbol de la guanábana, de hecho tenía uno en su patio y sabía que se utilizaba para curar el cáncer. Empezó a tomar el té de las hojas de la guanábana. Cuando volvió al médico, el cáncer había desaparecido".
Yo no me lo podía creer. Aquello era un testimonio de primera mano, de una persona cercana. No era un testimonio de un desconocido en internet que no sabes ni cómo rastrear. Me quedaban no sé si 7 o 10 días para repetirme las pruebas. Enseguida busqué la planta en forma de extracto en el herbolario. Y empecé a tomar Graviola (Guanábana) 6 cápsulas (500 mg) diarias + Uña de gato 3 cápsulas diarias (antitumoral también, y que regula el sistema inmunitario) + Unas ampollas bebibles que llevaban diversos minerales y vitaminas fundamentalmente y algún componente más. La cuestión era reforzar, fortalecer, el sistema inmune. Porque el cuerpo es capaz de mucho más que las quimioterapias, que se dedican a matar lo que se encuentran por delante.
Cuando volví al médico a por los resultados de mis pruebas, tras el tiempo que me habían dado, tras los 7 o 10 días tomando aquellas plantas, y con el corazón en vilo, el nuevo oncólogo que me vio puso los ojos como platos al verme. Me dijo: "No esperaba verte por aquí". Fue cuando me enteré, a esas alturas, pasados 15 días, me daban por muerta.
Abrimos los resultados de mi PET. La sorpresa fue que tras 7 o 10 días tomando aquellas plantas, más el reiki, más mis conversaciones con el Universo, tras ese tiempo de volver a hacerme consciente de la importancia de la respiración profunda y del sosiego emocional y de tomármelo en serio, porque en ello me iba todo: LA VIDA. La sorpresa fue, que yo solo no estaba muerta a esas alturas sino que la captación en mi PET se había reducido a la mitad. El oncólogo me dijo: "No sé qué estás tomando, pero sigue tomándolo" Yo intenté explicarle: He tomado guanábana y uña de gato, pero ni siquiera me miró, ni apuntó el nombre de las plantas. Seguí tomando las plantas hasta completar los 30 días. Mi enfermedad desapareció por completo. Sin cirugía de pulmón, sin transplante, sin quimio.
No tengo duda, que si me hubiesen operado, alguna célula cancerígena habrían encontrado ahí, que habría justificado toda aquella tortura posterior. En el informe de mi PET, y los distintos neumólogos, tampoco la tenían.
Han pasado casi seis años de todo aquello, desde que en mayo del 2011 se confirmó la remisión espontánea de mi enfermedad. Hace varios años que no he vuelto a pisar el médico y no me hago revisiones. No tengo la menor duda de que hay mil formas mejores, más efectivas y mucho menos dañinas de enfrentarse a un cáncer que someterse a los tratamientos tan agresivos que la medicina occidental propone y que ataca a todo nuestro organismo (lo curioso es que los que hacen estudios en los distintos laboratorios, lo saben de sobra también. Cuando empiezas a revisar estudios en PubMed te das cuenta, cómo uno y otro estudios confirman muchas veces -cuando lo estudian- que la planta es más efectiva que un fármaco concreto). Es estresante de repente darte cuenta de que aquellos en los que confiabas tu salud si algo te pasaba, ya no confías en ellos, en todo este sistema, y ahora depende de ti y de esta increíble naturaleza que nos da todo lo que necesitamos. Por suerte hay apoyos, testimonios, gente, arriesgando mucho, para hacerlo saber. Y lo más difícil, quizás, es creer en uno mismo, no tener miedo, y asumir la responsabilidad de la decisión. Pero yo tengo claro el camino que he tomado. Y ahora sé las emociones y toxicidades vitales que no me puedo permitir y que claramente estuvieron ligadas a la manifestación de mi enfermedad, sé los alimentos y varias de las plantas a los que puedo recurrir en un momento dado. No me permito relaciones tóxicas. El cáncer vino a despertarme para decirme: Ámate, ama la vida, cada segundo, agradece el presente, lo único que existe, este ahora, este cielo, este sol, no albergues victimismos ni emociones destructivas que solo te dañan a ti, despréndete, de todo lo que te hace daño, no te apegues, vive tu vida, toma tu poder, tienes derecho, exprésate, sé, y siéntete conectado a todo lo demás, porque todo es uno, y no te atormentes con tu psique, deja que te guíe el corazón y acalla esa mente que a veces tanto te daña, y esas voces en tu mente que no son tuyas y que te están destrozando, las de aquellos que te hirieron con sus palabras. Tantas cosas se aprenden con un cáncer. Esas, básicamente, son las formas en que sostengo mi salud. Puntualmente, si he manifestado algún síntoma (ganglios inflamados, etc) en alguna ocasión, breve, he tomado plantas otra vez. Es lo único que hago. Eso... y saber, que si mi vida emocional está "tranquila", mi vida celular, sin duda, lo estará también.
Confiad en el Universo, Sentíos, Amaos, Amad la vida, Todo está bien.
Me llamo Ramón, tengo 51 años (enero 2017) y vivo en Lérida. La historia de mi amigo Joaquín (fumador de 2 paquetes / día) y de 43 años de edad, comienza en agosto de 2013 cuando, tras días de fiebres nocturnas (hasta 40º) tratadas con potentes antibióticos, se le declara una disfagia (no puede comer sólidos). A los 10 días y 7 kg menos le hacen un TAC (04/10/13) donde encuentran varios nódulos (más o menos de 1 cm) junto a la arteria aorta, otro en la tráquea y otro en el pulmón izquierdo de 0,7 cm, muy sospechosos. Él es extranjero y, para conservar el trabajo pide el alta y, sin recetarle medicación por petición propia, le programan otro TAC pasadas las Navidades (07/01/14), para ver “si han crecido o están igual”.
Aterrados, él y su mujer me llaman y esa misma tarde, estábamos en la Dulce revolución. Allí hablamos con Josep Pàmies y se tranquilizaron mucho. Decidieron empezar con todo lo que les dijo esa misma noche (16/10/13).
Él tomó durante dos meses y medio los siguientes suplementos:
Gracias a su mujer que le preparaba todo, siguió estrictamente todas las tomas. Al segundo día ya pudo ingerir sólidos y a la semana se encontraba muy recuperado. Redujo el tabaco a 1/2 paquete al día.
Al cabo de los 2 meses y medio le hacen el TAC que tenía programado (07/01/14) y en la visita para conocer los resultados (10/01/14), el médico se pensaba que el nombre del paciente de las imágenes del TAC estaba equivocado, porque todos los nódulos habían desaparecido!! Incluso hizo entrar a dos colegas para que vieran las imágenes, muy sorprendidos preguntaron varias veces si había tomado algún medicamento, cosa que él negó.
Él no dijo nada de lo que había tomado durante estos dos meses por miedo a perder el derecho de futuros análisis…, yo sé cómo funciona la sanidad pública oncológica, cuando no quieres hacer lo que marcan los protocolos, te dejan en la calle, y lo digo por experiencia propia.
Él expresa que los efectos secundarios de todo lo que ha tomado durante estos meses son: dormir como un tronco y despertarse con hambre. Ha recuperado los 10 kg. que perdió y dice que respira mucho mejor. Hay que decir que él, en todo momento, creyó que todo lo que estaba tomando le funcionaba.
No tenemos pruebas de que los nódulos fueran malignos, pero creo sinceramente que el hecho de no empezar enseguida con dolorosas biopsias, agresivas quimios, radios y dar una oportunidad a terapias alternativas y cambios de hábitos, le han salvado la vida.
Me llamo Ramón, tengo 51 años (enero 2017) y vivo en Lérida.
La historia de Mº Rosa, madre de un compañero de trabajo, de 49 años, (fumadora de paquete y medio de tabaco) empieza a finales de primavera de 2016. Tras varias semanas con tos persistente y dolor pectoral, acuden al médico.
18 de Junio: 1er TAC.
25 de Julio: Visita para conocer los resultados. Le dicen haber visto una mancha en el pulmón y le programan un PET-TAC con más definición.
29 de Julio: 2º PET-TAC. Le diagnostican un tumor de 22 mm en el pulmón. Le programan una broncoscopia y una biopsia para determinar si es maligno o no.
10 de Agosto: Le hacen la broncoscopia, pero como la mayoría de médicos estaban de vacaciones, ese día suspendieron la biopsia. La citan para comienzos de septiembre para hacerle la biopsia.
14 de Agosto: Ese día me cuentan la historia y, por la tarde, ya estábamos en la Dulce Revolución hablando con Josep Pàmies. La tranquilizó y esa misma noche empezó a tomar:
1 de Septiembre: Le hacen un 3er TAC para localizar el tumor y para biopsiarlo. Suspenden la biopsia porque el tumor había REDUCIDO A LA MITAD (de 22mm. a 11mm. Llevaba 16 días de tratamiento alternativo). La doctora no se explicaba la reducción y le preguntó si estaba tomando algún medicamento o algo complementario, cosa que ella negó. La citaron a principios de octubre para seguir la evolución.
5 de Octubre: Le hacen un 4º TAC.
24 de Octubre: Resultados EL TUMOR HA DESAPARECIDO “solo se ve una pequeña cicatriz”.
Hasta el día de hoy Mª Rosa está muy bien.
Me llamo Marga, tengo 64 años (enero 2017) y vivo en Getxo (Vizcaya).
En mayo de 2015 me diagnosticaron cáncer de mama, en el mes de junio me practicaron una mastectomía y quince días después tuve una nueva operación, ya que el ganglio centinela había aparecido afectado. Posteriormente rechacé el tratamiento con quimio, no muy convencida accedí a tomar las pastillas antihormonas, pero dado que los desagradables efectos secundarios no se hicieron esperar suspendí la medicación al cabo de un mes.
Lo primero que hice en cuanto recibí el diagnóstico fue buscar ayuda en otras terapias de mi confianza: par biomagnético, homeopatía, neuropatía, y medicina energética. Una de las primeras personas con las que contacté fue con una representante de La Asociación Dulce Revolución en Vizcaya. Desde aquí mi agradecimiento, en todo momento, tanto por teléfono como personalmente, recibí apoyo e información relacionada con mi problema.
He seguido sus pautas para la ingesta diaria de la kalanchoe (dosis: un trozo de hoja tamaño de una tarjeta de crédito), así como del aloe vera, junto con las infusiones de artemisa y la mezcla de ortiga, milenrama y caléndula. He seguido estas pautas durante 21 días, descansando una semana y volviéndolo a repetir.
He cuidado mucho mi dieta, así como el mantener una actitud relajada y positiva en el día a día.
En la actualidad continúo tomando lo anterior, aunque con menos rigurosidad en cuanto a la duración en los plazos. Incluyo días de descanso en los que tomo infusiones y suplementos de selenio, zinc…. Para mantener en buen estado el sistema inmunológico tomo innatia y phitolacca.
A todo lo anterior añadiría también la cúrcuma, los hongos reishi, omega 3,…y de vez en cuando tomo baños de sal.
Sigo con las sesiones de par biomagnético.
En todo momento me he encontrado en perfecto estado, tanto física como anímicamente. Considero importante mantenerme activa y sobre todo con una actitud positiva, relativizando lo que me llega en cada momento y disfrutando de los pequeños detalles.
En la actualidad sigo pasando las revisiones habituales, no hay rastro de enfermedad.
Agradeceros desde aquí la labor que estáis haciendo, ya que para mí ha sido un gran apoyo poder contar con la información y los productos que ofrecéis.
Mi nombre es Marga y vivo en las Islas Baleares, el año pasado (2015) me operaron de un tumor cerebral y a los pocos meses me recidivó. Las expectativas no eran muy buenas, por lo que decidí ponerme en contacto con la Asociación Dulce Revolución. Ellos me contestaron muy rápido y me puse manos a la obra a seguir sus indicaciones, además de seguir con el tratamiento de quimioterapia.
Lo que me pautaron desde Dulce Revolución fue:
Dieta alcalina y baños de sal (hago un par por semana), agua de mar (voy bebiendo chupitos a lo largo del día), aceite de cannabis (6-6-12 gotas), aloe vera y kalanchoe que tomo con licuados de fruta y verdura por las mañanas. También la mezcla para el cáncer (ortiga, caléndula y milenrama). Me hago un litro diario y voy bebiendo entre las comidas. El cloruro de magnesio no me sentaba bien y lo tuve que dejar.
A los dos meses mi tumor se había reducido casi un 80%, por lo que no puedo hacer otra cosa que felicitarles, agradecerles y animarles a que sigan con sus investigaciones.
Me llamo Carmen, tengo 47 años (noviembre 2016) y vivo en Madrid capital. Me diagnosticaron un carcinoma ductal infiltrante, grado II y hormodependiente, en septiembre del 2014.
Me note un bultito en la parte alta del pecho izquierdo. Me hicieron una resonancia magnética y apareció un segundo bultito en el mismo pecho. Con lo cual, al ser dos, me dijeron que había que hacer una mastectomía.
Al principio, en mayo, cuando me noté el bultito, estaba estudiando kinesiología y me traté con un médico naturista que me dio arcilla (este médico me dijo que no me preocupara que no era nada). En julio me aconsejaron una biopsia y no me la hice, pero ya en septiembre volví a retomar el tema y me hice una ecografía. El bultito había aumentado de 10 a 16 mm.
Tanto el primero como el segundo bulto, no aparecía en las imágenes de la mamografía, sólo aparecieron en la resonancia.
Aquí, en Madrid, intenté contactar con algún médico de la Nueva Medicina Germánica, pero no encontré nadie. Entonces llamé a Dulce Revolución y me tomé la Kalanchoe durante un mes, en ensalada, tal y como me dijeron (octubre de 2014). Me operé en enero del 2016. Resultó afectado un glanglio axilar y me quitaron otros 12 más.
Al analizar el tumor para ver los parámetros, me aconsejaron quimioterapia y hormonoterapia, pero no accedí a ninguna de ellas.
Al mes de operarme contacté con el Dr. Alberto Martí Bosch y desde entonces estoy con él. Me trata con suplementos para alcalinizar el organismo, agua con sal, alimentación alcalina, hierbas suecas de Maria Treben y la fórmula franciscana.
En diciembre de 2015, apareció un nuevo bultito en la cicatriz del pecho, dos nuevos carcinomas locales, muy pequeños, el Dr. Martí Bosch lo achacó a que el cuerpo necesita depurarse y alcalinizarse y no había dado suficiente tiempo a hacerlo. Me volví a operar nuevamente. Los protocolos médicos me recomendaron esta vez quimioterapia, radioterapia, tomar tamoxifeno y quitarme los ovarios con unas inyecciones. Yo, nuevamente no hice caso, pese a la presión médica, que me advirtieron que esto era peor y que me iba a arrepentir.
En todo este tiempo he intentado buscar la causa emocional de la enfermedad, me he sometido a varias sesiones de biodescodificación y en mayo de este año, 2016, estuve haciendo un curso en Peñiscola de Nueva Medicina Germánica con la Dra. Ilari. Sigo formándome en esta última disciplina.
Sigo con mis revisiones médicas, y tomo también Renoven (el antiguo biobac), me hacen reiki e intento hacer meditación y cambiar pautas alimenticias, esto lo llevo haciendo años (no lácteos, azúcar, bollería industrial, harinas), sí verduras, a poder ser ecológicas, granos, algas, etc
La kalanchoe me la tomo de vez en cuando, tengo dos o tres plantas.
Muchas gracias de nuevo.
Mi nombre es Jorge, tengo 57 años (octubre 2016), soy nacido en Uruguay y vivo en Barcelona desde el 2003.
Siempre he tenido muy buena salud, hasta que en marzo de 2015 empecé a notar sangre en las heces. Al ir aumentado el sangrado fui al médico y me hicieron todos los análisis. Me hicieron una colonoscopia y biopsia. Me detectaron un tumor maligno. En octubre de 2015 me operaron y sacaron 15 cm del colon. La operación fue muy limpia según la cirujana. Ésta me pasó al oncólogo y por prevención, me propusieron quimioterapia durante ocho meses. De los 7 ganglios que quitaron solo había uno afectado. Dudé en darme la quimio, ya que en mi familia, ya había habido casos de cáncer de mama (mi madre y mi tía que fallecieron muy jóvenes) y la quimio no les hizo nada sino empeorarlas. Yo sufrí mucho en su momento y aún lo recuerdo. Mis hijos y los médicos me convencieron y empecé el tratamiento, pero no lo soporté por más de dos semanas.
Al ver el panorama entré en internet a investigar sobre mi enfermedad y, casi sin quererlo, encontré a Josep Pàmies, sus conferencias y la Asociación Dulce Revolución. Al descubrir que había plantas medicinales capaces de suplantar a la quimio y sus efectos secundarios, decidí empezar una medicina complementaria como lo indicaban allí.
Informé a la oncóloga sobre lo que estaba haciendo y ella me dijo que hiciera lo que quisiera. Ella seguiría haciéndome exámenes cada tres meses, buscando células cancerosas y viendo la evolución.
Comencé cambiando la alimentación y haciéndola más alcalina. Empecé a comer Kalanchoe draigremontiana, una dosis de hoja (del tamaño de un DNI) por la mañana y otra por la noche. Comía también tres hojas de Estevia por la mañana y tres por la noche. Tomé infusión de Artemisa, Llantén, Ortiga, Diente de león, Manzanilla y Estevia tres veces al día. Esto lo hice durante 3 meses.
La grata sorpresa fue cuando en el primer examen (pasado los tres meses), no habían células cancerosas. Entonces dejé las plantas, seguí con las infusiones y tomé por un mes la receta del P. Romano. Luego, dos meses más de Kalanchoe, estevia e infusiones. Me hice una nueva colonoscopia con biopsia, análisis de sangre y al visitar a la cirujana al año, me dijo que todo estaba bien. Estaba muy contenta.
En un mes tengo visita con la oncóloga, que, al comentarle en la visita anterior que estaba tomando plantas no mostró interés en saber cuáles son.
Sólo puedo decir que, en mi caso, dio resultado el tratamiento. Si los próximos resultados son positivos mi intención es seguir con un mantenimiento de Kalanchoe, infusiones y con una dieta sana, evitando todo lo que sean alimentos industrializados y así hasta los cinco años que me controlará la cirujana y la oncóloga. Ojalá todo siga bien durante ese tiempo.
Doy gracias a Dios por ponerme en el camino de Josep Pàmies y su dulce revolución.
Me llamo Núria, tengo 30 años y vivo en Sant Quirze del Vallés (Barcelona) . A los 25 años, en enero del 2012, me diagnosticaron cáncer de colon y decidieron hacerme una colectomía total. Después de la cirugía realicé 8 ciclos de quimioterapia y 23 de radioterapia. Creía que todo se había terminado allí, pero en junio del 2014 en un TAC de control vieron que tenía metástasis en el peritoneo.
Tuve que hacer unas cuantas quimios antes de que intentaran operar con la técnica de Sugarbaker (abrir barriga, quitar el peritoneo, poner una quimioterapia caliente directamente en la zona afectada y volver a coser). Tras realizar siete ciclos de quimioterapia y pasarlo muy mal con una infección en la cara muy aguda, me operaron en diciembre del 2014, pero tal como abrieron tuvieron que cerrar porque la localización de uno de los tumores complicaba las cosas, ya que si me lo quitaban deberían quitar todo el intestino delgado y yo tendría que vivir sin intestinos y sin poder comer ni beber, nutriéndome solamente con alimentación parenteral.
Al día siguiente le preguntamos al cirujano cual era mi pronóstico y me dijo que me quedaban entre unos 4 y como mucho 14 meses de vida. Yo lo veía como imposible, pero al parecer eso es lo que dictaba la ley de la medicina. Le dije al cirujano que tenía previsto casarme en septiembre de 2015 y me recomendó adelantar la fecha. Por suerte, cuando volví a ver al oncólogo, éste me dio un poco de esperanza y a la vez se abrieron muchos más caminos.
Todo el mundo estaba muy preocupado porque no habían podido realizarme esa operación, y yo en un primer momento la verdad es que también. Pero luego pensé que todo eso había pasado por alguna razón. El día que me dijeron que tenía metástasis me encontré con un libro titulado “Mis Recetas Anticáncer” y allí empezó mi “despertar”.
Odile Fernández, una doctora, tenía un pronóstico parecido al mío y se curó. Yo podía hacer lo mismo. Dejé de comer carne, azúcar, leche, harinas refinadas y alimentos procesados. En diciembre, mientras todos mis familiares y amigos estaban desesperados por lo que pudiera ocurrir, me facilitaron el teléfono de Josep Pàmies y lo llamé. No hacía más de dos días que había salido del hospital. Me hizo unas recomendaciones y el sábado me dirigí a Balaguer para ir a la tienda y a una conferencia suya. Me atendió su sobrino y me explicó lo de la dieta, que yo ya hacía desde hace meses.
También me habló de la infusión de milenrama, ortiga y caléndula, del aloe vera, la Artemisa Annua y la kalanchoe, entre otras cosas. Desde ese día empecé a tomar la mezcla de la infusión, graviola y kalanchoe. No me atreví con la Artemisa Annua. El problema que tuve es que con la quimioterapia cogía manía a muchas cosas que comía y bebía, así que tuve que dejar esas tres cosas al cabo de unos 5 meses. Paralelamente, una amiga, que es psicóloga, me habló de la hipnosis y me dijo que probara.
Desde entonces, cada jueves que estoy en casa, voy a Barcelona a hacer sesiones de hipnosis. La quimioterapia me fue mucho mejor con la hipnosis y la verdad es que vivo mucho más tranquila. También fui a una sanadora y a un chico de Sabadell que me ayudó mucho a nivel espiritual, recomendándome esencias de luz. A finales de febrero del 2015 decidí que no quería hacer más quimioterapia, pero no sabía cómo decírselo a mi familia. Aguanté hasta mayo cuando le dije a mi oncólogo que estaba cansada y que quería una pausa. Él me dijo que aguantara hasta junio y así nos asegurábamos que estaría bien durante el verano y también estaría libre de cara a la boda. Acepté y realicé un total de 13 ciclos, desde finales de diciembre hasta finales de junio.
Desde el momento que dejé de hacer quimio toda la presión caía en mí y yo dejaba de depender de los médicos. Esa situación me daba miedo, pero a la vez me motivó mucho. Pasé de ser vegetariana a vegana. Me costó mucho dejar el queso porque me encanta, pero la curación dependía de mí. Me apunté a yoga, caminaba bastante para mantenerme activa. En abril de este año (2016) fui a un psicobiólogo y me fue muy bien, me recetó distintas cosas de homeopatía. Fue una figura muy importante porque gracias a él me di cuenta de cómo actuaba y cómo me estaba perjudicando a mí misma y me dio consejos para intentar hacer las cosas de forma diferente.
Cada dos meses me hacen un tac para controlar cómo está todo. Desde que me lo hacen hasta recibir el resultado, el tiempo se estanca. No quería volver a hacer quimio. Durante un año todo continuó igual. Era increíble. Cada día hacía meditaciones y visualizaciones, teniendo conversaciones con mis defensas. Pero este verano (2016) el mensaje que recibía era que ya no encontraban nada, y yo tampoco lograba visualizar los tumores.
Ahora soy casi crudivegana, tomo muchos extractos de fruta y, aunque a veces no son buenísimos, los bebo pensando en que son mi medicina y más vale eso que un ciclo de quimioterapia. Este verano durante el día, solo tomaba zumos, plátanos, arándanos y almendras, todo biológico. Por la noche, cenaba un gran bol de ensalada, un aguacate y algunas verduras más (a veces cocinadas). También me hacía una infusión de té verde, de té blanco y semillas de hinojo.
En Septiembre (2016) me realizaron un TAC y las cosas han cambiado: los tumores no se mantienen igual, se han reducido hasta tal punto que ya ni los miden.
No tengo ninguna duda: tenemos que cuidar nuestra alimentación, pero también nuestra mente y nuestro espíritu. Tenemos que creer siempre en nosotros y en nuestras posibilidades y por muy oscuros que parezcan nuestros caminos, tenemos que ver la luz en ellos y dejarnos guiar por nuestra intuición. Somos mucho más potentes de lo que creemos.
Voy a resumir un poco lo que he hecho yo durante estos dos años, por si os puede ayudar:
-Alimentación biológica y lo más crudivegana posible, evitando carnes, lácteos, azúcares y harinas procesadas.
-Evitar lo máximo posible los tóxicos en la casa: agua, vinagre, bicarbonato y limón pueden con todo.
-Utilizar cremas sin tóxicos y bio, el maquillaje que sea lo más natural posible.
- Incorporar en la dieta semillas de lino, chía, sésamo, amapola, cáñamo, levadura de cerveza, aceite de lino, vinagre de umeboshi, salsa tamari, tomar infusiones, tomar alga espirulina. Hasta que pude, tomé kalanchoe. Tomar una o dos cerezas umeboshi diarias. Beber un cuarto de vaso de agua de mar.
- Caminar siempre que sea posible, subir por escaleras en lugar de ascensor. Ir al bosque, a la montaña, estar en contacto con la naturaleza, abrazar árboles. Reciclar.
-Vivir como si no tuviera ninguna enfermedad: trabajar, viajar, salir de casa. Intentar no encerrarme en la habitación y sobre todo vivir siempre al máximo haciendo lo que me apetece.
-Hacer hipnosis, visualizaciones y meditaciones, así como oraciones. Ir a Montserrat.
-Leer para aprender sobre alimentación y sobre el poder de nuestra mente. Ir aplicando a mi vida diaria todo lo que leía y ver los resultados en cada una de mis analíticas y TACs.
Y hasta aquí todos los consejos que os puedo dar. Una de las cosas que más me ayudo de la conferencia de Pàmies fueron estas palabras: “Las metástasis también se curan”. Fue la primera vez que alguien lo decía y lo tuve siempre muy presente en mí día a día. Otra de las cosas que me fue muy bien fue ir escribiendo mis experiencias en mi blog desde la primera operación del 2012 y hablar abiertamente de mi enfermedad. Para mí el cáncer no es un castigo ya que es una enfermedad que me ha ayudado a entender el sentido de esta vida.
Mi blog: naimer25.blogspot.com
Muchas gracias y espero que esto os pueda servir de ayuda y sobre todo os llene de esperanza.
Me llamo Jordi, tengo 61 años (2016) y vivo en Sabadell (Barcelona). A principios de 2016 me detectaron, tras una biopsia y un PET-TAC un ganglio malo y otros dos sospechosos en la parte inguinal izquierda y debajo del hombro. Los dos eran pequeños, pero tenían metabolismo activo.
El diagnóstico fue Linfoma No Hodgking Indolente. Como tratamiento me dieron 15 sesiones de radioterapia en la zona del ganglio derecho y nada más.
Paralelamente, visité en Pàmies Hortícoles a Aleix (lo recomiendo). Me aconsejó una alimentación más equilibrada que la que hacía: menos carnes o nada, menos derivados de la leche, más verduras y ensaladas, que sigo haciendo con ciertas “licencias”.
También me recomendó Kalanchoe, semillas amargas de albaricoque, infusiones de galio y una mezcla de caléndula, ortiga y milenrama también en infusión. Para condimentar me dijo que pusiera cúrcuma.
El día 1 de octubre de 2016 tuve revisión y el ganglio, objeto de la radioterapia ya no está y los dos sospechosos, que no me trataron en el hospital, han disminuido muchísimo. Ya no tienen actividad metabólica.
Debo seguir con revisiones, pero de momento ESTOY LIMPIO. No tengo que bajar la guardia, pues mi tipo de linfoma permanece como en “stand by”.
Mi agradecimiento a la gente de Pàmies.
Me gustaría comentarles el caso de mi madre. Ella tenía una afección en la piel por la que estaba recibiendo tratamiento con lámparas de rayos en el hospital, 3 días a la semana. Para recibir este tratamiento tomaba medicación.
Este problema en la piel lo arrastraba desde hacía 15 años y nunca le dieron un diagnóstico. Tenía dos zonas afectadas, el antebrazo derecho por la parte de interior y la pierna izquierda a la altura del gemelo. Eran como dos óvalos de unos 20 centímetros de largo, aproximadamente. Las "manchas" habían ido creciendo poco a poco. Empezaron a la vez en pierna y brazo. En el brazo se le ponía más irritado y rojo, sin embargo en la pierna era como que se le escamaba la piel. En una ocasión, hace tres años más o menos, una dermatóloga utilizó la expresión "células cancerígenas" para referirse a lo que le sucedía en la piel.. Pero nunca nos dieron un diagnóstico.
Para esta dolencia estuvo tomando artemisa. Un infusión tres veces al día (media mañana, después de comer y a media tarde, sobre las 19h/20h), durante nueve días. Hizo cuatro novenas con una semana de descanso entre novena y novena. Al poco tiempo, un par de semanas más, desaparecieron las marcas en la piel por completo. Actualmente, no tiene nada, absolutamente nada, no se nota que haya tenido la piel mal durante tantos años.
El diagnóstico que tenía mi padre era de un cáncer de piel, a sus 85 años. Le salían costras por toda la cara. En la navidad de 2012 llegó a tal extremo, que no quería salir a la calle para que nadie le preguntara nada.
Lo único que le recetaban eran cremas y geles caros, que no hacían nada, o trasplantes de piel. Es decir, ningún tratamiento interno que curase esta enfermedad. Prácticamente daban a mi padre por desahuciado. No tenían más solución que aportar.
La lástima es que no le hice fotos de aquella época, pero tenía costras hasta en las cejas y por la parte de arriba, no se le veía la piel, sólo las costras. Asustaba sólo de verlo.
Entré a varias páginas de medicina natural y leyendo todas las páginas y los estudios de Otto Warburg, observé que el cáncer se podía curar alcalinizando el organismo y oxigenando.
No tenía nada que perder y mi padre peor no podía estar. Así que le hice una lista de alimentos beneficiosos (alcalinos) y otra de alimentos perjudiciales (ácidos), y decidí comprar un frasco de peróxido de hidrógeno de 250ml para uso alimenticio en una página web.
Me decidí por el peróxido al leer el libro "La cura en un minuto", en el que se explicaba cómo administrar el producto y los efectos que producía.
Empezamos a mediados de enero de 2013 con el tratamiento. Lo importante fue que mi padre se tomó muy bien el tratamiento. Él nos pidió ayuda porque veía que la medicina oficial no daba para más y él quería seguir viviendo con un mínimo de calidad, y por eso recibió tan bien el tratamiento.
También le compré el libro de una médica de familia, para que viese como ella afirmaba que el cáncer se puede curar mediante la correcta alimentación. Así que compramos estevia en lugar de azúcar y frutas, en lugar de leche con galletas. Era la época de las fresas y le dije a mi madre que le comprase fresas y que comiese todas las que quisiera. Qué contento se puso mi padre al saber que podía curarse comiendo fresas.
Respecto al tratamiento con peróxido, lo hicimos como indicaba el libro. Empezamos con 3 gotas diluidas en un vaso de agua mineral y creo que iba aumentando 3 gotas cada 3 días hasta llegar a 25 gotas. Intentando siempre que el estómago estuviera vacío al tomar las gotas y no ingerir nada hasta pasadas 3 horas. Le hice una hoja para que llevase un control del tratamiento.
Pues bien, llegamos a las 25 gotas después de unas 3 o 4 semanas, y mi padre no notaba grandes cambios, las costras seguían ahí y no tenían intención de marcharse. En el libro se indicaba que llegados a las 25 gotas había que reducir la ingesta, puesto que los efectos positivos ya debían de haberse notado.
Hablamos con quien nos vendió las gotas, un naturista de Murcia, y nos comentó que siguiéramos con las 25 gotas todos los días hasta que notásemos una mejoría, ya que el tratamiento no tiene efectos secundarios. Lo que estábamos haciendo era oxigenar todo el organismo, pero mi padre había estado toda una vida acidificando su organismo. Había que tener paciencia.
Después de 2 semanas más tomando 25 gotas, llegaron las magníficas noticias. Las costras se estaban secando y se desprendían de la piel, dejando a la vista una piel que hacía meses que no veíamos.
¡Era cierto! Los estudios de Otto Warburg en 1930 eran verdaderos!!! El cáncer y la mayoría de enfermedades se curan alcalinizando y oxigenando el organismo!!! De modo que la triste realidad es cierta, la medicina oficial no recomienda estos tratamientos porque no se pueden patentar y no se puede ganar dinero! Por un lado mi padre estaba muy feliz, pero por otro se dio cuenta de por qué la medicina oficial lo ignoró completamente.
Soy ingeniero en informática y trabajo como programador siendo funcionario del estado. Pero mi padre, cada vez que voy a su casa me dice que soy el médico de la familia. Todos me piden consejo cada vez que tienen algo.
Después de 2 años mi padre sigue “vivito y coleando”. Con una buena calidad de vida y feliz. Yo me siento satisfecho de poder decir que no he dejado que mi padre caiga en las garras de la mafia médica.
Un saludo desde Valencia (España) y seguir así
Nuestra perrita tenía un tumor, era externo y se encontraba en la vulva, medía 4 cm en su zona más ancha. Fuimos al veterinario, le hicieron una biopsia y se diagnosticó como benigno. La única solución que nos ofrecían era extirparlo, debido a su tamaño y a que podría volverse maligno, pero es una perrita pequeña, de edad avanzada y no queríamos hacerla pasar por una operación. Unos meses antes habíamos escuchado un audio de internet sobre plantas medicinales y de esta manera llegamos a saber del Sr. Josep Pàmies y de la Kalanchoe Daigremontiana. Compramos su libro y para cuando le detectamos el bulto decidimos conseguir la planta.
Primero la estuvimos tomando nosotros dos, para ver cómo sabía, cómo nos sentaba, etc. Le estuvimos dando de forma regular la planta, una cantidad proporcional a su peso, hecha trocitos y mezclada con comida (el paté le gusta mucho, y la comida de gato también). Al cabo de un mes el tumor se había reducido a la mitad. Casi no se ve el bultito pero le seguimos dando, más espaciadamente, hasta que ya no le quede nada. También estamos estudiando a qué pudo deberse, para que no le vuelva a aparecer.
Me llamo Leonardo, tengo 44 años (agosto 2016) y resido en Barcelona. Deseo contarles lo que ha vivido mi madre de 72 años. A finales de abril de 2015 le hicieron una biopsia y tomografía diagnosticándole un cáncer de cérvix estadio IV. El cáncer se había extendido a los pulmones, pelvis y colon. Le dijeron que le aplicarían 7 sesiones de quimioterapia paliativa, ya que el cáncer cervical que se diagnostica en esta etapa es, con frecuencia, muy difícil de tratar y sólo un mínimo de las pacientes logra sobreponerse. Nos dieron una esperanza de vida de 1 año. El estado mental y físico de mi madre era muy malo. Físicamente tenía las piernas, vagina y ganglios muy inflamados. Realmente estaba muy mal.
Afortunadamente, en esa misma semana, alguien compartió un enlace en las redes sociales acerca de la Artemisia Annua y el cáncer. Investigué por internet y encontré una lista de publicaciones científicas de los efectos de la Artemisia y su analogía con el cáncer. Leí algunas que realizaron en la universidad de Washington donde explican claramente resultados positivos con estadísticas: http://www.washington.edu/news/2011/04/04/high-dose-of-oxygen-enhances-natural-cancer-treatment/
Después busqué dónde comprarla y cómo tomarla, y terminé leyendo todo lo que se publica sobre la Kalanchoe y Artemisa en la web de la Dolça Revolució y en el blog del señor Josep Pàmies. Para mi fortuna, ahí también tienen publicado los contactos de la gente que las cultiva en América Latina. Inmediatamente contacté con la gente de México que es donde vive mi madre. Conseguimos la Kalanchoe y la Artemisia Annua fresca sin problemas y, también por internet, compramos extracto de Artemisia Annua en pastillas de 400mg.
Mi madre comenzó a principios de mayo de 2015 con la quimioterapia paliativa. Le programaron una quimio cada 3 semanas hasta completar un total de 7 y después le harían un nuevo diagnóstico. Nosotros, al ver el estado físico y emocional de mi madre, y nuestra desesperación, decidimos que tomaría 1 litro de té de Artemisa Annua (preparado con 6 hojas frescas) y que comería 3 hojas de Kalanchoe diariamente. Todo esto durante el tiempo que ella aguantara, ya que no perdíamos nada y podríamos ganar mucho. La meta era mejorar la calidad de vida de mi madre. Ella puso mucha atención en su alimentación, prácticamente dejo de comer carne roja y se dedicó a comer verduras cocidas al vapor y fruta.
Después de las primeras 4 químios (finales de julio 2015), había tenido todos los efectos secundarios de la quimio y cierto hastío hacia la Kalanchoe. Pero, positivamente, ya tenía los ganglios desinflamados y sus piernas tenían un aspecto casi normal, además, su estado de ánimo mejoró muchísimo. Se notaban los resultados muy positivos. En estas fechas decidió hacer una pausa de la Kalanchoe durante 4 semanas, pero siguió tomando la Artemisa, esta vez en pastillas, 800mg diarios (2 cápsulas). Al terminar estas 4 semanas, retomó el Kalanchoe y la Artemisia en té. A finales de octubre (2015) volvió a hacer una pausa de 4 semanas de la Kalanchoe y continuó con la Artemisia en pastillas. Para esas fechas su estado de ánimo era más que normal, se sentía muy bien y ya podía hacer una vida normal, iba sola al supermercado y hacía tareas del hogar. Estas eran las pruebas de que todo estaba saliendo bien y que su calidad de vida mejoraba.
En noviembre de ese mismo año, terminó con las químios y le hicieron finalmente el nuevo estudio para hacer un nuevo diagnóstico. Para sorpresa de todos nosotros y de los doctores, los tumores del pulmón, pelvis y colón habían desaparecido por completo. Además, el tumor del útero se había reducido a un 30% con respecto a su tamaño original. Los doctores dijeron que era un caso único y que no habían visto algo igual, la felicitaron y preguntaron en dos ocasiones si estaba tomando algún tratamiento alternativo a la quimio. En ese momento mi madre no quiso comentar nada sobre las plantas. Los doctores al ver su nueva situación, la dejaron descansar 2 meses y le programaron 25 radioterapias para febrero. Terminó las 25 radioterapias (marzo 2016) y le propusieron aplicarle 3 braquiterapias (abril 2016), una cada semana. Así fue. Mi madre siguió tomando las mismas cantidades de té y de Kalanchoe durante ese tiempo. Finalmente, le hicieron 2 últimos diagnósticos, en mayo y julio (2016). En ambos vieron que todos los tumores desaparecieron completamente. Está limpia. Sorprendidos los doctores, la felicitaron y volvieron a decirle que no habían visto un caso como el suyo, casi como un milagro.
Le han dado el alta y ahora cada 6 meses tiene que hacerse un papanicolau para control. Mi madre se ha recuperado en un año de forma espectacular, tanto emocional como físicamente. La combinación de las plantas medicinales y los tratamientos del hospital, han ayudado a que mi madre salga adelante. También hay que tener muy en cuenta, que el esmero, disciplina, fe en las plantas y ganas de vivir, han jugado un papel vital en la recuperación. Espero que este relato motive a probar el beneficio de las plantas medicinales. Y gracias a todos los que han participado de alguna forma en este sitio web de divulgación.
Me llamo Enrique Alberto y resido en Melilla. Bilbo es un gato que va a cumplir 15 años en diciembre próximo (2016), pesa 6,3 kilos porque es muy grande, está delgado, no tiene sobrepeso y se encuentra en muy buen estado de salud, con mucha agilidad, a pesar de su edad.
En el mes de mayo de 2016 le detectamos un bulto más grande que una canica, en el lomo más abajo del cuello, que no estaba adherido al tejido muscular y parecía que tampoco lo estaba a la piel. Más bien, parecía que estaba como suelto entre ambos. Lo llevamos al veterinario y no le gustó nada el aspecto que presentaba, dijo que parecía algo maligno y lo quería operar de inmediato, pero nosotros no quisimos operar y quedamos en que observaríamos su evolución.
Al día siguiente comenzamos a dar el MMS al gato durante 21 días consecutivos de la siguiente forma: 2 gotas sin activar al día, es decir sólo de clorito de sodio sin activar con el ácido. Se las poníamos en el bebedero con el agua que iba a tomar de la mañana a la noche. Normalmente, al llegar la noche, ya había bebido todo el agua y durante la noche le ponía agua sin MMS. Al día siguiente repetía la misma operación, y así durante los 21 días. Ponía mucha atención en ponerle solamente 2 gotas del MMS, pero alguna vez se me escapaban 3 gotas y se las dejaba.
Esta fue la evolución del tratamiento:
Al gato se le ha visto absolutamente normal durante el tratamiento, no hemos detectado ningún efecto adverso.
Me llamo Emma Nieto, tengo 41 años (2016) y vivo en Sant Cugat del Vallés (Barcelona). En agosto de 2015 me noté unos calambres, junto con un bulto grande en el pecho derecho. A principios de septiembre me diagnosticaron un cáncer de mama inflamatorio. Empecé con tratamiento de quimioterapia, seguido de una mastectomía radical y después de la cirugía, 25 sesiones de radioterapia.
Durante el proceso de la quimioterapia, me ayudó mucho a paliar los efectos secundarios todo lo que comento a continuación:
Después de la quimioterapia, para eliminar la toxicidad acumulada dentro de mi cuerpo hice:
A raíz de lo que me ha pasado, he aprendido que el stress es malísimo y que debemos escuchar a nuestro propio cuerpo para saber cuándo te da avisos.
Mi nombre es Ángeles, tengo 60 años (2016) y vivo en Motril (Granada). Soy veterinaria con 35 años de experiencia. Quería contarles mi primera experiencia con la kalanchoe en una perra con tumores mamarios no operados. La perra llevaba con cáncer de mama muchos años. Se decidió no operar y dejar los tumores, así que la perra llego a los 15 años y en un momento determinado, los tumores se externalizaron. Decidí llevármela a mi casa para cuidarla y sacrificarla cuando llegara el momento.
El estado general era muy bueno y pese a los tumores, la perra estaba estupendamente, aunque las masas tumorales estaban en un último estadio de desarrollo, o sea, carne putrefacta y sanguinolenta. Decidí probar la Kalanchoe, de la cual había tenido noticias y que crecía como planta parásita en mis macetas. Usé el jugo en emplastos y también con eso limpiaba las masas tumorales. No os voy a decir que la perra se curó, estaba en último estadio del cáncer, pero las masas tumorales disminuyeron de tamaño, estaban limpias y no olían a putrefacción; así mantuve a la perra durante dos años más hasta que murió por un fallo hepatorrenal debido a su edad, 17 años. Tuve la oportunidad de comprobar el desarrollo del cáncer mamario cuando no se realiza ninguna intervención quirúrgica ni tratamiento quimioterápico, algo difícil de comprobar en humanos.
Me llamo Miguel Ortega, tengo 47 años y soy de Madrid, aunque este último año y medio he residido en un pueblo de Ávila para estar cerca de un entorno natural.
En diciembre de 2014, me diagnosticaron un adenocarcinoma de estómago de células en anillo de sello (biopsiado en una lesión de unos 7 mm). No hubo síntomas. Se detectó en una revisión del aparato digestivo por infección de anisakis en una clínica de Madrid donde me propusieron la extirpación del 75% del estómago para “curarme”.
Inmediatamente después del diagnóstico, inicié una dieta vegetariana orgánica y tomé infusiones de guanábana (graviola) en semanas alternas desde el primer momento. Elaboré también un protocolo complejo de: baños de sal, enzimas, vitaminas, dicloroacetato, magnesio….
En febrero de 2015 acudí a una clínica de Navarra para confirmar el diagnóstico. Allí me propusieron la extirpación del 50% del estómago, de manera preventiva, al no detectarse ya la enfermedad, pero sí una predisposición genética a la misma. Además se analizaron las biopsias obtenidas en la clínica de Madrid y se confirmó que las células cancerosas tenían mi ADN.
Desde junio de 2015 he hecho revisiones cada 6 meses con endoscopia y ecoendoscopia, sin evidencia de enfermedad. Con respecto a la toma de infusiones, hago descansos después de las revisiones con un mantenimiento de un mes y dos de descanso aproximadamente.
En este momento (mayo de 2016) ya no voy a ir cada 6 meses a revisión sino dentro de un año, por lo que aún no he fijado el protocolo exacto. La última revisión de este mes de mayo ha confirmado ausencia de enfermedad.
En la revista de Discovery Salud de este mes de mayo hay un reportaje completo de mi experiencia (obviamente han visto todos los informes médicos que acreditan el caso).
Mi objetivo es compartir la información para que pueda servir a otros, entendiendo que el protocolo que he empleado no tiene por qué tener el mismo resultado en otras personas, entre otras cosas porque el nivel de disciplina que requiere es extraordinario y porque cada tipo de cáncer puede requerir actuaciones diferentes o complementarias. Mi experiencia tiene la particularidad de estar exhaustivamente documentada con informes de centros hospitalarios de máximo prestigio en cuanto a medios tecnológicos de diagnóstico.
Me llamo Carlos Enrique, tengo 60 años y soy de la Ciudad de Mar del Plata, República Argentina. Hace más de dos años cambiamos la alimentación para intentar mantener un cuerpo alcalino, puesto que mi esposa (actualmente con 58 años) sufrió en el año 2010, un sarcoma retroperitoneal, que fue quitado por completo en una operación, y tratado con radioterapia.
Cuando había superado los cinco años de post operatorio, nuestra felicidad de superar el tiempo del protocolo médico duró muy poco tiempo, dado que se descubre un nuevo tumor a través de una resonancia indicada por el oculista. Su ojo izquierdo estaba más hacia afuera por la presión que esa masa ejercía. Los tres cirujanos especialistas más eminentes de nuestra ciudad fueron consultados, con la respuesta negativa, ante la imposibilidad técnica de llevar a cabo la operación en la ciudad.
Fuimos a Buenos Aires la segunda semana, a partir del estudio, y Dios nos puso en manos de un gran neurocirujano, y excelente ser humano, que renovó nuestras esperanzas. Mi esposa fue operada, durante 7 horas y media, el 10 de agosto de 2015, de un sarcoma intra extracraneal, situado detrás de su ojo izquierdo. Pudieron extirpar un 50% del tumor aproximadamente. Al acabar el tratamiento de 31 sesiones de radioterapia de amplitud modulada, de traumática aplicación y resultados adversos dado que no se había logrado detener el crecimiento (estaba 1,5 cm. más grande).
Con un fuerte desánimo y siempre en nuestras cabezas de aceptar el diagnóstico, pero rechazar los pronósticos médicos, iniciamos primero un tiempo de la cura con Aloe o sábila de la receta, del Padre Romano (mientras recibía radioterapia). Habiendo conocido a través de internet, los videos de Josep y los testimonios, intentamos conseguir plantas para para comenzar el tratamiento con Kalanchoe Dragremontiana y Kalanchoe Pinnata (una toma por día de cada una de estas, en la medida propuesta en los videos del tamaño de una tarjeta de crédito). Empezó a tomarlas de forma ininterrumpida, en licuados con algún cítrico el 18 de febrero de 2016.
Licuados:
- 2 cítricos (exprimidos)
- 1 cucharada sopera de Clorofila
- 1 cucharada sopera de Aloe vera envasado (dice su frasco, refuerza las defensas)
- 7 semillas secas de calabaza
- 1 cucharada de semillas de lino
- y con el licuado preparado, toma 2 cápsulas de Spirulina en cada toma (4 por día)
Además y con la esperanza de que todo sume, al mismo tiempo, conseguimos, pepitas de la semilla de damasco (vitamina B17), y está tratando de hacer 4 o 5 tomas de dos semillas por toma de este antitumoral natural. Que, a pesar de su contenido de cianuro, dice que suelta esa molécula en el tumor, lo mata y las enzimas resultantes no afectan en bajas dosis a ninguna célula ni función del organismo.
Con este procedimiento, y la fe y el buen ánimo de mi esposa, conseguimos notar resultados favorables, antes de empezar con la quimioterapia.
Comienza la quimioterapia el 1 de marzo de 2016. Empezaron a verse resultados positivos antes de que la quimio pudiera hacer su efecto. Gracias a la virtud curativa de estas plantas, se notó una mejoría en su voz nasal que tenía en aquel momento. Había perdido la visión de luz o imagen alguna de su ojo izquierdo, hoy fisonómicamente recompuesto, tiene una visión periférica que está dando una esperanza para una mejoría. El día 10 de abril de 2016, después de su segunda quimio, el oncólogo que la atiende, realiza una evaluación con imágenes comparativas, y "por primera vez el tumor, se va reduciendo en tamaño", gracias a Dios. No puedo decir cuánto se redujo, porque no nos informaron, pero era claramente visible.
También decir que gracias a reforzar sus defensas entre la alimentación y los licuados, las quimios fueron toleradas casi perfectamente, sólo un poco de náuseas, cansancio y falta de apetito los dos o tres días después de la aplicación.
Vamos a tratar de implementar lo de los baños de inmersión de agua salada, que a pesar de haber llegado también esa información aún no lo habíamos implementado. También el magnesio.
Nuestro objetivo inmediato es ayudar de todas las maneras posibles al organismo, para que pueda tener las mejores opciones para sanar.
A través de un profesional que reside en Barcelona, pero que da cursos en Argentina, conocimos también la carga emocional de las herencias. Ana, mi señora vivió la fuerte y movilizadora experiencia de un transgeneracional, que ojalá haya podido también, transmutar esas posibles cargas, que puedan haber sido el origen de esta enfermedad, ya que de ninguna manera encontrábamos explicación para desarrollarse, con su modo de vida y alimentación.
Una vez más, un profundo agradecimiento a todos ustedes, los tendremos al tanto del desarrollo de nuestras vivencias y de los resultados después de las seis quimios.
Mi nombre es Daniel, tengo 55 años (2016) y vivo en Buenos Aires (Argentina). Les cuento mi experiencia con esta enfermedad tan mala, pero que con mucha fe y cuidando la alimentación es curable. Hace un año que me diagnosticaron un cáncer en un ganglio del estómago, los médicos me dijeron que no se podía operar porque estaba en una parte muy delicada. Fue muy fuerte para mí y mi familia, pero hay que ser fuerte y pensar en los seres queridos.
Yo pensaba en mis tres hijos. Tuve que esperar cuatro meses para que me dieran los medicamentos. Entonces, empecé a leer sobre el cáncer, porque no quería darle ventaja, quería luchar contra esa enfermedad, para que no le fuera tan fácil. Era una lucha a muerte.
Empecé a leer libros, internet, experiencia de doctores con plantas que combatían el cáncer, leí sobre la comida que están elaboradas con químicos, las gaseosas que son dañinas para el cuerpo humano, y todas esas cosas que se dicen sobre la alimentación y el cáncer. Cuando comencé la quimioterapia a los cuatro meses estaba bien enterado de lo que era el cáncer, y empecé a dialogar con las personas que acudían a ese hospital donde atienden solamente personas con cáncer.
Cuando entré al hospital por primera vez no podía creer ver tantas personas con cáncer, parecía una epidemia, una enfermedad que se contagiaba por contacto, entonces comprendí: Abrí los ojos y me di cuenta que el 90 % de estas personas tenían algo en común: su alimentación. En ese momento dejé de comer todo lo que venía comiendo hacía 55 años: comida elaborada, gaseosas (yo tomaba 2 litros de gaseosa todos los días) y un montón de cosas más. Con todas las personas que hablé sobre la alimentación comían comida chatarra. Hace un año que no como azúcar, ni nada que tenga azúcar.
Como mucha fruta en jugo, poca carne y toda comida natural. Ahora estoy cuidándome. Todas las mañanas: jugo de jengibre, en ayunas. Hago gimnasia, dos veces por semana. El tumor que tenía media 10 cm, ahora mide 1 cm. Yo creo y estoy tan seguro que la comida es el problema, principalmente el azúcar. Si las personas que tienen cáncer quieren curarse y que no vuelva más: NADA DE AZÚCAR. Se puede endulzar con miel o stevia.
Dentro de 20 días me hacen una tomografía para ver cómo va el tumor. Ya les contaré cómo sale todo. Espero que esto les sirva a todos. Prueben a dejar de comer azúcar por un mes y verán cómo cambia todo. No tienen nada que perder. Un beso para todos, mucha suerte en su lucha y crean en Dios.
Me llamo Mario y en el mes de abril del 2015 me detectaron 2 tumores grandes en el colon. Tras una colonoscopia me informaron de que eran malignos. En agosto del mismo año me intervinieron, la operación y el postoperatorio fueron un éxito. Tras realizarme un tac, me informaron que tenía metástasis difusa en hígado y pulmón, el oncólogo me comentó con mucha franqueza, que unas expectativas razonables eran aproximadamente unos 2 años de vida y si había suerte con la quimio, a lo mejor algo más de vida llegando a los 5 años en el mejor de los casos.
En mi caso me decidí a presentar batalla a la situación, lo primero que hice fue orarle a Jehová, pues soy testigo de Jehová, para contar con su guía y sabiduría, lo segundo fue investigar la problemática del cáncer por mi cuenta con la ayuda de internet y, lo tercero, acudí a mi médico naturista, aquí en Valencia, al que llegue con un montón de preguntas sobre el mejor tratamiento a seguir.
Entre las medidas a tomar, me recetó la Kalanchoe Daigremontania y entre la Kalanchoe y el tratamiento alternativo, en 2 meses y tras el primer tac que me realizaron para ver el progreso de la quimio, el oncólogo sé quedo alucinando: el nódulo más grande en uno de los pulmones había reducido de 18mm a 15mm, pero lo más asombroso era que había necrosado el núcleo, es decir, que había muerto y el nudillo del otro pulmón no presentaba actividad alguna, pero lo más asombroso según palabras del oncólogo era lo que había sucedido en el hígado, los 6 nódulos presentes habían reducido, el que menos, al 50% y el más grande que media 11mm había reducido a 4mm. Estoy muy feliz.
A continuación os detallo lo máximo posible todas las medidas que he tomado por si alguien se puede beneficiar: quimio, tratamiento de un médico naturista, dieta alcalina, fitoterapia para hígado pulmón y riñón y la kalanchoe.
Empiezo el día con un batido: una zanahoria pequeña, media remolacha, medio pepino, media manzana, una fresa, dos rodajas de jengibre, más una hoja de Kalanchoe Daigremontania de unos 30 gramos.
A parte este otro tratamiento:
Gotas esencia de diente de león, 20 gotas mañana, 20 gotas mediodía, 20 gotas por la noche.
Agua oxigenada neutra estabilizada, el primer día 3 gotas tres veces al día, el segundo día 4 gotas tres veces al día, el tercer día 5 gotas tres veces al día y así hasta las 16 gotas tres veces al día o hasta que toque la quimioterapia, como era mi caso, a partir de los 3 días de la quimio, comenzaba de nuevo en 3 gotas tres veces al día.
Dieta alcalina, introduciendo la dieta mediterránea a mediodía de forma alternativa, tomándome una cucharada de postre por las noches de bicarbonato disuelto en agua o cuando tomaba la dieta mediterránea, paella, arroz al horno, etc., tras la comida.
Fitoterapia para limpiar los filtros, riñón, hígado y pulmón, el intestino ya se limpia con el batido antes mencionado:
Para endulzar las infusiones: xilitol o azúcar de Abedul.
Fruta (entre horas), pan integral, fiambre (sólo ibérico). Las carnes elegidas para consumir proteínas: el pollo de la mejor calidad posible, el pescado: salmón, merluza y bacalao y algunas zonas del cerdo, ya que es carne blanca, como el lomo chuletero o de cinta o quijadas, nada de grasas, salvo la del jamón ibérico o la del fiambre ibérico.
He quitado totalmente el azúcar y para salar, la sal marina.
El agua que bebo es mineral, embotellada, pero tras imantarla en negativo, nunca en positivo, un período mínimo de 12 horas, para que me limpie.
Forma de cocinar: nunca fritos, horno sobre 140 grados y los guisos, siempre a fuego mínimo para no crear moléculas dañinas para el organismo, la plancha nunca a más de 110 grados.
Canela es una labradora cruzada de 16 años (2016). Tras una mastitis se le hizo un tumor mamario desde hace 4 años, el veterinario nos dijo que si queríamos se podía operar aunque con muchísimo riesgo debido a su edad y su estado. Lo dejamos estar y no la operamos. A principios de este verano 2015, el tumor empezó a crecer e incluso se abrió y salió hacia fuera. Comenzamos pues aplicarle espray de MMS, 12 gotas en bote de 30 ml. varias veces al día. A parte, en su bebedero de tres litros, le hemos estado echando 24 gotas de MMS. A día de hoy prácticamente se ha reducido por completo.
Adjunto dos fotos donde se ven el tumor abierto y su estado actual.
Quiero expresar también mi testimonio de agradecimiento a Josep Pàmies y Enric Cerqueda que me estuvieron orientando de cómo hacerlo.
Autorizo que esta experiencia que he tenido con mi perro sea publicado en la Web de La Dulce Revolución de Josep Pàmies por si puede ser de ayuda, a personas que se encuentren en situación similar a la mía.
Un saludo.
Con tumor
Una vez tratado con MMS
Soy María Laura Sabatier. Tengo 57 (2016) años y vivo en Rosario, Rep. Argentina.
En agosto de 2009 hice una consulta médica por tos y dificultad al respirar. Se me diagnosticó una neumonía, pero al clínico se le ocurrió indicar una TAC (digo que se le ocurrió porque fue cuando ya me estaba retirando). Gracias a eso se detectó un pequeño nódulo pulmonar. En setiembre me hicieron una lobectomía (quitaron medio pulmón izq.) y resultó ser un adenocarcinoma. Me dijeron que había buen pronóstico, dado lo precoz del hallazgo. No me indicaron ningún tipo de tratamiento, sólo controles periódicos (TAC, análisis y examen clínico) que cumplí al pie de la letra.
No obstante, a fines de 2011 comencé a sentir una molestia en el brazo izquierdo. Pensando que podría ser algo circulatorio, consulté y me indicaron una ecografía. En síntesis: una extraña metástasis de partes blandas, o musculoesquelética. Cirugía, 4 ciclos de quimioterapia (8 aplicaciones) y 30 aplicaciones de rayos. La nueva biopsia nos dio una sorpresa: no era un cáncer sino dos en uno. Adenocarcinoma más cáncer de células neuroendocrinas. (grandes y pequeñas). NO hace falta que les diga que el panorama ya no era tan alentador. Es más, recientemente me jubilaron por invalidez, por enfermedad terminal (yo lo quise así, mi trabajo era sumamente estresante).
Todo el tratamiento concluyó en mayo de 2012. En ese momento decidí concurrir a la Fundación Salud, ubicada en provincia de Buenos Aires, dirigida por Stella Maris Maruso (Uds. la mencionan). Hice el Programa Avanzado de Recuperación y Apoyo (P.A.R.A.) que es una especie de "curso" de una semana, luego del cual me entregaron un plan de salud personalizado. Es difícil de explicar en pocas palabras, pero pueden obtener información en la web.
Allí me enseñaron diversas técnicas para trabajar con las emociones, me dieron herramientas para mejorar mi sistema inmune y también trabajar el plano espiritual, que aún hoy sigo aplicando cada día.
A eso le agregué un cambio en mi alimentación, no demasiado riguroso, pero tratando de alcalinizar. Disminuí la ingesta de carnes, harinas y azúcar refinada, aumenté frutas y verduras, agregué frutos secos, etc. Pero no eliminé totalmente la carne ni azúcar ni harinas, ya que me resultaba demasiado estresante.
Además, hago un tratamiento con un médico antroposófico. Me va dando algunas medicinas naturales según necesidad, pero específicamente para el cáncer me indica inyecciones de viscum album (extracto de muérdago). En este momento, hago un ciclo por año, pero antes fueron más, ya no recuerdo.
Tomé en algún momento una mezcla depurativa y también aloe vera con miel y alcohol.
Me interesó lo de las kalanchoe, ya que el riesgo sigue en pie, por eso me comuniqué con Uds.
Ya conseguí algunas semillitas, hoy mismo las plantaré.
Mi salud actual es extraordinaria. Diría que mejor que antes de enfermarme. Debo mi salud a estas personas que estuvieron cerca, sobre todo a la que me ayudó en el curso que hice. También me ayudaron sus libros. Estoy a su disposición por cualquier inquietud y les agradezco enormemente su atención.
Me llamo Carmen, tengo 69 años (2016) y el 16 de octubre de 2015 me noté un hundimiento en el pecho derecho. El 21 me hicieron una ecografía y seguido una biopsia por alta probabilidad de que se tratara de un tumor.
El 26 me confirmaban que tenía un tumor maligno de 2 cm aproximadamente (índice de reproductividad del 30%).
A partir de aquí pasé 3 semanas en las que me hicieron todo tipo de pruebas para asegurar y saber a ciencia cierta qué tipo de tumor era, dónde estaba, etc.
Me hicieron una nueva ecografía, una resonancia magnética, una grammagrafía ósea, ecografía abdominal y radiografía de tórax. En este proceso descubrieron que tenía otro tumor de apenas 3mm a 2 centímetros de distancia del primero. Todas estas pruebas fueron definitivas a la hora de detectar este segundo tumor, que quizá de otro modo no hubieran visto.
El médico me dijo que tomara un tratamiento hormonal (inhibidor de estrógenos) durante 2 semanas, después de las cuales me operarían y quitarían los 2 tumores. Después ya se vería si necesitaría quimio, radio...
La noticia del CÁNCER (lo escribo con mayúsculas porque cuando te lo confirman es una palabra que pesa mucho y uno no la ve con minúsculas) junto con todas las pruebas médicas, burocracia, desplazamientos, cansancio, tristeza, impotencia y un largo etc... fue algo realmente duro por lo que pasar.
Fue cuando apenas empezaba con todas las pruebas que tuve la suerte de encontrarme con una persona que colabora con la Dolça Revolució. Fue una "quedada" de un par de horas y todo cambió. Me explicaron que había muchas cosas que estaban en mi mano. De algún modo sentí que yo podía ser dueña de mi salud. Y todo cambió:
- cambié mi alimentación a una dieta alcalina: nada de lácteos, carne roja ni azúcar entre otras cosas.
- empecé a tomar 3 licuados al día con diferentes frutas y verduras + cúrcuma, jengibre y pimienta
- graviola, boswellia y alcachofera en cápsulas
- infusiones de ortiga, caléndula y milenrama
- agua de mar (pequeños sorbos a lo largo del día)
- aloe vera puro (mezclado con agua)
El 26 de noviembre me operaron y quitaron los 2 tumores. Una vez que estuvieron los resultados del análisis de los tumores el médico me llamó personalmente para decirme que estaba realmente sorprendido. El índice de reproductividad prácticamente había desaparecido en esas semanas. Había bajado del 30% al 2%. Incluso me pidió que acudiera a un colega para "enseñar mi caso" por lo poco común que era.
Por el hecho de haber tenido 2 tumores me darían radioterapia durante 3 semanas, que era lo mínimo.
El médico me dijo literalmente que me había tocado el gordo. Que era privilegiada y había tenido mucha suerte.
Hoy 2 de febrero de 2016 acabo la radioterapia.
Sigo haciendo una dieta alcalina, tomando todo lo que he indicado arriba y además kalanchoe, magnesio y bitter sueco (en los licuados).
Sé que verdaderamente he sido una privilegiada y he tenido mucha, muchísima suerte de encontrarme con esta familia en el momento en el que más lo necesitaba.
Mi madre tiene 62 años y llevaba un tiempo con dolor de tripa, pero pensaban que eran gases hasta que le hicieron unos análisis y le dieron los marcadores tumorales por las nubes. Nos mandaron al especialista de medicina interna, el cual la ingresó para que le hicieran un TAC y una colonoscopia rápido. Allí fue donde vieron un tumor importante en el colon.
A mí me dijeron que el hígado también estaba bastante afectado. Al día siguiente de la colonoscopia sufrió una peritonitis así que tuvieron que operarla de urgencia. Aunque la operación salió muy bien, el cirujano nos dijo que el pronóstico era muy malo. Después de recuperarse de la operación tuvo visita con el oncólogo y me dijo lo mismo, que, por ser una persona joven le iban a dar quimio, pero que “no había mucho que hacer”. Yo me negué a dejar las cosas así y, más aún al ver unos médicos tan fríos, así que me puse a investigar. Esto me hizo llegar a vosotros y a otra gente que me ha ayudado también muchísimo.
Lo primero que hice, y para mí lo más importante, fue un cambio radical de los hábitos alimenticios. Suprimí por completo el azúcar, las harinas, carnes y leche. Básicamente comía verduras, hortalizas y fruta, algo de pollo, pescado y frutos secos. Por las tardes, hacía un zumo de frutas y ahí metía la kalanchoe (unos 11-15 gr) y añadía una infusión de stevia y por la noche la otra toma de kalanchoe en una ensalada. Dos veces al día 10 gotas de diente de león diluidas en agua. También por la noche tomaba una infusión de stevia y fitoterapia hepática, además de un chupito de agua con magnesio en puro.
Cuando volvimos al médico dijo que le iba a dejar de dar la quimio, ya que no había mejoría, que esperaba otros 15 días a ver cómo la encontraba. Mi madre, en esa temporada, estuvo fatal. Casi no hablaba, no salía de la cama, tenía la cara y los ojos amarillos, las piernas y la tripa hinchadísimas. Poco a poco empecé a ver cómo, de repente, cada día estaba menos hinchada, el color amarillo se transformaba en un color de cara alegre, la energía empezó a subir... etc.
Al volver al oncólogo, éste no creía los resultados de los análisis: había bajado todos los marcadores muchísimo.
Ya han pasado dos meses y cada vez que vamos al médico (cada 15 días) sigue en la misma línea, bajando muchísimo todo. El hígado ha empezado a funcionar (ya que antes tenía una insuficiencia hepática importante). Estamos todos que no nos lo creemos: súper contentos.
Actualmente no le doy kalanchoe, ya que he tomado un descanso y la he sustituido por una pastilla al día de graviola con moringa.
Hoy por hoy seguimos luchando contra esta enfermedad, pero tenemos mucha esperanza y yo sé que va a vencerla. Es largo, pero tenemos herramientas en nuestras manos. Nunca se puede tirar la toalla ni esperar a que los médicos hagan su trabajo mientras nos quedamos cruzados de brazos.
Animo a toda la gente. Y os animo a vosotros a haceros escuchar y seguir dando vida y esperanza.
A mi padre le diagnostican un cáncer de recto a mediados de octubre de 2014 con un estadio IV. En el PET se observan evidencias en hígado, pulmones y ganglios en la zona afectada del recto. El tumor mide unos 4cm.
El procedimiento desde el servicio de sanidad es muy claro y estricto, ya que no se puede operar en ese momento, se opta por aplicar quimioterapia. La quimioterapia llegaría tres meses más tarde. En ese momento mi padre llevaba meses sangrando, y cada vez le costaba más hacer sus necesidades, llegando en última instancia a estar tomando laxantes para poder evacuar. Le preguntamos a los oncólogos si mi padre puede tomar infusiones y kalanchoe a lo que nos responden que no hay problema, que las tome, ya que se trata solo de eso mismo: infusiones y plantas.
En nuestro caso no hemos ocultado absolutamente nada, siempre hemos mantenido informados a los especialistas, los cuales se han portado con nosotros también con una calidad muy humana, ya que ellos son los que han seguido la evolución de la enfermedad.
En la desesperación un familiar se pone en contacto con nosotros y nos habla de "Dulce Revolución", nos ponemos en contacto con ellos, y acto seguido con uno de los testimonios de la web, que nos informa detalladamente de absolutamente todo, dietas, alimentos, infusiones... todo. Esos momentos son de alta desesperación, pero contamos con el apoyo incondicional de este testimonio, la cual estaba a nuestro lado, siempre animando, aclarando dudas y haciendo todo lo que estaba en su mano por ayudarnos y aún continúa haciéndolo.
Desde el primer momento comienza mi padre con kalanchoe, bicarbonato, hierbas para la limpieza de hígado (alcachofera, boldo y diente de león) y hierbas para el cáncer (caléndula, milenrama y ortiga) y la dieta, la cual además de ser una dieta sana y equilibrada elimina por completo azúcar, lácteos, alcohol y grasas.
Pasados tres meses, y justo antes de comenzar la quimioterapia, mi padre no sangra y hace sus necesidades con normalidad. A partir de este momento, mi padre se somete a la quimioterapia y todo el proceso de pruebas y tratamientos que conlleva. La quimioterapia la ha soportado de forma extraordinaria hasta el día de hoy.
Después de unos siete meses aproximadamente en el último PET, el resultado es que no existen evidencias en hígado ni en pulmones, y el tumor se ha reducido a 1 cm.
En noviembre del 2015 le operan para extirpar el tumor, pero hay una mala praxis en la intervención que desemboca, una semana más tarde, en peritonitis aguda. Después de estar en la UCI y una larga estancia en el hospital, afortunadamente mi padre se recupera gracias, según los médicos, a que ha soportado sorprendentemente bien las intervenciones.
En estos momentos, diariamente, sigue tomando unos 10- 15 gramos de kalanchoe, una infusión de ortiga, milenrama y caléndula y otra para el hígado, además de mantener la alimentación.
A día de hoy en las últimas pruebas no se observan evidencias y las analíticas están dentro de la normalidad.
Tengo 41 años (2016) y vivo en Cerdanyola del Vallés (Barcelona). Todo comienza en una revisión ginecológica rutinaria, yo no tuve ningún motivo para ir al médico, fue en la revisión anual. Siempre me hacen mamografía y ecografia. La doctora que me hizo la ecografia me dijo que en ese mismo momento tenía que hacerme una biopsia. Yo no me lo podía creer.
Al cabo de una semana me llamaron por teléfono y me dijeron que lo que tenía era un cáncer de mama y que se tenía que operar lo antes posible. La primera palabra que salió por mi boca fue, NO ME QUIERO MORIR. Creemos que la palabra cáncer es igual a muerte, pero gracias a Dios, esto no siempre es así. Por suerte con todas las pruebas que me hicieron y con el resultado de la biopsia después de operar, no tenía los ganglios afectados.
Antes de comenzar la quimioterapia, una colaboradora de la Dulce Revolución me dio un montón de información, que yo no tenía ni idea. Nos habló, a mi marido y a mí, de la importancia de la alimentación y de un montón de cosas para que durante mi tratamiento de quimioterapia yo estuviera lo mejor posible. La verdad que yo iba simplemente por educación a escucharla, pero no quería saber nada de nada... Salí impresionada, nos habló tan bien, con tanta seguridad, que tenía que probar todo lo que dijo, no tenía nada que perder, pero quizás sí de ganar.
También oí hablar de una médica que había pasado un cáncer y su libro me ayudó mucho. Los batidos de frutas y verduras que tomaba antes de cada comida y la mezcla de hierbas: caléndula, milenrama y ortiga eran mi día a día.
Todo esto hizo que yo, durante la quimio, la gente no se daba cuenta de que estaba pasando por algo así, creía que hacía más deporte ya que tenía una cara magnífica.
Yo a día de hoy no pienso dejar de seguir tomando y haciendo lo que hago, pero pensar que la persona que tengo a mi lado y que ha sufrido toda mi enfermedad, MI MARIDO, también lo hace... y él no ha padecido un CANCER.
Gracias a él todo esto ha sido más fácil.
Queremos compartir nuestra experiencia con todos aquellos interesados en la curación de un cáncer.
JULIO 2013: Unos síntomas de confusión aguda en nuestro padre (71 años) hacen que vayamos a urgencias. Allí se diagnostican claros síntomas de cáncer originados por el consumo excesivo del tabaco. Tras los análisis y pruebas, el diagnóstico es claro: Cáncer matriz de 3 cm en el pulmón izquierdo en fase de Estadio 4/Irreversible. Metástasis en la glándula suprarrenal izquierda y en el hemisferio cerebral izquierdo (3cm), que es el que provocaba los efectos más palpables de su atrofia motriz, incontinencia urinaria y pérdida del habla y entendimiento entre otros.
AGOSTO – OCTUBRE 2013: Se le realiza una radio-cirugía de 20 minutos en el cerebro que, con éxito, provoca la quemadura del tumor. Se detectan nuevas lesiones en huesos. En estos momentos seguía una medicación a base de corticoides. Posteriormente se extrae en una operación la metástasis suprarrenal con éxito y empiezan las sesiones de quimioterapia cada 21 días.
VERANO 2014: Nuestro padre ya no hace vida normal, totalmente dependiente de terceros y con claros síntomas de desmejoramiento físico y psíquico. Pérdida de reflejos, psico-motriz e ilusión. Por primera vez dice "no quiero comer".
OCTUBRE – DICIEMBRE 2014: Se decide eliminar el tratamiento de quimioterapia porque no hay mejoría de ningún tipo en el tumor y se decide hacer una pausa antes de comenzar otras sesiones con un medicamento diferente para las quimioterapias... paliativas. Físicamente desgastado, moralmente bajo y con la necesidad de ir siempre bajo los efectos del corticoide que le anulan la personalidad, nuestro padre más que vivir, subsiste a la espera de... no sabemos qué.
ENERO 2015: Visitamos la Dolça Revolució en Balaguer y escuchamos la experiencia de terceros con resultados increíbles. Allí se nos sugiere una dieta alcalina (nada de azúcar ni sal, todo integral, nada de carne roja. Sí estevia, carne blanca, un poco de vino tinto y pescado blanco) y baños de sal cada dos días (solo de pies ya que no tenemos bañera).
Durante todos estos meses de tratamiento mi padre ha estado tomando ininterrumpidamente:
A diario:
1- Un macerado de ACEITE DE OLIVA + MARIHUANA: 12 GOTAS AL DÍA (4 después de cada comida) que sustituyen a la perfección los corticoides y sin dejarle efectos secundarios ni el cuerpo hinchado.
2- KALANCHOE 80GR AL DÍA Y unos 30 gr ALOE VERA crudos en una ensalada.
3- Dos pastillas de Omega3
Durante un mes natural, alternábamos:
- Durante 10 días, 2 vasos de infusión de ARTEMISA (3/4 de cuchara sopera) + MUÉRDAGO (1/2 cuchara sopera)
-Durante 20 días, 1litro de infusión de ortiga + caléndula + milenrama (3/4 de cuchara sopera) + MUÉRDAGO (1/2 cuchara sopera)
FEB/MAR/ABR 2015: Desde la primera semana el color de la piel, las ganas de comer y la vitalidad aumentan. ¡¡¡La marihuana+aceite de oliva sustituye a los corticoides... y sin efectos secundarios!!!! Va desapareciendo lógicamente, la hinchazón en su cara y cuerpo. La dieta alcalina junto a las infusiones y el kalanchoe actúan milagrosamente, mejor dicho, naturalmente.
MAYO 2015: Los doctores NO DAN CRÉDITO a lo que ven. Las metástasis óseas se han calcificado. De hecho, antes controlaban el tumor con radiografías y ahora necesitarán PET y TAC para poder hacer seguimiento. La mancha del cerebro ha disminuido un 55% y no saben dar una respuesta. A todo esto, nuestro padre hace ejercicio diario, come con normalidad y sus reflejos mentales están a un 90% como antes de la enfermedad. Nos dan una nueva revisión ¡¡para finales de septiembre!! De revisiones quincenales a revisiones cada 16 semanas.
29 SEPTIEMBRE 2015: Tras la resonancia magnética y TAC pertinentes se observa que ¡¡las lesiones han cicatrizado!! y los doctores comentan que cabe la posibilidad de que se cure totalmente, los mismos que lo desahuciaban 11 meses antes. La lesión cerebral es a día de hoy una cicatriz y la pulmonar también.
Hasta diciembre 2015 mantendremos el mismo tratamiento. A partir de enero tomará lo mismo pero con dosis menores.
Estos son los hechos detallados cronológicamente del caso de nuestro padre. Estamos convencidos de que se han sumado varios factores: Amor, genética, intervención de la medicina tradicional y la dieta + los consejos de Dolça Revolució y su excelente equipo.
También estamos seguros que se podrían reducir sufrimientos, gastos y malos momentos si poseyéramos la información que ustedes proporcionan y que es eclipsada por el sistema médico-capitalista. Es por esto que queremos hacer este testimonio y hacer el desierto menos grande con nuestras predicaciones.
El día 30 de enero de 2015 le hicieron una resonancia a mi hija de dos años, Paula, para descartar que tuviera nada en el cerebro. Nos derivó el oftalmólogo ya que desde muy pequeña ha tenido nistagmus y problemas de visión. Vieron que sí, Paula tiene un tumor en la cabeza en forma de flor y del tamaño de un tomate...
Empezamos tratamiento con quimio en el Parc Taulí de Sabadell con una duración de dos años y medio... No nos quedamos sólo con la quimio y empezamos a investigar otras maneras para ayudar a nuestra hija.
La primera persona que nos informa de otras terapias es la homeópata. La visitamos desde hace casi un año, pues no somos muy partidarios de vacunas y medicina convencional. Ella nos habla de D. Pàmies, alimentación bio y otros.
Paralelamente tenemos la gran suerte de conocer a Jose, nuestro chaman, que nos habla también de las emociones, de la conciencia, la constancia y del amor. Ya sabemos que nuestra niña no nos dejará pero no deja de ser una agonía verla que tan pequeña tenga que sufrir...
Visitamos las instalaciones del Sr. Pàmies, vemos vídeos en los que se habla de las plantas como método de curación efectivo, todo ello nos empieza a interesar mucho. Empezamos a darle a Paula infusiones de Ortiga + Caléndula + Milenrama, Artemisa annua, Kalanchoe, Aloe vera y unas gotitas de aceite de Cannabis.
Preparamos un licuado con los siguientes ingredientes:
- Infusión de media cucharada de café de Artemisa annua + media cuchara de una mezcla de Ortiga + Caléndula + Milenrama. La cantidad de agua es de un litro.
- 9 gotitas de aceite.
- 5 gramos de Kalanchoe.
- Cada 15 días añadimos un poco de Aloe vera (el tamaño de un dedo pequeño).
Todos estos ingredientes los pasamos por la batidora y lo que hago es incorporar este líquido resultante (unos tres sorbitos) en un vaso de bebida de avena con colacao (BIO - lógicamente) Le encanta... Le doy esta bebida cada día por la mañana, junto con la homeopatía que son dos bolitas de phosforus 30 por la mañana en ayunas.
Aparte, de vez en cuando, le pongo un casco de una infusión a base de Cola de caballo. Durante el tratamiento, que son 3 unes seguidos y descansamos 3 semanas, durante las 3 semanas de tratamiento en las duchas le pongo un poco de agua de mar para limpiar, directamente cogida del mar. Lo más importante es que intentamos que esté siempre contenta y feliz, aunque es una niña muy agradable para todos. Cambiamos, en la medida de lo posible, nuestra alimentación a una más sana.
Jose nos visita cada tres / cuatro semanas, le hace imposiciones de manos y, desde el principio, también le estoy dando a Paula un jarabe recetado por él con lo siguiente: 1 bote de 500 de miel, 3 hojas de Aloe Vera, 1 limón exprimido, un poco de canela y 3 chupitos de whisky. Revuelto todo ello, le doy una cucharilla de postre 3 veces al día, 1 antes de cada comida.
Desde que empezamos todo esto, Paula no ha tenido ni una recaída, está muy fuerte, pesa más de lo que pesaba cuando empezamos el tratamiento de quimio, es decir, no ha perdido ni un gramo, no ha perdido el apetito, salta, baila y ríe normalmente. Es una niña muy divertida y animada, le encanta bailar. Sólo se pone malita la noche que le dan la quimio y unos días después está un poco malhumorada, pero ya está, nadie por la calle diría que está con tratamiento de quimio y las analíticas que le van haciendo cada dos por tres son de una niña que no parece que esté haciendo quimio.
Me da mucha rabia ver en el hospital de día cuántos niños lo están pasando mal y no conocen la mitad de lo que conocemos nosotros, que no es nada de lo que existe...
Quiero que mi niña se cure, no puedo imaginarme estar así durante dos años y medio que dura el tratamiento porque, aunque ella no esté muy mal, a mí me duele el alma sólo ver que la noche de la quimio vomita y no descansa... Yo y mi pareja vamos a todas, no dejaremos que Paula caiga y seguimos con fuerza todo lo que vemos que le puede ir bien, siempre bajo información y productos naturales que sabemos que sólo le harán bien.
Aparte de todo esto la visita el cardiólogo, el oftalmólogo, el otorrino, el dermatólogo... está bien de todo... ni una llaga, no le ha caído ni el cabello... Estamos muy contentos.
En julio le hicieron una resonancia a Paula y el tumor había reducido en casi un 20% por todo su alrededor, lo que la oncóloga nos dijo que no había visto nunca en un tumor de las características del de Paula, que redujera tanto y en tan poco tiempo.
La próxima resonancia será en febrero. Sería mucho pedir que hubiera desaparecido del todo pero me conformo con otro 20% más!!
Mi madre tiene 76 años (2013) y padecía una leucemia. Desde hace 4 años aproximadamente se realiza análisis para ver el estado de los leucocitos, pero en marzo de 2012 en uno de estos análisis le dicen que están altos y que en ese instante ha de conectarse a los sueros. Yo la acompañaba y dije: ¿los sueros, eso que es?, en pocos minutos ya lo supe cuando estaba sentada en un sillón recibiendo la quimioterapia. El tratamiento recomendado eran 4 sesiones de quimio (una al mes).
Sabía de los efectos secundarios de la quimioterapia y me propuse ayudar a mi madre. Siempre desde su elección. Me desapegué de su historia y mi relación fue de darle amor e información de que existen alternativas de curación. Hace tiempo que escuché a Josep Pàmies en internet y me resultó muy inspirador para ayudar a mi madre. Siempre he creído en los beneficios de las plantas.
Enseguida comenzó con una dieta alcalina, o prácticamente alcalina, de una forma progresiva. Le ayudé con nuevas recetas. También hacía más ejercicio con los paseos. En pocas semanas también se volvió más positiva y a valorar más la vida, así como la abundancia que tenemos.
En el segundo análisis de sangre de abril 2012 los leucocitos volvieron a unos valores aceptables pero decidió recibir 2 sesiones más de quimio. Al bajar los leucocitos prefirió no tomar de momento las plantas específicas para el cáncer que recomendaba Josep.
Como esperábamos, los efectos secundarios de la quimio llegaron y sufrió una gran trombosis, con riesgo de perder la vida. Fue entonces cuando recurrí al libro de María Treben que me envió Josep: La salud de la botica del señor. El tratamiento para la trombosis fue el siguiente:
- Cada mañana se aplicaba unas vendas o gasas empapadas en las hierbas suecas durante 4 horas aproximadamente. Bien fijadas a las piernas podía moverse con normalidad. Al quitarse estas vendas se echaba una pomada de maravilla o caléndula (al principio la elaboraba yo pero después se adquirió en herbolario).
- Se tomaba al menos 2 vasos al día de infusión de llantén (siempre con limón para ayudar a su dieta alcalina)
Los efectos positivos pudieron verse a los 15 días, pero actualmente sigue con el tratamiento aunque sus piernas están muy bien. En alguna ocasión se hinchan un poquito, pero están desapareciendo hasta las cicatrices de la trombosis y sus tobillos ya no están hinchados. Actualmente sigue tomando la infusión de llantén y las vendas de hierbas suecas, con la pomada de caléndula.
Por lo que respecta a la leucemia, los análisis de leucocitos están en valores normales y ahora no tiene tratamiento médico, tan solo revisiones cada 6 meses. Por tanto la leucemia se podría decir que está curada. Está siguiendo una alimentación alcalina y hace ejercicio.
Quisiera recalcar algunos aspectos que he vivenciado con esta experiencia:
- La enfermedad de mi madre ha sido un aprendizaje para ella, fue ella quién tomó sus decisiones.
- Los familiares y amigos debemos comprender que es bueno desapegarnos de la enfermedad y ayudarles dando amor, así como información para que elijan. Aquí es importante no imponer nada, buscar la forma de que la información llegue sencilla y comprensible.
Tengo 76 años (2014) y un problema de próstata. La oncóloga que me atendió a finales de julio 2014 me había dicho que irremediablemente al cabo de un mes necesitaría radio y quimioterapia sin remisión. El ph, con la tira reactiva, me marcaba 5.
En una visita a la Dolça me aconsejaron el kalanchoe, la dieta alcalina y la bebida de la mezcla de agua de mar + agua normal + zumo de limón + bicarbonato; además de la infusión de estevia, mezcla de hierbas para la próstata y hoja de kalanchoe.
Estuve tomando Kalanchoe dos veces al día, el tamaño de un carnet de identidad cada vez. En mi alimentación introduje el pan integral, elimine las carnes rojas, etc., o sea lo normal para una alimentación sana. El agua de mar hace unos dos años que la tomo, medio vaso normal al día y en ayunas. En cuanto a la infusión, la tomo durante el almuerzo y alguna vez más al día. La compongo de un vaso de agua de mar, cuatro vasos de agua normal, el zumo de dos limones y una cucharadita de bicarbonato. También tomo una infusión de un par de hojas de kalanchoe, una cucharada de las hierbas para la próstata y una cucharadita de estevia. Me reviso el PH con las barritas reactivas, sumergiendo una en la orina. He pasado de 5 a 7.
A finales de julio 2014 la oncóloga, que también es homeópata, se extrañó de que mi estado había cambiado y me mandó solo diez sesiones de radio. Le dije que había tomado kalanchoe y en voz baja me dijo que lo siguiera tomando y me citó para el 20 de octubre de 2014. Ese día me confirmó que el psa se había normalizado casi totalmente y me volvió a citar para dentro de tres meses. Le indiqué que continuaba con el kalanchoe y me dijo que siguiera, que entre eso y la radio estaba todo casi normalizado. La tira reactiva para el pH me marca ahora entre 6 y 6,5.
Este es mi estado y mi historia.
Hace poco más de 3 años empecé a tomar la planta insulina (Cissus verticillata - Cissus sycioides) para tratar mi diabetes. Preparaba la infusión de esta planta con hojas frescas, de 3 a 4 hojas medianas o 2 hojas grandes en 1.5 litros de agua previamente hervida y ligeramente reposada, después de retirada del fuego. Esta infusión la tomaba varias veces al día, hasta terminar con el volumen preparado cada día. Lo repetí con cierta regularidad durante tres meses.
En el último análisis, 4 meses antes de empezar con las infusiones, se registraba 1.41 de glucosa. No me hice otro análisis al dejar de tomar las infusiones con regularidad porque me sentía tan bien que no lo creí necesario. Supuse que el poderoso lavado de riñones que produce la toma de la infusión me habría regularizado los niveles de glucosa en mi sangre.
Durante ese tiempo me habían detectado un mini tumor prostático. Tenía mucha dificultad para retener la orina y cuando me disponía a orinar lo hacía muy lento y con algún dolor en la uretra. Todas estas molestias desaparecieron por completo después de la toma de la infusión, creo que también desapareció el tumorcito. Tanto al empezar los estudios sobre el tumor, como después de la biopsia que me hicieron para determinar su naturaleza, me hicieron los correspondientes análisis de sangre. En el primero se encontró 1.1 de glucosa y en el segundo tan sólo 0.98.
Sigo tomando la infusión, aunque no con la regularidad que la tomaba al principio. Me siento muy bien y no he vuelto al médico hasta el momento. He cumplido mis "primeros" 80 años, cómo y duermo bien y sigo trabajando brindando asistencia técnica a pequeños productores agro-ganaderos en la Provincia del Chaco (Argentina).
A mi novia Tebogo (se lee Tebujo) le diagnosticaron cáncer en el estómago y en los ovarios. Los doctores querían extirpar a través de una operación, pero no podían hacerlo, ya que tiene, o mejor dicho tenía (gracias a Dios se ha recuperado), una dolencia en el corazón que hacía imposible la operación debido a la alta probabilidad de morir durante la cirugía. Los doctores le administraron un medicamento para tratar su problema cardíaco, pero nada de tratamiento para el cáncer, sólo analgésicos.
La noticia me sentó como si me hubieran dado una paliza. Me dejó destrozado, pero soy muy positivo e inmediatamente me puse a investigar en internet, porque ya tenía previo conocimiento de varias formas de curar el cáncer.
En las primeras dos semanas después del diagnóstico comenzó a empeorar, con frecuentes dolores agudos e imposibilidad de aguantar la comida en el estómago, ya que la vomitaba.
Tebogo comía muy mal: hamburguesas y comida basura y tenía sobrepeso; no demasiado, pero sí lo suficiente como para haberla hecho enfermar. Tenía una cierta resistencia a cambiar de hábito alimentario. A raíz de los vómitos y empeoramiento comenzó a tomar un batido diario de una remolacha, una manzana y una zanahoria. Comenzó a tomar una cucharada sopera de miel orgánica, mezclada con una cucharilla de canela, que tomaba con el estómago en ayunas tres veces al día. Dejó todo alimento procesado o cocinado salvo té sin azúcar, ya que el sabor de la estevia no le gusta.
En la primera semana desaparecieron los vómitos, los dolores continuaban pero solo a la hora de ir a orinar. Con altibajos estuve testando esto durante casi dos meses, ya que quedó en un proceso de estancamiento en el que los dolores continuaban y se iban haciendo más agudos pero a un ritmo mas lento que al principio.
Entretanto descubrí que en una universidad americana habían testado con éxito en ratones una solución al cáncer de ovarios: el jengibre. A partir de ahí, y en los tres meses siguientes, suspendí la miel con la canela y cambié la remolacha por gazpacho o batidos de frutas en los que siempre ponía un trozo de jengibre combinado con té de jengibre. Además tomaba pescado hervido, huevo hervido y vegetales fritos con arroz.
Al quinto mes del diagnóstico de cáncer se hizo unos test que incluían escáner y tomografía computerizada y análisis químicos. Los test dieron negativo en dos hospitales diferentes y confirmaron el diagnóstico de que se había curado del cáncer. Sin embargo le quedaba algún quiste en los ovarios.
Ahora estamos tratando estos quistes, pero el cáncer en el estómago está curado.
A finales de julio de 2014 nos detectan un tumor y digo "nos" porque esto ataca a toda la familia en donde entra. A mi hija de 7 años le diagnostican un glioma difuso de tronco de encéfalo. El planteamiento de nuestra medicina “tradicional” es: quimioterapia, más radioterapia y tratamiento paliativo cuando proceda, pues el tumor es intocable, inoperable. Ahí es nada...
Se inicia así un proceso de recibir y buscar toda la información. Un buen día, sobre la segunda semana de agosto, encontramos las dietas alcalinizantes a través de un vídeo colgado en internet del Dr. Alberto Martí Bosch. Iniciamos consultas sobre este tema a un buen amigo y comenzamos a introducirla junto a complementos nutricionales. Fran Serrano nos pone en el buen camino y lo estamos comprobando día a día. Un pequeño resumen de lo que nos enseñó es: Dieta casi al 100 % vegetariana y buena ingesta de fruta. Azúcar, leche y derivados y sal son “veneno”. Y también complementos nutricionales para aumentar sistema inmunitario.
Sobre finales de septiembre, primeros de octubre, realizamos una consulta sobre una planta en la asociación Dulce Revolución de las plantas medicinales. Nos preguntan sobre nuestro caso y directamente nos remiten a Tania de Madrid. De este modo Tania, de “Curarte en Verde”, entra en nuestras vidas. Nos pone en orden lo ya iniciado de dieta y complementos y las formas de combinarlo.
A partir de primeros de octubre, el tratamiento homeopático y los suplementos, junto con una estricta dieta alcalinizante, fueron los siguientes:
NOTA 1: 7 y 8, alternos entre ellos cada 3 horas y distanciados de las comidas y de otros suplementos y/o medicación 30 minutos.
NOTA 2: 11 y 12 NO administrar junto a quimioterapia. Aprovechar períodos de descanso y reintroducirla a los 3 días de iniciar el descanso.
Modo de administrar los comprimidos
Para la evolución me centraré en LAS PLAQUETAS ya que es uno de los datos que primero se valoran:
A día de hoy, y a pesar de la “tralla” que lleva metida, mi hija está realizando una vida normal, salvo que ha cambiado su dieta y añadido sus complementos junto a los seguimientos de los protocolos de sus facultativas, manteniendo así su sistema inmune “a tope” y las famosas plaquetas en niveles más que óptimos, al igual que el resto de los parámetros de las analíticas.
La ciencia de la nutrición se divide en dos: la convencional y la ortomolecular. Los dietistas o nutricionistas tradicionales consideran que las vitaminas se necesitan en pequeñas cantidades. Los ortomoleculares indican que se precisan dosis altas para lograr una salud óptima, que la nutrición es un factor fundamental para una buena salud y que no debe ser secundario de las intervenciones basadas sólo en los fármacos o la cirugía.
Aun así, y para quien proceda, la poderosa presión de los gigantes farmacéuticos, junto con el conservadurismo de médicos y científicos, pueden hacer que permanezcamos en gran medida sin examinar los grandes beneficios de una adecuada combinación de lo indicado. Y todo por no tener o no querer tener una imagen y mente más abierta.
Por cierto, soy personal sanitario.
Diciembre 2014
El 27 de febrero de 2013 me detectaron un cáncer en estado 4 (el máximo) con un tumor en el colon y 4 metástasis en el hígado. A mi pregunta sobre qué podía hacer me indicaron: "rezar". Dos semanas después, el 13 de marzo, me operaron para extirpar el tumor en el colon. Un mes después empecé la quimioterapia (10 sesiones) con previsión de operación en octubre 2013 para una ablación de una parte hígado donde estaban las metástasis.
No lo acepté y empecé a estudiar las posibilidades naturales y decidí utilizar las máximas posibles. Me convertí en crudivegano, eliminé harinas blancas, leche, azúcar y sal. Consumo proteínas vegetales y sigo dieta alcalina. Visité varios doctores de medicina natural (uno de ellos sobre la nueva medicina germánica del Doctor Hamer), visité una clínica antroposófica de medicina integrativa en Sant Cugat y empecé a utilizar el muérdago intramuscular (más tarde intravenosa). Consumo cada día graviola, uña de gato, aloe vera, bicarbonato con limón, cúrcuma con pimienta, mangostán, ganoderma, clorella, 3 X 1500mg de vitamina C , shitake y tomo agua de mar y estevia. También visité a un vidente en Brasil y leí libros como el de la Doctora Odile Fernández, la enzima prodigiosa, visualización, sobre el PH, etc. Realicé baños calientes, con y sin sal de mar, realicé la Reconexión con Sanergia, sesiones de Reiki, meditaciones, acupuntura y ozonoterapia. Después de visitar los invernaderos de Josep Pamies, asistir a la sesión del sábado (septiembre 2013) y hablar con un chamán de Perú que trabajaba allí, empecé a consumir el kalanchoe en todas las comidas y tomar tisanas como la mezcla de hierbas para el cáncer, el cardo mariano, etc.
En octubre 2013, 5 días antes de la operación para extirpar las metástasis, renuncié a la intervención para seguir mejorando de forma natural. A pesar de que mi mejora fue espectacular y las metástasis habían disminuido mucho, el riesgo de muerte seguía siendo importante. En noviembre 2013 acepté la operación con ablación del 40 % del hígado y después me administraron 5 sesiones de quimioterapia (1 menos de las previstas y ya sin ningún efecto secundario).
En junio de 2014 el resultado del último TAC fue: Libre de enfermedad, resultado que se ha repetido en octubre 2014.
¡Qué felicidad!
Tengo que decir que ojalá hubiera realizado el test recomendado después de los 50 años para detectar tumores en el colon a través de la heces. Toda persona debe hacerlo. Cuánto dolor me hubiera ahorrado a mí y a los míos. No lo olviden.
Mi padre es una persona de 65 años (2014) al cual le diagnosticaron un cáncer de próstata en febrero de 2014. En principio nos dijeron que tenía un tamaño de un 10%, que relativamente es poco. Le dieron radioterapia durante 1 mes y medio con sesiones de 10 min, aproximadamente. Esto fue entre julio y agosto de 2014.
En este tiempo me estuve informando sobre remedios naturales con plantas medicinales y di con Tania, una persona dedicada a este tema. Un día quede con ella y me comentó que con una planta llamada epilobium parviflorum podía ayudar a que el cáncer se redujese. Así mismo me habló de la propiedades alcalinizantes de la estevia, señalándome que era la forma más saludable de endulzar la infusión. Tania me explicó como hacer las infusiones: poner al fuego un vaso de agua y cuando empieza a hervir retirar del fuego y añadir una cucharada de postre de epilobium y otra de estevia. Dejarlo reposar durante 5/10 min. Me dijo que debía tomarse una infusión en ayunas, otra media hora antes de la comida y la última media hora antes de cenar. Debía hacerse novenas, es decir, tomarse estas infusiones 9 días y descansar otros nueve.
Se lo comenté a mi padre esperando un rotundo NO como respuesta, pero cuál fue mi sorpresa que mi padre puso mucho interés y aceptó a tomar esta infusión. Mi padre es una persona muy perseverante y os tengo que confesar que se tomó las infusiones a raja tabla sin fallar un solo día. Las infusiones de epilobio se las empezó a tomar aproximadamente al mismo tiempo que cuando empezó la radioterapia, más o menos el 10 de julio de 2014. El resultado fue que al hacerse el mes de noviembre de 2014 los análisis del antígeno prostático específico para ver los valores tumorales (PSA) su valor fue 2,8 y en febrero del mismo año, cuando se los hicieron por primera vez, tenía unos valores de 6.8. Aún sigue tomándose las infusiones y aunque mi padre diga que esta bajada del PSA se debe en gran medida a la radioterapia yo creo que las infusiones tuvieron mucho que ver.
En enero del 2009 diagnosticaron a mi marido un cáncer bucal. El maxilofacial que nos atendió la única solución que nos daba era la extirpación quirúrgica de media mandíbula, además de las sesiones de quimio y radio habituales en sus protocolos. Le pregunté si con eso tendría posibilidades de supervivencia y me dijo que no, que eso no aseguraba nada.
En vista del panorama, nos fuimos sin concretar ningún tratamiento. Como soy habitual de la revista DSalud, por medio de ellos contacté con un médico homeópata en San Quirze del Vallés. Allí después de examinarle y ver las pruebas que le habían hecho le recetó una serie de complementos alternativos como uña de gato, cúrcuma, brócoli, etc... además siguió la dieta de la Dra. Budwig, tomó Renovén, etc... pero el cáncer siguió avanzando. En julio de ese mismo año se había extendido por toda la mandíbula inferior. Pensando que quizás me había precipitado al negarme al tratamiento convencional, fuimos a Granada, para que le vieran los especialistas de allí. La recomendación de ellos fue la extirpación completa de la mandíbula, un trozo de lengua y los ganglios linfáticos. Además me culpabilizaron totalmente por la evolución que había tenido el cáncer (aunque en uno de los informes que leí después, ellos mismos estaban sorprendidos de que no hubiera avanzado todavía más).
Con esas perspectivas y viendo la calidad de vida que le iba a quedar en el futuro, al llegar a casa decidimos pedir uno de los productos que nos faltó por probar del médico homeópata: UKRAIN, producto semisintético hecho con Celidonia Mayor como principal componente. Como el mismo era para nuestra economía un poco caro, lo habíamos dejado como última alternativa. Además, yo por mi cuenta empecé a investigar y pedí en una clínica de Canadá BIO-BRAN, específico para las defensas, que está hecho a base de salvado de arroz. Ahora ya se puede conseguir aquí en España.
En septiembre, y por medio de un ATS, le empezamos a inyectar Ukrain, 20 dosis. El médico nos recomendó 2 sesiones de 20 dosis cada una, pero nuestro presupuesto no daba para más.
En enero de 2010 volvimos a la consulta del maxilofacial. El cáncer había desaparecido totalmente. Si esto le sorprendió, lo ignoró en absoluto, porque no se interesó por nuestros medios alternativos para curarlo. Hasta ahora, no ha vuelto a tener recaídas del cáncer en ningún órgano.
Tengo que decir también que además de aquello en 2010 tuvo un infarto cerebral que le dejó medio cuerpo "casi” paralizado, pero a pesar de ello, consiguió superarlo. Ahora anda con dificultad, tiene insuficiencia cardiaca, insuficiencia renal, es hipertenso y tiene arterioesclerosis, la cual le ha producido un aneurisma de aorta de 4,5 cm.
A pesar de todo esto, el único medicamento que toma son las pastillas para dormir, ya que todavía no he dado con nada alternativo para que duerma.
Toma extracto de alcachofa, para el colesterol. Ajo y olivo para la tensión y la circulación y ahora para la tos le he comprado un jarabe de Llantén.
Sé que ahora el creador de Ukrain, el Dr.Nowicky, ha tenido problemas legales (normal cuando hay de por medio un producto que elimina las células cancerígenas sin afectar a las sanas y no está en manos de las farmacéuticas). A pesar de que hay una carta de este médico en la que en el año 2009, creo, escribió a la directora de la OMS, ofreciéndolo como medio para curar el cáncer. Decía que nunca había recibido contestación.
Septiembre 2014
Vimos por la televisión al Sr. Josep que hablaba de una planta que se llamaba Kalanchoe con propiedades anticancerígenas y nos fuimos un día de Madrid a Lleida, para ver si le encontrábamos. Le encontramos y compramos 6 plantitas y me dieron hojitas grandes para empezar a comer, al mismo tiempo empecé con una quimio muy agresiva ya que el cáncer era también muy agresivo y corría mucho.
La semana pasada me hicieron un TAC y hoy 5 meses después me han dado los resultados del tac, en los cuales no figuraba nada: el pecho izquierdo (donde tenía el tumor) está igual que el otro, nada en mediastino, nada en ovarios, nada en ningún sitio, solo se ve en una vértebra una cicatriz que dice el oncólogo que esa cicatriz tarda en quitarse. El oncólogo no se lo creía, me va a dar 2 sesiones de quimio más para asegurar y luego tratamiento hormonal con pastillas, ya que dice que la enfermedad esta latente, pero no ha visto nada.
Quiero que se ponga este testimonio ya que confío plenamente en la acción del Kalanchoe y a mí cuando me lo diagnosticaron me sirvió de mucho los testimonios que leí.
Para cualquier cosa me tenéis aquí.
Mi suegro sufre hace años un problema hepático a raíz de una infección en su juventud. De hecho tiene un carcinoma en el hígado y le han quitado unos pólipos en la vejiga para lo cual le están dando quimio. En su día también le dieron quimio para las manchas del hígado y cada 15 días necesitaba una transfusión de la sangre. Empezamos en junio 2011 a tomar la planta kalanchoe para el hígado.
En aquellas semanas de mayo y junio estaba tan débil que le era difícil moverse. Incluso regar nuestro jardín ya era un suplicio, muy a su pesar, pues en cierto modo esta actividad, ver crecer las plantas, flores y verduras le daba vida.
Empezamos en aquellos tiempos comiendo la kalanchoe con el estómago vacío en cantidad del tamaño de una tarjeta de crédito. El nivel de glóbulos rojos estaba entre los 6 y 6,5 millones. A los 15 días de la transfusión el valor bajaba de nuevo a los mismos niveles entre 6 y 6,5.
Adicionalmente a la Kalanchoe tomaba infusiones de alcachofera, cardo mariano y otros. Debido a las diarreas que le producía, combinado con la alimentación de verduras, las cambiamos por unas pastillas concentradas de estas mismas plantas que compré en un herbolario.
En el transcurso de la terapia con la kalanchoe cambió su alimentación a un equilibrio de 80 – 20 de alcalino y ácido. Es, sin lugar a dudas, una de la pautas más importantes para que aumente la eficacia de las plantas. No es fácil cambiar por completo la alimentación de una persona mayor, pero él está en ello y en parte lo hace como es debido. De hecho es muy consecuente en lo que se refiere a la toma diaria de la planta y de la pastilla.
A día de hoy (octubre 2011) es otra persona. Sus niveles de glóbulos rojos estan en 10,3 y no ha recibido una transfusión de sangre desde hace más de un mes. Hace unas dos semanas hemos iniciado una pausa en la toma de kalanchoe de exactamente 3 semanas. Dicha pausa termina el día 13/11/11. Durante este tiempo hemos sustituido la kalanchoe por el consumo de aloe vera, tres veces al día, y pastillas de graviola.
Está regando nuestro jardín, se da largos paseos y ha realizado hasta viajes dentro de España. Hasta se está planteando un viaje a la India. Ya es otra persona y se encuentra formidable.
En resumen podemos definir los pilares más importantes de su mejora de salud:
1) Kalanchoe en crudo para el hígado cada mañana antes de comer.
2) Pastillas de plantas protectoras del hígado.
3) Alimentación alcalina con la intención de reducir el porcentaje ácido de la alimentación.
4) Actividad física.
5) Predisposición mental positiva hacia las plantas.
6) Disciplina en su tratamiento.
A mi madre le diagnosticaron en julio del año 2010 un glioma al quiasma óptico (un tumor cerebral). Nos dijeron que no había ningún tratamiento a hacer, ni operar, ni quimioterapia, ni radioterapia. Nos enviaron a casa a morir, nos dieron de máximo un año de vida, con un pronóstico del año horroroso. A mi pregunta de si podíamos hacer algo, algún tratamiento alternativo, el médico fue tajante: nada, no hay nada que hacer.
Por suerte no me lo creí. El día siguiente de la noticia pedimos el alta voluntaria del hospital y subiendo hacia casa (somos del Pallars Sobirà) pasé a recoger la planta Kalanchoe y buenos consejos de los profesionales que me la vendieron. Durante este año hemos hecho muchas cosas alternativas: fitoterapia, hidroterapia, masajes, homeopatía, medicación ortomolecular, imposición de manos, visualizaciones por parte de toda la familia...
El tratamiento ha sido y es complicado. Nuestro director de orquesta y médico de referencia es un oncólogo naturista. Mi madre ha estado tomando media hoja de Kalanchoe cada día en tandas de 3 meses de toma y 1 de descanso. La toma a la hora de comer, cortada junto con la verdura o la ensalada. En lo referente a las otras plantas, todo es homeopatía y productos con diferente composición. La planta principal que ha tomado por el tumor cerebral en forma de homeopatía es la ruda. Este tratamiento específico para el cáncer es de unos doctores indios (protocolo Banerji). Todo el resto de tratamiento creo que es para limpiar el cuerpo y reforzar el sistema inmunológico.
Mi madre ahora (enero 2012) está fantástica, llena de energía y no ha perdido más visión desde hace un año, cuando empezamos con el tratamiento. De hecho ha mejorado mucho. Los análisis son mucho mejores que antes del diagnóstico.
Estoy agradecida por todo esto y querría compartirlo con quien lo necesitara.
Ánimos y no os dejeis convencer por la prepotencia de algunos médicos que creen tener la única verdad.
Mi abuela tiene cáncer de huesos, no se puede hacer nada, sólo intentar que pase el menor dolor posible. Cada día tiene náuseas por el dolor, ningún medicamento ha funcionado para ello. Hace un año, una compañera me aconsejó flor de tojo (hay mucha aquí, en los montes de Galicia). Creo que se trata de la variedad ulex australis.
La flor de tojo es lo único que hasta ahora ha dado algún resultado. Las cogemos en el monte, las secamos sin luz para que aguanten todo el año y se toman en infusión. No hace falta secarlas para la infusión pero lo hacemos para poder tenerlas todo el año.
En esta época se están acabando pero aún quedan algunas.
Si tienen alguna duda o pregunta no tengo problema en responder.
Me llamo Marta y vivo en Ponferrada, en el Bierzo, y quiero compartir el caso de mi marido. Hace un año (2011) tuvo un cáncer de pulmón, con un tumor de 9 centímetros de extensión y con 5 metástasis en la pleura intercostal. Esta situación hacía inútil la cirugía porque la pleura no se opera. Le dieron quimioterapia muy fuerte. Mientras, yo me documenté cómo lo podía ayudar con plantas y le di hojas de graviola que me las mandaba una conocida desde Brasil. También le di aloe vera y unos batidos con limón, miel y perejil.
A los tres ciclos de quimio, junto con las plantas y los batidos, le hicieron una resonancia y el tumor se había reducido de 9 cm a 0,5 cm. Lo más impresionante es que la metástasis en la pleura se había curado. Ahora está perfectamente. No puedo decir que la quimio no actuase, pero tengo la convicción de que la graviola hizo la curación; es más, la pleura es casi imposible que se cure con quimio y fue espectacular. Los médicos estaban muy sorprendidos.
Los detalles del tratamiento son los siguientes:
La graviola se la tomaba en cápsulas. Le daba una dosis diaria de 1.200mg que es la máxima recomendada, pero es que nuestro caso era muy grave. La dosis mínima es de 600 mg al día. La tomó 3 meses a diario, la primera toma por la mañana en ayunas y la segunda a media tarde, a poder ser con el estómago vacío y media hora antes de comer, así el organismo la absorbe mejor.
Además de la graviola le di aloe vera preparada como sigue: Se seleccionan dos hojas grandes o tres más pequeñas de aloe, se lavan, se les quitan las púas de alrededor y se trituran con la batidora. A este batido se añade medio kilo de miel (mejor que no sea industrial) y 4-5 cucharadas soperas de aguardiente, coñac u otro licor. Este preparado se guarda en un tarro de cristal tapado y en un sitio fresco que no le dé la luz (puede ser en la nevera). Se toma una cuchara sopera en ayunas y una media hora antes de cada comida, hasta finalizar el preparado. Si se quiere repetir hay que descansar diez días antes de volver a tomarlo. Para sucesivas tomas hay que esperar 6 meses. Se puede tomar aunque no se tenga ninguna patología, está muy rica.
En cuanto a los batidos, se los daba cuando no estaba tomando el aloe, pero se puede tomar a la par una con la otra. Se prepara así: Se licua o se bate (yo lo batía) una hoja entera de apio fresco (el tallo y las hojas) junto con 4 ramitas de perejil, medio zumo de limón y 1 cucharada sopera de miel. Este batido se puede tomar en ayunas el tiempo que uno quiera.
He comentado que la graviola me la mandaba una amiga desde Brasil. Aquí no se conoce esta planta y si se pide en la farmacia lo que te dan es extracto de la fruta, que es parecida a la chirimoya blanca. El polvo de las cápsulas es blanco y en las que me mandaba mi amiga del Brasil es verde, del color de la hoja. De hecho lo que cura es una sustancia que se llama acetogenina, que es lo que se usa en la quimio, solo que en estas hojas es natural y no daña a las células sanas, mientras que en la quimio se ataca a las células enfermas y a las sanas. De ahí el gran deterioro físico. Resulta que la mayor concentración de acetoninas está en las hojas de la graviola. En su fruto también hay, pero en mucha menos cantidad. Es muy conveniente tomar graviola con cualquier tratamiento médico que se esté tomando y, por supuesto, con la radio o la quimioterapia. La graviola no tiene ningún efecto secundario, ni ninguna incompatibilidad.
Otra cosa interesante de comentar es que hubo un premio nobel que ya dijo que a la industria farmacéutica no le interesa que sanemos. Y es que en un cuerpo hay dos estados, uno es el ácido y el otro el alcalino y deberíamos tener siempre una alcalinidad alrededor de 7,4 aproximadamente, ya que es el estado ideal para no enfermar. Este premio nobel descubrió que las células cancerígenas solo proliferan en un organismo ácido, no alcalino. Uno mismo puede saber a diario su estado. Hay unas tiras de papel en las farmacias que en contacto con la saliva, y según el color que coge, te dice si estás en estado más alcalino o más ácido. La forma de controlar este estado es a través de la alimentación. Casi siempre se está más ácido que alcalino y la acidez es el terreno de cultivo ideal para las enfermedades.
Un cordial saludo.
En los años 80 hice unas incursiones en supervivencia en el mar, debido a la pérdida de un muy buen amigo que naufragó en el velero con el que estaba participando en una regata.
Comencé tomando agua de mar a sorbitos. Al principio me producía diarrea y otras veces la diluía o solamente la usaba para cocinar: un guiso, sopas, fideos o arroz.
A partir de los noventa, cuando navegaba por el Océano Atlántico en solitario, aprovechaba para beber agua de mar, nunca más de 900 cc por día y no todos los días. También cocinaba con ella casi todos los días.
Más tarde, en el 2001, me anunciaron que iba camino a la tumba. El motivo era un cáncer de próstata. Radiación, quimioterapia y resignación era el supuesto camino.
Como decimos aquí, los mandé al demonio y volví al agua de mar pura. La tomaba cuando nadábamos y un poco a escondidas, porque cuando lo hice este tema no era muy conocido. Al principio comencé respetando el consejo de Alain Bombard de no más de 900 cc por día. La frecuencia era cuando podía, a veces la juntaba en bidones y disponía de cantidad suficiente como para mantener una toma diaria entre 500 cc a un litro.
Van doce años sin problemas, de ningún tipo.
Ahora se está difundiendo mucho el tema de curaciones de todo tipo con agua de mar y lo gracioso es que es muy saludable, da energía, saciedad y con el tiempo resulta agradable.
Hoy en día estoy tomando 500 cc como máximo por día, pura o diluida. No usamos una metodología precisa, es más, diríamos que es a requerimiento de cómo lo pide el cuerpo. Según el deseo de tomar que tenga, a veces son dos vasos al día (500 cc total en el día) otras veces un vaso (250 cc total en el día). Unos días me tomo un vaso por la mañana, antes de la gimnasia, y luego en el trote, la bici o la caminata, otro, o si hay ocasión en el mar, un par de kilómetros en mar abierto. Otra manera de tomarla es mezclándola con agua de grifo (250cc pura y 250 de grifo, o más). Y, por supuesto, continuamos cocinando con ella (en este caso pura).
Otro dato: De niño padecía asma y quedé con alergias constantes, pero ahora diría que quizá también se curaron durante la época en que empecé con el agua de mar. Actualmente no sufro ni un resfriado.
Hace cinco años (2008) mi padre tuvo cáncer de cavum (en la cabeza, se localiza detrás de las fosas nasales) pero no fue operado por su localización. Le fue eliminado con quimioterapia, radioterapia y bioterapia (anticuerpos) con graves efectos secundarios. El cáncer actual es metástasis del primero. Localizado en páncreas, hígado y huesos. Además padece diabetes desde hace unos 15 años. En ocasiones tenía algún episodio de hipoglucemia nocturno muy angustioso y microaccidentes cerebrovasculares. Se inyectaba insulina rápida: 4 unidades por la mañana, 6 antes de comer, 6 antes de cenar y antes de acostarse 5 unidades de insulina lenta.
Escribí a la Dolça Revolució y me informaron sobre la dieta alcalina y algunas otras cosas. Empecé sustituyendo la sacarina que tomaba mi padre por endulzante de estevia en dosificador para el café y aplicándole una dieta alcalina en el mes de febrero. Por entonces sus niveles de glucosa podían variar de 40-50 cuando menos a 250-300 cuando más.
Los efectos empezó a notarlos unos 30 días después de iniciar el tratamiento que comencé en el mes de marzo consistente en:
En el mes de julio, coincidiendo con su visita al endocrino, las mediciones de azúcar en sangre eran entre 140 y 180, La endocrina determinó retirarle toda la insulina de día y sólo dejarle 5 unidades de la lenta por la noche.
Todo el agua que bebe a lo largo del día lleva infusión, que podrá ser como un litro y medio. Hace unos días he decidido aumentar la dosis de preparado para el cáncer, que ha mejorado notablemente. Las diferentes analíticas periódicas, radiografías y resonancias magnéticas han comprobado que las lesiones han reducido su tamaño, han retrocedido y mi padre dice que ya no tiene dolor, antes le dolía muchísimo el abdomen al toser, por ejemplo. La oncóloga no dice nada al respecto, cada vez da menos información y atribuye el mérito a su tratamiento.
Verdaderamente estoy muy indignada con esta actitud de la medicina convencional, me he sentido muy sola en esta lucha, ni siquiera he tenido apoyo familiar. Muchas personas no ven ni entienden la evidencia y todavía creen que 45 minutos de quimio paliativa cada tres semanas ha podido recuperar una metástasis terminal de hígado, páncreas y huesos.
En el futuro tengo intención de sustituir el preparado de hierbas para el cáncer con kalanchoe triturado y estevia en infusión.... pero el tiempo y su salud lo dirá.
La historia de mi amigo (fumador de 2 paquetes/día) empieza en agosto de 2013. Después de días de fiebres nocturnas de hasta 40º, que fueron tratadas con potentes antibióticos, se le declara una disfagia (mucha dificultad para tragar sólidos). A los 10 días y 7 kg menos le hacen un TAC (4/10/13) y detectan varios nódulos sospechosos de 1 cm junto a la aorta, la tráquea y uno en el pulmón izquierdo de 0,7 cm. Para conservar el trabajo, puesto que es extranjero, mi amigo pidió el alta y, sin recetarle ninguna medicación, le programaron otro TAC para dentro de dos meses, "para ver si se hacen más grandes o se quedan igual...", le dijeron.
A partir del 16/10/13 inician el siguiente tratamiento alternativo:
1º- MMS: 3 gotas por la mañana, a mediodía y por la noche, 1/2 hora después de comer. Un total de 9 al día durante 2 meses. Lo tomaba mezclado con un vaso de agua.
2º- Preparado de hierbas para el cáncer: ortiga + calèndula + milenrama + galio (+ estevia para endulzar). Se preparaba 1,5 litros para ir bebiendo durado el día. Se lo llevaba a trabajar.
3º- Kalanchoe: 3 trocitos de hoja, la medida de una tarjeta de crédito, en las tres comidas del día (unos 30gr./día)
4º- Magnesio: como complemento alimentario, 1 cucharada al día en zumos o infusiones.
5º -Dieta alcalina, sin azúcares, sin leches...
6º- Extracto concentrado de Cannabis Indica (tipo Rick Simpson): 5 gotas al día para ir a dormir.
7º -Miel con canela (1:1). Una cucharadita al día salivándola bien. Se hace una mezcla a partes iguales de miel y canela en un potecito de vidrio y se toma como un caramelo, es decir, que no se tiene que tragar enseguida.
El extracto del aceite de cannabis tipo Rick Simpson se hace de la siguiente manera:
1- A 100 gr. de cogollos de cannabis Indica, en un bote grande de vidrio con tapa, se añade 1 litro de alcohol alimentario de 96º y se deja macerar durando varías semanas, mezclándolo de vez en cuando.
2- Se cuela la maceració con filtros de papel (tipo "melitta") y en una olla grande se calienta la mezcla a fuego muy lento durante unas 3 o 4 horas. Es muy importante hacerlo con vitrocerámica y ventilar muy bien porque HAY RIESGO DE EXPLOSIÓN por la acumulación del gas. Se deja que se vaya evaporando el alcohol hasta que el litro inicial se reduce a unos 100 cl. (1/10 parte) o menos. Rick Simpson todavía reduce más la mezcla haciendo evaporar por completo el alcohol, pero es mejor que no quede tan espeso porque es más fácil de dosificar.
3- El aceite resultante se pone en potecitos con dosificadores de goteo (30 cl.). Por cada 100 gr. de cannabis salen unos 3 o 4 potecitos.
Mi amigo durante dos meses tomó 1 potecito entero de aceite (equivale a unos 30 gr. de cogollos) en tomas de 5 o 6 gotas cada noche.
Al segundo día de este tratamiento completo ya pudo ingerir sólidos y a la semana se encontraba muy recuperado, a pesar de no dejar de fumar (redujo a 1/2 paquete al día).
Al cabo de poco más de 2 meses (07/01/14) le hicieron el TAC que tenía programado y en la visita para conocer los resultados (10/01/14), el médico, al abrir las imágenes en el ordenador, exclamó: "me parece que me he equivocado de paciente, aquí no hay nada....anda, pues no, no me he equivocado,no....pero cómo que no hay nada!!". Incluso hizo entrar a dos colegas para que se lo miraran... nada de nada. "¿...y no le has recetado ningun medicamento?", le preguntaba uno al otro. Él no dijo nada de lo que había tomado durante estos dos meses por miedo a perde su derecho a futuros análisis.
Según dice mi amigo, los efectos secundarios de todo lo que ha tomado durante estos dos meses son: dormir como un tronco y despertarse con hambre de lobo. Ha recuperado los 10 kg. que perdió y dice que respira mucho mejor; incluso, me decía entre risas, se le había despertado el deseo sexual. Se tiene que decir que él, en todo momento, creyó que todo aquello que se tomaba le funcionaba.
Es cierto que no tenemos pruebas de que los nódulos fueran malignos, pero creo sinceramente que el hecho de dar una oportunidad a terapias alternativas y cambios de hábitos, le han salvado la vida.
A primeros de diciembre de 2013 me operaron de un cáncer de estómago, dejándome solamente la tercera parte de él. A continuación me programaron siete sesiones de quimio y según el oncólogo, al final habría que dar el correspondiente ciclo de radio. De cincuenta y siete kilos que pesaba, me quede en cuarenta y dos (15 kg. menos). No tenía fuerzas ni para hablar, no comía y no me encontraba nada bien.
En enero 2014, mi hermana me hablo de la guanábana, busque información y comencé a consumirla. Gracias a esta planta encontré a Josep Pàmies hablando de la kalanchoe. Empecé a consumirla combinada con el MMS y estevia.
Después de tres meses tomando la kalanchoe, MMS y llevando dieta alcalina, en la cuarta sesión de quimio en el mes de abril, me hicieron un TAC y el resultado fue contundente (el propio médico no se lo creía). “No existe evidencia alguna de enfermedad oncológica”, llegando a felicitarme y anulándome la sesión de quimio del día siguiente. Aún no me lo creo, a los cuatro meses de mi operación, ya curada, limpia… Veía el momento que me anunciaran que estaba curada, totalmente limpia y, así ha sido, pero sinceramente no pensaba que fuese tan pronto y estoy convencida que ha sido gracias a la cura que he llevado por mi cuenta.
La planta de kalanchoe la tomaba a media mañana, entre 15 a 20 gramos, y la misma cantidad en la tarde-noche. El MMS lo tomaba 5 veces al día: 5 gotas ácido cítrico + 5 gotas clorito de sodio combinadas ambas, incluso el mismo día que tocaba tratamiento de quimio, aunque procuraba tomarlo dos horas antes de ponérmelo. Hasta ahora no he tenido náuseas, vómitos ni diarreas. Siempre he procurado tomarlo, como mínimo, una hora antes y después de las comidas.
En cuanto a la alimentación, desde que comencé con todo el proceso, deje de consumir leche y sus derivados, azúcar, harinas blancas, pescado blanco, carne de vaca, frituras, etc. Sí consumía pan de espelta integral, pastas, macarrones y espaguetis integrales, pescado azul pequeño, muchas ensaladas, jugos licuados de vegetales, verduras, hortalizas y frutas, eso sí, todo de agricultura ecológica, a la plancha y al horno.
En cuanto a la dosis de mantenimiento, la kalanchoe la sigo tomando igual que antes, excepto algún día que me la salto por no encontrarme en casa. Y el MMS lo he reducido a dos tomas diarias: mañana y noche.
Envío mucho ánimo, mucha fuerza y muchas ganas a quien lo necesite que, si se quiere, se puede salir pa'lante.
En la primavera del año 2007 me detectaron un cáncer de próstata y, por razones exclusivamente personales, pospuse la operación hasta el 10/07/2008. En el postoperatorio tuve complicaciones, primero con trombosis en ambas piernas, luego se me instaló la bacteria resistente inter-hospitalaria que extendió mi estancia en el hospital hasta 40 días. Salí muy debilitado, padecía una anemia importante, pero estaba dispuesto a dar lo que dependiera de mi para poder recuperarme en el menor tiempo posible.
En el mes de diciembre ya me encontraba bastante bien y los controles arrojaban total normalidad. Pero a comienzos del año 2010 el resultado del examen del Antígeno Prostático Específico (PSA) no fue satisfactorio, se había disparado. El médico me habló de radiarme pero me indicó que quería ver como se manifestaba en otro examen a los 30 días. En ese momento hice el tratamiento con el aloe (sábila) con miel extraída por el apicultor directamente de la colmena y unas cucharadas de whisky.
La administración de la citada mezcla (una cucharada sopera 15 minutos antes del almuerzo, la merienda y la cena) fue durante 10 días, un descanso de 10 días sin tomarlo y otros 10 días más con tratamiento igual que el anterior. A esas alturas ya tenía coordinado el otro examen, cuyo resultado, para el enorme asombro de mi médico, fue: Determinación en Sangre 0.000 . Desde ese momento hasta ahora, la única variación de los resultados ha sido a partir del 26/04/2011 que en valores de referencia ng/mL (0.000 - 4.000) me da 0.003. La última analítica para el control del PSA ha sido el 10 de diciembre de 2012 y el resultado continua siendo: 0.003.
Desde hace más de una década mi padre se ha estado tratando por un cáncer de próstata. Primero fue operado, después realizó radioterapia y los últimos años ha seguido controles regulares, más tratamiento hormonal. Sin embargo, a finales de 2012 el PSA empezó a subir y en cada revisión las cifras eran mayores. A finales de octubre de 2013 la Dra. le comentó que en las últimas pruebas habían descubierto la existencia de un tumor en unos ganglios abdominales, situados entre la arteria aorta e intestino, y que por la zona donde se encontraba era muy comprometido realizar radioterapia.
Le comunicó que si seguía subiendo el PSA, como hasta entonces, estaría 6 meses con buena calidad de vida y luego según evolución... Después de esta mala noticia empecé a leer sobre terapias alternativas: Aloe vera, Kalanchoe, Dieta alcalina... y también me puse en contacto con Josep Pàmies, que me ofreció sus conocimientos y me trasmitió esperanza.
A finales de diciembre de 2013, además de seguir con el tratamiento hormonal prescrito por la oncóloga, iniciamos lo siguiente:
- DIETA ALCALINA: nada de carnes rojas, nada de leche ni de derivados...
- ALOE VERA: una receta preparada con la hoja entera del aloe vera (la planta ha de tener más de 3 años, es decir ha de ser madura) + miel (lo más pura posible) + licor (de calidad). Las proporciones son: la misma cantidad de aloe vera que de miel, por ejemplo, 300 gr. de aloe vera más 300gr. de miel y una copita de licor. De este jarabe, una vez triturado todo, tomar 3 cucharadas soperas al día: 1 en ayunas y las otras 2 media hora antes de las comidas. Hay que tomarla durante 10 - 14 días y luego descansar 7 días. Esta receta se encuentra con facilidad en internet y se puede consultar con más detenimiento. Se repite durante seis meses, intercalando períodos de toma con el descanso de 7 días.
- INFUSIONES: mezcla para el cáncer dos veces al día y mezcla para vías urinarias (epilobio más estevia) una vez al día.
El 10 de Marzo de 2014 fuimos a la visita con la oncóloga y nos dio buenas noticias: el PSA había bajado de 9,15 a 3,95.
Estos resultados nos han dado esperanza y tiempo. Mi padre, hoy por hoy, se encuentra bien y seguimos con este tratamiento "alternativo" más el tradicional, con la esperanza de que el PSA siga bajando.
Espero que este testimonio pueda ayudar a aquellas personas que se encuentren en una situación similar.
"Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento".
El 3 de mayo de 2013 a mi padre, con 68 años, le diagnostican un adenocarcinoma de colon de 8,6 cm en el colon. La fiebre fue la que le llevó al hospital. El tumor estaba muy inflamado. Le operan el 9 de mayo y encontraron el tumor infectado y que había tocado: páncreas, estómago, intestino (por supuesto) y conductos biliares. Salió del hospital después de un mes y una semana.
El 9 de julio, dos meses después de la operación, comienza la quimioterapia. Durante las semanas de descanso suele subir algún día la fiebre. Durante este período que duró desde el 9 de julio al 16 de octubre tuvo dos ingresos, el primero más largo que el segundo por el mismo motivo: inflamación de intestino por causa de la medicación.
Una persona me habla de la Kalanchoe, yo pongo el nombre en internet y me sale el nombre de Josep Pàmies. El 17 de agosto hago mi primera visita a Pàmies Hortícoles. Compré la planta y me llevé semillas a casa de mis padres (yo vivo en Barcelona y ellos en Tenerife). Allí las planté.
Al mismo tiempo pido hora a un naturópata en La Laguna, pues en el invernadero se me abrió la puerta de la esperanza y esa estaba en el cambio de alimentación. Mis padres visitaron al naturópata el 11 de septiembre por primera vez y comenzaron la aventura, que al principio fue dura, pues no resultó fácil cambiar la alimentación y eliminar por completo, las carnes, los lácteos y el azúcar. En el inicio del cambio se dio el segundo ingreso que también nos hizo dudar si estábamos en el camino correcto, pero con confianza seguimos y gracias a Dios que SEGUIMOS.
A partir del 16 de octubre le pautan otra quimioterapia. A finales de octubre empieza a comer 30 gramos de Kalanchoe diarios triturado en los licuados que le mandó el naturópata junto con toda la medicación de naturopatía: hierro, ácido fólico, algas (espirulina, chlorella, klamath), cobre, vitamina C, kaolin puro, vitamina B6, vitamina B12, bicarbonato…. todo esto en pastillas y gotas, menos el aloe vera que se lo bebía directamente o mezclado con el agua. Al mismo tiempo, obedeciendo las indicaciones de la Dulce revolución se tomaba dos veces al día un triturado de: pimiento rojo, cebolla, ajo, kalanchoe, hoja de diente de león, hoja de escarola, pepino, aceite de oliva y orégano y también dos infusiones al día de alcachofera con diente de león y estevia.
El gel puro de aloe vera le ayudó muchísimo en sus pies y manos, ya que la piel se le fue regenerando muy rápido y no sufrió con la segunda quimio.
Sorprendentemente, desde que salió la segunda vez del hospital (que ya llevaba un mes con el cambio de alimentación y con las orientaciones de Dulce Revolución y naturópata) no volvió a tener ninguna consecuencia de la quimio (ni falta de apetito, ni náuseas, ni diarrea, ni se le volvieron a pelar los pies y manos). De esta quimioterapia recibió 6 sesiones cada 15 días. Su vida se volvió normal y hasta hoy, que 4 meses sin quimio. Desde el día 14 de febrero que recibió el último gotero, ha estado tomando gotas de cardo mariano y desmodium para la limpieza hepática.
Ayer visitó al naturópata (desde el 11 de septiembre lo ha hecho cada 15 días) y éste le dijo que sus órganos internos están regenerando células muy rápido y, después de un prueba que le hizo donde le comprobaba toda esta regeneración, le dijo que ojalá muchas de las personas que llegan a su consulta estuvieran como él.
En estos momentos sigue tomando todo lo anteriormente descrito, con el añadido de una pastilla de magnesio, por supuesto sigue con 30 gr. de Kalanchoe diario.
En abril mis padres viajan desde Tenerife para conocer el lugar donde se inició su nueva vida y donde cambió el rumbo de su historia y el de toda la familia.
Al regresar se hace un TAC y los análisis: TODO ESTÁ MUY BIEN. El TAC es correcto (ya no se visualizan tampoco en el hígado los nódulos que nos dijeron en una revisión de octubre) y la analítica no puede estar mejor. Los marcadores tumorales a 2,6 (deben estar a menos de 5,6).
Sólo tenemos palabras de agradecimiento y de ánimo y fortaleza.
SEGUIMIENTO FEBRERO 2015
Y…..después de un año sin quimio y casi dos sin cáncer puedo decir que mi padre está mejor que nunca. No escribo desde Junio de 2014, a fecha de hoy (14 de febrero 2015) sólo podemos seguir DANDO GRACIAS.
Mi padre sigue con la dieta alcalina, haciendo ejercicio, viajando y ..tomando la kalanchoe con períodos de 15-20 días de descanso. Sigue protegiendo su hígado con alcahofera, diente de león, cardo mariano y desmoden. Desde junio de 2014 ha tenido dos revisiones oncológicas más y muy bien ambas. Tanto análisis como TAC están muy bien y lo mejor es que él se encuentra perfectamente.
Sigue acudiendo al naturópata una vez al mes y éste está contento de su proceso y evolución. En este mes de febrero, al ver la analítica, le dice: “ es la mejor analítica que he visto hoy en todo el día de consultas”.
Seguimos en contacto, por supuesto con el inicio de la historia: DULCE REVOLUCIÓN y , desde nuestra experiencia, como familia, seguimos ayudando y acompañando a otros que hoy comienzan su proceso.
Desde aquí volvemos a dar las gracias a Dios por ponernos en este camino y a Josep Pàmies y su equipo por haberse cruzado en él.
Me diagnosticaron un Linfoma nodular en el bazo hace tres años y me dijeron que este tipo de tumor si no va a más ya es una mejora importante. Llevan controlándome desde hace tres años cada tres meses, y cada vez iba a más. En enero del 2013 se me había disparado y me dijeron que me remitían a Valencia al Hospital General, ya que es allí el único sitio que tratan este tipo de problema.
Un buen día vi un video del Sr. Pamies que hablaba de la kalanchoe y la estevia y empecé a tomar kalanchoe. Sería entre enero-febrero de este año. Tomé la planta tres veces al día, el tamaño de un DNI, durante un mes. Al cabo de ese tiempo tomé infusiones de estevia, como medio litro al día.
El mes de marzo me comentó la doctora que el tumor se había estabilizado obteniendo una ligera mejoría y que ya no me mandaba a Valencia.
El mes de abril volví a tomar kalanchoe y desde entonces tomo durante una semana al mes y luego descanso.
En la revisión de este julio vieron que no solo se había estacionado, si no que había mejorado de consideración. Se asombraron pues parecía imposible ya que no me daban tratamiento. Les comenté que estaba tomando kalanchoe y se lo apuntaron, al igual que en su momento me vieron la imagen de Dios y también les comenté que era muy creyente.
Puedo decir que estoy muy bien, me lo noto por días. Creo que Dios ha puesto al Sr. Pamies para que ayude a mucha gente, igual que ha hecho conmigo.
He utilizado cataplasmas de Kalanchoe dagreimontiana para los cánceres de piel de mi abuelo que tiene 98 años (2013) y, aunque le vuelven a salir, favorece que caigan las ulceraciones y le dejan la piel sana.
La aplicación de las cataplasmas es el punto más complicado. Un especialista del ambulatorio local que le venía a curar una ulceración en el talón dos veces a la semana nos facilitaba unos apósitos especiales. Cuando no hay herida le ponemos la hoja de kalanchoe picada en un mortero, si no, empapamos una gasa con el zumo de la planta y se lo ponemos. Idealmente le sustituimos la cataplasma dos veces a la semana, pero cuando no teníamos suficientes plantas espaciamos el tratamiento, a pesar de que siempre lleva los apósitos puestos.
Con este tratamiento hay que esperar un mes para que caigan, lo que llamamos los “medallones”. Ahora le ponemos unos apósitos que se llaman 'Allevyn adhesive', de 17.5x17.5, que recortamos a medida y le ponemos en las piernas y al pecho, que son los más graves, a pesar de que también tiene en la cara y brazos.
Recuerdo que una vez el especialista se quedó impresionado porque de una semana a otra se notó mucho el cambio. Uno de los apósitos que llevaba en la pierna era enorme, de unos 17x8 cm, casi negro, y había cambiado de color, como si se hubiera reabsorbido.
Las ulceraciones vuelven a aparecer, es como que siempre van saliendo, pero yo diría que tardan más en desarrollarse. En los momentos en que le aplicábamos con más intensidad y frecuencia sí que recuerdo que a temporadas tenía la piel casi del todo sana, el problema es que el tratamiento no es regular (no llegamos a todo...).
Espero que pueda ser útil esta información.
Mi historia empieza en 2007 cuando me detectan un cáncer de piel, llamado carcinoma vasocelular, muy poco agresivo. Me lo trataron con láser y funcionó, pero tuve mucho tiempo una cicatriz feísima que no había manera de quitar.
En el 2009 me operaron de un bulto en la ingle enorme. Creían que era una hernia, pero al analizarlo resultó ser un linfoma, de no Hodking, en estadio tres. No cogía ni la médula espinal, ni los órganos, pero estaba en los ganglios desde las rodillas hasta el cuello. Mi vida apenas cambió, en el sentido de que no me pusieron tratamiento porque era poco agresivo. Me dijeron que si los bultos de los ganglios se hacían grandes o las analíticas trimestrales mostraban problemas, entonces tendrían que tratarme con quimio.
A los 6 meses, más o menos, vi a Josep Pàmies en la tele y contacté con él. Me habló de la planta kalanchoe y de alimentación. Creo que la alimentación también ha sido fundamental en mi curación. A partir de ese momento comí menos carne o ninguna, más pescado, fruta, verdura, eliminé de mi dieta el azúcar y las harinas blancas y durante, más o menos, dos años tomé un trocito de la planta kalanchoe (como de un cm) al día en el puré o en la ensalada, potaje o sopa. También tomaba algo de aloe vera. Me hacía unos preparados con un poco de la planta entera y un poco de miel batida y me tomaba una cucharada antes de cada comida.
Al año y medio de tomar la planta, cuando me palpaban ya no se detectaban los bultitos, incluso los más grandes que estaban en la ingle y en el cuello desaparecieron. Al hacerme otro escáner vieron que simplemente no estaban y, además, las analíticas daban perfectas. A partir de entonces me espaciaron las visitas a 6 meses. También ocurrió que mientras tomaba la planta la cicatriz del carcinoma cerró perfectamente y ya estoy curada.
Mi hematóloga me dijo que nunca había visto algo así, que podía ser que se hubieran equivocado en el diagnóstico, que el linfoma que me quitaron pudiera haber sido era el malo y los otros podían ser alguna infección que tuve en ese momento. Lo cierto es que, conociendo los médicos mi deseo de ser madre, hace un año me dieron “permiso” y en septiembre del año pasado me quedé embarazada y ahora estoy a punto de ser madre.
Pudo ser un diagnóstico erróneo, pero lo cierto es que me empecé a sentir mejor, menos cansada, más activa, incluso bajé un poco de peso, supongo que gracias a la alimentación y ahora me siento estupenda.
Me llamo Irene, tengo 42 años (2015) y hace 10 años me detectaron un cáncer de mama. Tuve que someterme a una mastomización de la mama y después seguir el protocolo de 6 sesiones de quimio, más 4 sesiones de otro tratamiento experimental, acabando con 25 sesiones de radio.
A todo este tratamiento quise ponerle mi medicina alternativa para paliar los efectos secundarios. Por esto empecé a tomar un preparado de ALOE VERA con miel. Lo tomaba en 3 cucharadas durante el día repartidas: 1 cucharada antes de almorzar, comida y cena durante unos 10 días. Luego descansaba durante 15 días y volvía a tomarlo otra vez. Así hasta que terminé el tratamiento de quimio.
El aloe también me servía para la piel, frotando la pulpa del aloe en la zona a tratar tan solo tuve una leve quemadura por la radio que en unos días sanó. Ahora la dosis de mantenimiento es un preparado cada entrada de estación (primavera, verano, otoño e invierno). Aparte del aloe también hago una cura tibetana a base de ajo que se repite cada 5 años. Más abajo detallo el preparado de aloe y la cura a base de ajo.
El resultado de todo esto fue excelente y, hasta la fecha, todas las revisiones han salido bien. También puedo dar el testimonio de mi suegro que le diagnosticaron hace 2 años un tumor en el estómago. En principio se lo iban a extirpar pero empezó a tomar este preparado y en esta última revisión el oncólogo le ha dado la enhorabuena de lo bien que está.
Con este testimonio quiero dejar constancia que tenemos muchísimos remedios naturales en que nos podemos ayudar parar curarnos o por lo menos paliar los efectos secundarios que a veces son peores que la propia enfermedad.
Un saludo.
Preparado de aloe vera: Quitar la piel de una hoja grande de aloe (tiene que tener más de cinco años). Poner en un bol el aloe, un chupito de whisky o similar y 1/2 kg de miel. Batirlo todo junto.
Cura a base de ajo: Se deposita en un vaso de cristal 350gr de ajo triturado junto con 200ml de alcohol de 95º (el de los licores). El bote se cerrará herméticamente y se meterá en la nevera durante 10 días, el día 11 se filtrará todo en un colador muy fino con una gasa. Volver a meter en el mismo vaso el líquido obtenido y meterlo en la nevera otros 2 días más. Al finalizar los dos días el fármaco ya está listo para empezar a tomarlo de la siguiente manera:
Se mezclan las gotas con un poco de leche o agua antes de empezar las comidas siguiendo la siguiente tabla:
Día | Desayuno | Comida | Cena |
1 |
1 |
2 |
3 |
2 |
4 |
5 |
6 |
3 |
7 |
8 |
9 |
4 |
10 |
11 |
12 |
5 |
13 |
14 |
15 |
6 |
16 |
17 |
18 |
7 |
12 |
11 |
10 |
8 |
9 |
8 |
7 |
9 |
6 |
5 |
4 |
10 |
3 |
2 |
1 |
11 |
15 |
25 |
25 |
12 |
25 |
25 |
25 |
Se continuarán tomando 25 gotas tres veces al día hasta terminar el frasco, la terapia no se puede repetir antes de 5 años.
Inmediatamente participa en un ensayo clínico con un medicamento aún no comercializado que se espera que pueda reducir el tamaño del tumor al secar los vasos sanguíneos que todo tumor crea durante su crecimiento. Una vez finalizado el ensayo, que dura 21 días, se somete a una resonancia para comprobar los efectos del medicamento.
El resultado es que el tumor no ha reducido en absoluto, incluso ha crecido un poco más. En abril del mismo año empieza las sesiones de quimioterapia que durarán hasta septiembre. Al mismo tiempo que empieza la quimio también empieza a tomar la planta Kalanchoe daigremontiana (aranto). La dosis es de una hoja de tamaño medio al día, tomada en fresco, cortada fina y mezclada en las ensaladas. Algunos días y debido a los efectos secundarios de la quimio, que entre otros, hacen que el paciente no pueda comer nada, no se toma planta.
En el mes de octubre de 2007 le operan y los resultados no pueden ser mejores si tenemos en cuenta que se trataba de un tumor grande: el tumor ha reducido su tamaño a la mitad, los márgenes del tumor extraído están completamente limpios de células malignas y los ganglios analizados procedentes de la axila no tienen ninguna célula cancerosa.
Actualmente va pasando los controles periódicos y a fecha de hoy todo marcha positivamente.
Hola, soy mujer, vivo en Argentina, tengo 46 años (2014) y he sido fumadora hasta hace un año. En mayo del 2013 en un control de mamografía detectaron un tumor pequeño. Inmediatamente dejé de fumar tabaco y no volví, ni deseo volver a hacerlo.
Me operaron al mes, lo extrajeron y al estudiar unos marcadores dijeron que se trataba de un tumor muy poco agresivo, con baja tasa de crecimiento, no recesivo, de tipo hormonal. De todos modos, por prevención, me trataron con radioterapia, unas 33 sesiones. Bajé muchísimo de peso porque debido al shock emocional no quería comer nada. Me dijeron que era muy bueno que hubiera bajado de peso porque la grasa para este tipo de tumores es caldo de cultivo, pero que tuviera cuidado en debilitarme mucho. Me sugirieron la toma de por vida de un químico llamado tamoxifeno, pero luego de analizarlo mucho, charlarlo con mi oncóloga y con mi familia resolví no tomarlo porque me generaba mucha desconfianza.
He estado tomando kalanchoe desde octubre hasta marzo de este año. La tomaba un mes y descansaba 15 días, o tomaba dos meses seguidos, descansaba una semana y así... fui muy visceral con la toma del kalanchoe, en el sentido que si en medio de un descanso sentía necesidad de consumirlo lo hacía, quizá durante una semana y luego descansaba. El kalanchoe lo tomé picado pequeño con jugo de naranja por las mañanas. Cuando las plantas eran pequeñas comía dos o tres hojitas, cuando ya estuvieron más grandes tomaba los 30 grs diarios. Ahora la última vez que lo tomé fue para otoño durante un mes.
Luego de varios controles, con excelentes resultados, me han sugerido que lo tome en otoño y en primavera, y así lo haré. Tenemos en casa dos variedades: el kalanchoe pinnatta y el daigramontiana, éste último es el que mas consumí.
En los últimos controles por mamografía y ecografía mamaria correspondientes al año de la operación, unos quistes que estaban en mis mamas desde mis 20 años y hasta este último control, habían desaparecido por completo, no quedó ni rastro de ellos!
Desde la operación también hago sesiones de acupuntura por pulsos y he tomado varias tinturas, como la tintura de equinacea y también de graviola. También hicimos un set depurativo de la sangre con tintura de caléndula, milenrama y ortiga. Tomaba unas 20 gotas diarias de cada una. Quería tomarlas hasta terminar pero me comentaron que no era necesario para el estado de salud buena que tengo, así que las dejé y luego de un descanso las volví a tomar y aún no las he terminado.
En el principio no quería comer nada porque me parecía que todo estaba envenenado, pero luego fui logrando un equilibrio y en la actualidad estoy tendiendo a una alimentación sana, pero si alguna vez me invitan a un asado o a tomar un helado o solo hay pizza en casa de amigos como y bebo sin remordimientos. Estoy leyendo un libro sobre alimentación y grupo sanguíneo muy interesante y he encontrado allí algunas respuestas y he podido comprender después de mucho leer teorías y opiniones y estudios varios, que la conexión con el cuerpo, aprender a escucharlo, es muy importante.
Los controles eran antes cada dos meses y ahora son cada 4. En la actualidad tomo graviola y cuando la termine descansaré y volveré a la equinacea que es mi planta favorita. El kalanchoe lo volveré a tomar en primavera y estoy cultivando plantas para ayudar a quien pueda necesitarla. También trabajé y trabajo muy duro en terapia psicológica y hemos resuelto con mi familia un cambio tajante y rotundo de ritmo de vida, de vuelta a las raíces, al contacto con la tierra y con el ser, además de la alimentación que mi familia acuerda hacer en forma sana.
La noticia del tumor maligno me cayó como una bomba. Ahora estoy volviendo a la seguridad y a ser yo, aunque hay cambios de fondo que son para siempre. Es importante atender el cuerpo y también al alma. Buscar un camino de sanación completa que nos tomará hasta el último de nuestros días. La verdad es que para mí, más allá de que fue espantoso como llegó este cambio a nuestras vidas, tengo que reconocer que fueron muchísimas las cosas positivas que nacieron y se curaron a partir de semejante susto.
Deseo que este testimonio sea de utilidad y abra percepciones y pensamientos buenos para un camino de sanación. Nosotros debemos ser nuestros propios médicos.
En junio conocí a José, amigo de mis hijos y afectado de cáncer de estómago. Tiene 20 años de edad, con toda una vida por delante. Sus padres estaban devastados porque los doctores le habían desahuciado. La Unidad Médica de Alta Especialidad del Instituto Mexicano del Seguro Social consideró que ya no era candidato a continuar con la quimioterapia y se le envió a la unidad de medidas paliativas.
En estas condiciones tomamos el caso, con muchas dudas por parte de los familiares de este joven porque cuando la medicina oficial falla cuesta creer en un método sencillo. Pero al final confiaron y esa es la clave para sanar de cualquier enfermedad, creer, porque todo el poder sanador está en el cerebro.
Empezamos el día 25 de junio con la ingesta de hoja fresca de kalanchoe y hasta el día de hoy la sigue consumiendo, según los siguientes pasos.
1- Aplicación de agua alcalina al 10% vía sublingual para bajar la acidez y crear un ambiente mas propicio para las células sanas.
2- Ingesta de hoja fresca de kalanchoe daigremontiana: 30 grs por día.
3- Aplicación de extracto de kalanchoe, porque queríamos tener otra vía para administrar al paciente pues su estómago estaba muy reducido por el enorme tumor que en él albergaba (medidas 26x21x18 cm. Ovoide).
Pasado un mes desde el inicio del tratamiento con kalanchoe se observó una disminución en sus niveles cancerígenos y su caso fue retomado por los médicos.
El día 24 de agosto fue intervenido quirúrgicamente y le extrajeron el tumor antes mencionado.
El diagnóstico microscópico fue:
Resección de tumor retroperitoneal y apéndice cecal: Neoplasia germinal mixta compuesta por teratoma maduro multiquístico (99%) y carcinoma embrionario (1%) asociado a proceso inflamatorio agudo con tejido de granulación, hemorragia antigua, reciente y calcificaciones tamaño tumoral 26x21x18 cm. Límite quirúrgico de resecación positivo para neoplasia. Apéndice cecal con periapendicitis aguda con hemorragia a la serosa.
A día de hoy, 10 de octubre del 2012, este joven goza de buena salud y ya está pensando en volver a jugar fútbol.
Esto indica que estamos por buen camino, que la planta kalanchoe daigremontiana tiene propiedades muy poderosas y que es tiempo de seguir con más fuerza en la divulgación de las plantas medicinales.
El mayo de 2011, tenía 38 años, acudí al ginecólogo porque tenía el pecho derecho más grande que el otro de manera exagerada. No dió importancia a pesar de que notó que tenía unos quistes en la mama izquierda y decidimos hacer una ecografía. De aquella ecografía se vió que eran quistes benignos y me dijeron que ya me marcharíamos. Uno de estos 2 quistes de la mama izquierda, me marchó, pero el cambio de medida de la mama derecha y el otro quiste de la mama izquierda no desaparecieron e incluso se hizo más grande. Así que el mes de septiembre me volvieron a hacer una ecografía.
El diagnóstico final fue de un cáncer linfático, grado IV, médula espinal afectada también de linfoma No Hodking. Me recetaron 8 sesiones de quimio cada 3 semanas, que empezamos el 12 de octubre del 2011.
Por mi parte, recogiendo consejos de gente como el Sr. Pamies, el Dr. Martin y Bosch, un dietista ecológico que visité y otras referencias que vas encontrando en esta línea por internet, me cuidé de la siguiente manera:
Procuré tomarme la mezcla de aloe vera y miel cada día antes de la comida: 1/3 de hoja de kalanchoe antes de cada comida (total de 18 gr al día) durante las primeras semanas; a pesar de que después de la primera quimio ya me marchó el quiste de la mama y decidí no seguir tomándomela porque con las molestias estomacales del tratamiento, no me vendía demasiado de gusto.
En cuanto a la alimentación seguí estas indicaciones:
Justo es decir que aparte del trabajo hecho desde casa y por los médicos convencionales, también visité y lo sigo haciendo una terapeuta natural complementaria, que a través de kinesología, par biomagnético y flores de Bach, me hacía el seguimiento desde esta otra manera más suave y me dio muchos buenos consejos durante todo el seguimiento y a posteriori según cómo me encontraba física y emocionalmente. Y también asistí a un par de sesiones de biodescodificación.
El 24 de abril del 2012, después de todas las pruebas, los resultados dicen que ya no hay rastro del quiste de la mama, ni de las otras afectaciones del sistema linfático. Por ahora, toca ir tirando seguimiento.
Del mismo modo que haces un "cambio de chip" en la manera de cuidarte físicamente, también lo haces emocional y psíquicamente, es todo al mismo tiempo y va todo relacionado. Y quiero procurar, por lo tanto, serme fiel y cuidarme bien a partir de ahora para hacerme yo misma más feliz gracias a estos conocimientos que nos hacen llegar gente como la de Dulce Revolución.
Espero que mi testigo sirva a de otra gente, como mí me ha servido el vuestro.
Muchas gracias!
Mi nombre es Judith Contreras y vivo en la ciudad de Santiago de Cali en Colombia. El 2 de julio de 2013 a mi hermana le diagnosticaron cáncer de ovarios con metástasis en hígado, apéndice y peritoneo. Estuvo dos semanas hospitalizada y le dieron el alta porque los especialistas dijeron que no había nada que hacer.
Yo me puse a averiguar si había alguna solución para este enfermedad y el día 8 de julio me llegó la información de la kalanchoe. Esa misma semana me puse a buscarla y el día 12, en el sito menos esperado, la conseguí. Un señor que vende plantas medicinales cerca de mi casa me la consiguió con el nombre de OJARANSIN (así se conoce aquí en Colombia).
Mi hermana empezó a tomarla el día 16 de julio en infusión y se la aplicamos también en forma de cataplasma. Al final explico los detalles de las preparaciones.
Los resultados no se hicieron esperar. Debido a la enfermedad mi hermana tenía inflamado el abdomen, la vagina y las piernas y el día 17 amanecieron desinflamadas las piernas. Fue tanta su alegría que se despertó en ella una fe milagrosa, porque ella no era mujer de fe y, como dice Josep Pàmies, el que se quiere curar se cura.
Desde entonces hasta la fecha (30-08-2013), sigue tomando el Kalanchoe y también se está ayudando con la autocuración, el Reiki, asiste donde los hermanos Gregorianos, está leyendo diversos libros sobre sanergia (entre ellos el de Anita Moorjani "Morir para ser yo" que le ha servido mucho) y sus familiares nos reunimos todas las noches a las 9:00 pm en cadena de oración.
A comienzos de agosto le hicieron nuevos exámenes y todos le salieron dentro del rango. Al oncólogo le pareció extraño ver el buen estado en que se encontraba el hígado y le dijo que ella estaba en condiciones de soportar una cirugía para la extracción del aparato reproductor, para eliminar el foco del cáncer. La programaron para el día 27 de agosto. La anestesióloga le comentó que para ser un cáncer tan agresivo, el aparato reproductor no había perdido su forma, que todo había salido muy bien y enviaron una muestra a patología para determinar que clase de quimio le van a realizar.
Hoy 30 de agosto le dieron el alta y ya se encuentra en casa. Tiene un semblante excelente y sigue con muchos ánimos de seguir viviendo y disfrutando de la vida y de su nieto y tiene fe que se va a sanar en un 100%.
Preparación de la kalanchoe en infusión:
Se coge tres hojas pequeñas partidas en varios trozos (o una cucharadita de postre). Se pone a hervir una taza de agua y cuando está en ebullición se echan los pedazos de las hojas y se deja hervir por tres minutos, se baja del fuego y dejamos reposar por cinco minutos. Mi hermana se la está tomando tres veces al día, media hora antes de cada comida.
Preparación de la kalanchoe en cataplasma:
Se coge un manojo de hojas o la cantidad que se estime conveniente, dependiendo del tamaño del órgano o la zona afectada, se machaca muy bien y se mezcla con media cucharadita de aceite de oliva. Se aplica en la parte afectada y se deja mínimo tres horas.
Entre las dos preparaciones, en dos meses se ha tomado 9 hojitas diarias, por lo tanto ha consumido 540 hojas pequeñas.
Actualmente no está tomando porque esta esperando que le sane la herida de la cirugía.
Hasta la fecha no se han presentado efectos negativos.
Yo me he recuperado de un tumor cerebral de los más malignos (glioblastoma multiforme) mediante radio y quimio. Pero hay más. Cuando empecé los tratamientos sabía que el hígado iba a sufrir.
Mi profesión es ingeniero agrónomo, especializado en horticultura y mejora genética de plantas y había trabajado con la alcachofa y el cardo de huerta. Sabía que las semillas de ambas plantas son ricas en silymarina que parece ser un protector hepático. Antes de mi enfermedad, después de alguna comilona, me hacía bien tomar un extracto de semilla de cardo mariano (Silybum marianum), también rico en silymarina por ser un pariente próximo de la alcachofa y el cardo de huerta. Había localizado el producto en EEUU. Ahora supongo que también se podrá encontrar en España.
Así que empecé a tomar una píldora al día mientras duró la quimio (tres años y medio). Cada píldora pesa 1000 miligramos, de los que 250 son activos. Según el fabricante se pueden tomar hasta 2 píldoras por día con ocasión de las comidas. Yo siempre he tomado una píldora en la comida principal. Luego dejé de tomarlo durante períodos largos de tiempo (1 año) pero lo he vuelto a tomar y descansar con esa cadencia.
Los médicos son muy prudentes y les cuesta hacer pronósticos. En neurocirugía, me dijeron que el tumor no era operable, por estar alojado en una zona de acceso difícil, pero fueron los primeros, creo que a los 6-8 meses, que me dijeron que el tumor estaba en regresión. En neurología me comentaron que mis variables hepáticas eran perfectas, después del tratamiento.
Ahora, después de ocho años de que me lo detectaran, sólo queda una cicatriz del tumor en el cerebro. Y salvo secuelas soportables me considero curado. No sé si fue mi actitud vital positiva, el temodal con el que me trataron o también el cardo mariano. Yo puedo decir que éste no me ha hecho daño. El cardo mariano, la alcachofa y el cardo de huerta, muy próximas las tres, están consideradas como algunas de las especies de mayor contenido en antioxidantes.